Aerolíneas ofrecen compensación por carbono para aliviar el sentimiento de culpa por volar

Los precios que, según las aerolíneas, convertirán al vuelo de un pasajero en un viaje “neutro en carbono” son absurdamente bajos.

Olvidate de Ryanair. British Airways (BA) es la verdadera aerolínea de bajo costo, al menos en lo que respecta a las compensaciones por carbono. La emblemática aerolínea del Reino Unido se los ofrece a los pasajeros a casi la mitad del precio que cobra su rival irlandesa por algunos de los mismos viajes.

Sin embargo, ambas aerolíneas fijan el precio del carbono con grandes descuentos respecto a lo que pagan las compañías industriales para cubrir el exceso de emisiones. Las aerolíneas dicen que les están ofreciendo a los pasajeros la posibilidad de “compensar totalmente” los vuelos y ser “neutros en carbono” mediante pagos a proyectos medioambientales.

Superficialmente, es una triple ganancia. Las organizaciones benéficas medioambientales necesitan el dinero. Las aerolíneas quieren que los pasajeros compartan el costo de darle a la industria de la aviación un lustre más verde. Muchos viajeros anhelan evitar lo que en alemán se llama “Flugscham”: la culpa de contribuir al cambio climático.

El inconveniente es que los precios son absurdamente bajos. Si las compensaciones se comercializaran como productos financieros, los reguladores estarían indagando sobre las promesas realizadas.

Las calculadoras de carbono están en el centro del asunto. Se puede ver por qué una cifra cada vez mayor de aerolíneas, desde JetBlue en EEUU hasta Lufthansa en Europa y Cathay en Asia, las incorporan a los sistemas de venta en línea. Para los clientes, es agradable pulsar un botón y generar un precio de compensación que pueden añadir a su paquete de vuelo. Sobre todo cuando los precios son tan asequibles.

BA, por ejemplo, ofrecía la semana pasada €2 (US$2.37) para compensar un viaje de ida y vuelta en clase económica de Londres a Alicante. En la página web de Ryanair, el precio era de €5.67 (US$6.73). Las compensaciones de BA para viajes de larga distancia son incluso más baratas por milla que las de corta distancia; por ejemplo, menos de £10 (US$13.84) para un viaje redondo a Hong Kong.

Calculo que BA está fijando el precio del carbono de unos €8 (US$9.50) a €10 (US$11.87) la tonelada. Estimo que Ryanair está más cerca de los €18 (US$21.36) por tonelada.

Mientras tanto, las compañías industriales de la UE y el Reino Unido pagan unos €56 euros (US$66.47) por tonelada mediante los sistemas de comercio de emisiones.

Los defensores de las compensaciones por carbono se quejan de que estoy comparando peras con manzanas. Dicen que los gobiernos limitan la oferta de permisos para hacer que las emisiones suban en precio. Así es; a menos que los precios sean más altos, no hay ninguna posibilidad de detener el cambio climático.

Es cuestionable que muchos de los proyectos de captura de carbono que proporcionan certificados de compensación baratos tengan el peso financiero necesario para retener tanta cantidad de material como se afirma.

Uno de los planes que examiné proporciona agua potable en África, por ejemplo. La excavación y perforación de pozos es un gran proyecto que vale la pena apoyar. Pero no me convence el argumento de que estas se califican como compensaciones al reducir en gran medida la cantidad de madera quemada para esterilizar el agua potable. Hace años, viví en un pueblo indio como voluntario de urbanización. La gente del lugar no tenía combustible ni tiempo para hervir el agua potable.

Los planes forestales parecen una forma más clara de reducir el carbono, convirtiéndolo en árboles. Sin embargo, en los países desarrollados estos planes suelen “preservar” zonas boscosas que, de todos modos, no se podrían talar. Plantar árboles donde no los hay parece una mejor apuesta. Después de todo, un árbol supuestamente captura más de 10 kg de carbono al año, llegando a un total de aproximadamente una tonelada en un siglo.

Sin embargo, la lógica se desvanece cuando se reflexiona sobre la tarea que enfrentan los actuales Johnny Appleseed. Supongamos que pretenden plantar suficientes árboles para absorber todas las emisiones anuales producidas por la industria de la aviación. Mis cálculos aproximados sugieren que estos gallardos arboricultores tendrían que cubrir un área del tamaño de Noruega con árboles jóvenes antes de protegerlos de los leñadores, la sequía y los incendios forestales durante los 100 años necesarios. Dudo que se pueda hacer eso por €10 (US$11.87) por árbol.

Sola Zheng, del Consejo Internacional de Transporte Limpio, una organización estadounidense sin fines de lucro, sostiene que las aerolíneas deberían enfocarse en los combustibles alternativos y en su uso eficiente.

Las aerolíneas dirían que ya lo están haciendo. Mi opinión es que los sistemas voluntarios de compensación de emisiones de carbono podrían ayudar a crear conciencia en el público sobre el costo de detener el cambio climático, si utilizaran cifras creíbles y fueran más transparentes.

En primer lugar, las aerolíneas deberían divulgar claramente los supuestos en los que se basan sus calculadoras en línea. En segundo lugar, estos artilugios tienen que mostrar un precio del carbono más o menos similar a la cifra que reportan los sistemas de comercio de emisiones. Los organismos de aviación pueden contribuir estableciendo directrices más estrictas.

Por el momento, no hay ninguna presión para que las compensaciones por carbono se regulen como productos financieros. Esto resulta conveniente, teniendo en cuenta los posibles gastos generales. Pero es hora de que la industria sea mucho más realista sobre lo que comercializa y los precios involucrados.