América Latina no debería dejar pasar este tren

Algo está cambiando a pasos acelerados en la organización de la producción y el comercio mundial; el momento es propicio para América Latina, que podría beneficiarse y dar saltos cualitativos importantes

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04 de agosto de 2022 a las 05:00

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La región quedó durante décadas rezagada para competir frente las economías asiáticas en su integración a las cadenas de suministro globales pero hoy Estados Unidos busca relocalizar la producción más cerca de casa. A la guerra comercial entre Washington y Pekín siguió la pandemia que mostró el grado de vulnerabilidad de muchas multinacionales estadounidenses al entorno empresarial fluctuante y a veces impredecible de China.

Finalmente, la guerra en Europa también puso de relieve la necesidad de garantizar que la producción estuviera más cerca. Algunas razones convierten a América Latina en un socio de subcontratación obvio; cierta afinidad cultural, poblaciones con cada vez mejores competencias lingüísticas y digitales; salarios todavía sustancialmente más bajos que los de Estados Unidos; zonas horarias compartidas y proximidad geográfica.

El ejecutivo de uno de los mayores proveedores de gestión de relaciones con el cliente ("CRM") y externalización de procesos comerciales ("BPO") en América Latina comentaba: "Es cierto que las empresas pagarán salarios más altos aquí que en India o Filipinas, pero las mejores habilidades lingüísticas y una mayor familiaridad con la cultura empresarial estadounidense le dan a nuestra región una clara ventaja. Los salarios son, naturalmente, un factor importante a tener en cuenta, pero también lo es la calidad del servicio que se ofrece al cliente”.

Los países latinoamericanos son muy heterogéneos. Uruguay, Chile y Costa Rica son reconocidos por su compromiso con el estado de derecho y bajos niveles de corrupción; sin embargo, sus mercados domésticos son insignificantes en comparación con gigantes como México, Brasil o incluso Argentina, donde el entorno empresarial es mucho menos seguro. Tampoco el desarrollo de la infraestructura física y digital, fundamental para la eficiencia de la cadena de suministro, es uniforme en toda la región.

México, a pesar de sus innumerables desafíos, sigue siendo la opción número uno para las empresas estadounidenses que buscan externalizar procesos de fabricación y logística. Su proximidad a EEUU combinada con la estabilidad del USMCA reconfigurado y su  enorme mercado interno ha transformado la manufactura mexicana.

Desafortunadamente, las tendencias populistas de la administración del presidente mexicano AMLO han afectado negativamente la confianza del mercado. Por ejemplo, el frenazo a la construcción de un nuevo aeropuerto internacional; el cambio de las deducciones fiscales para las maquiladoras, fábricas libres de impuestos y aranceles cerca de la frontera con EEUU; y las recientes propuestas de reformas del mercado eléctrico. Desde PROLOGIS, empresa mexicana de logística e inmobiliaria explican: “El mercado eléctrico está lejos de alcanzar niveles de eficiencia. Para algunas empresas que piensan en el nearshoring a México no se trata solo de pagar un precio razonable por la electricidad, sino también de la incertidumbre de si tendrán acceso a la red eléctrica en algunas zonas”.

Mientras que la producción de bienes físicos implica un compromiso muy importante a la hora de relocalizar y limita el rango de países a considerar, la producción de algunos servicios, cada vez más demandados, lo amplía.  

Las empresas están contratando profesionales en diversas áreas en toda la región: desarrolladores de software, personal para la externalización de procesos de negocios, desde centros de llamadas hasta servicios administrativos que a menudo requieren experiencia legal y contable, etc.

Esto está creando nuevos ecosistemas y un círculo virtuoso. Quienes hace algún tiempo habrían emigrado, hoy encuentran buenas oportunidades en sus países y dinamizan el mercado interno. Algunos factores podrían amortiguar el entusiasmo por el nearshoring. La inestabilidad de las monedas locales y los altísimos niveles de inflación aumentan el grado de incertidumbre tanto en los ingresos como en los costes de las empresas.

En cuanto al empleo, la inflexibilidad en la contratación ha hecho que la región sea menos competitiva en comparación con sus pares en Asia y Medio Oriente. Argentina y Chile son especialmente rígidos, ya que solo permiten la contratación de trabajadores a tiempo completo y con costos de despido tan altos que terminan desincentivando a empresas que podrían ser empleadoras de gran escala.

Las empresas que estén pensando en relocalizarse a América Latina encontrarán grandes oportunidades para alinear sus actividades en la región con sus objetivos medioambientales y sociales, donde hay valor no solo comercial sino también reputacional. Alejandro Ferrari e Inés Bonicelli de Uruguay XXI, explican que el país no solo atrae empresas para negocios globales e innovación, sino también a aquellas que buscan una producción sostenible.

El viento y el sol son generosos con la región que podría ser capaz de funcionar con redes eléctricas alimentadas mayoritariamente con energías verdes, algo en lo que lamentablemente no todos los gobiernos están interesados en apostar. En el frente social hay grandes oportunidades para contribuir a una mayor movilidad un punto vital para el desarrollo latinoamericano.

Algunas compañías optan por ofrecer esquemas de primeros empleos (que a la vez pueden beneficiarse de buenos incentivos gubernamentales) o priorizar la inclusión de determinadas comunidades. Los países de América Latina tienen deberes pendientes para ser más atractivos y competitivos como destino de relocalización: mejorar el estado de derecho, reducir las barreras al comercio y la inversión y consolidar la estabilidad económica y política.

La infraestructura es por supuesto importante, pero las nuevas cadenas de valor requieren especialmente del capital humano, un factor clave para un desarrollo sólido en la región. Si bien los latinoamericanos están hoy mejor preparados, durante el auge de las materias primas de la década de 2000 los gobiernos deberían haber destinado mayores recursos a la mejora de determinadas cualificaciones. América Latina tiene el potencial para desempeñar un papel mucho más importante, no solo en las cadenas de suministro hemisféricas sino también globales. No dejemos pasar este tren.

Basado en el artículo de la autora “There’s nowhere like (close) to home” para DEHEZA -STRATEGIC INTELLIGENCE IN LATIN AMERICA FOR GLOBAL BUSINESSES  www.deheza.co.uk
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