Boca de droga a punto de ser tapiada en Maldonado, foto de archivo

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Así es una boca de drogas por dentro: el lugar para "pasar un rato" que se convirtió en la escena de un crimen

A raíz de un operativo de vigilancia antidrogas, se obtuvieron imágenes de la fachada de una boca de droga en la que se estaba cometiendo, en ese momento, un homicidio. La Fiscalía logró que testigos presenciales declaren, pese a estar amenazados
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30 de julio de 2023 a las 05:00

En la boca o el punto había dos puertas. La primera, que es de reja, es por donde se atiende a los clientes que generalmente hacen fila detrás de ella. Esa puerta se abre, la de atrás no. Entre esas dos, un sillón donde podés estar "un rato ahí adentro y después te vas". También hay una salida de escape, ahí se puede "ver por arriba cuando viene el operativo". Además, hay puertas atrincheradas para que no los copen

En esa “boca” de Montevideo, una tarde de 2023, un testigo declaró que estaba él, “una gurisa, un pibe, el que tiene la cara tatuada, Raúl —nombre ficticio para preserva la identidad— que no sé el apellido pero es medio psiquiátrico y un gordito que no lo conocía nadie y lo trajeron con nosotros”.

Ese día, alguien mató a un hombre de un tiro en la cabeza. Pero a diferencia de cualquier otro crimen en una boca donde un hombre es asesinado a disparos —que se vuelve casi imposible de resolver por la falta de cámaras y de testigos que se animen a contar lo que vivieron—, esta vez la Fiscalía de Homicidios de 2o Turno, a cargo de Mirta Morales, pudo conseguir detalles, no solo del crimen en sí mismo, si no de la operativa de determinadas bocas en Montevideo. 

Esto fue gracias a que la fiscal de Estupefacientes Angelita Romano había montado un operativo de vigilancia para esa boca y los efectivos de encubierto grabaron el momento en el que se escuchó el disparo y como cinco personas, nerviosas, salían del lugar. También, a que sus pares de homicidios consiguieron que dos testigos —que generalmente están reticentes a exponerse a declarar— lo hagan ante la jueza Marcela Vargas.

Así, la fiscal adscripta Micaela Dávila le pidió a uno de ellos que describiera quién disparó al hombre.

—Tiene un agujerito así en la pera, le falta una pierna, la otra pierna la tiene infectada y la cara es igual al de la película. Usa morral, mochila... Tiene tatuajes carcelarios porque hizo muchos años preso. Yo la última vez que lo conocí él tenía las dos piernas pero ahora pasaron como 15 años y apareció con una pierna menos. Lo mató a sangre fría— explicó, según consta en el registro de la audiencia al que accedió El Observador.

El imputado usa muletas y, como señaló el testigo, le falta una pierna. Aunque no especificó el motivo, el fiscal de Homicidios de 1° Turno, Carlos Negro, había advertido en varias entrevistas de la cantidad de personas vinculadas al delito que terminan minusválidas como consecuencia de heridas recibidas en enfrentamientos armados.

El testigo contó que momentos antes del hecho, estaba tomando cerveza y “fumando un faso” con otro hombre y ahí vieron como el imputado “que tiene la pata con una muleta, se puso a discutir con el hombre donde estaba la puerta en la que se atendía porque no había droga”. 

“Estaban un par de personas esperando en la puerta esperando a que viniera la droga porque no había”, agregó. 

“Se pone a discutir con un viejo porque el viejo quería agarrar los $ 200 y se quería ir. El viejo es alcohólico, pobre loco, es un cuidacoche lo habré visto un par de veces cerca del Nuevo Centro. Empieza a decir que no sé qué, que no sé qué y le hace ¡ta! y le da un tiro en la cabeza”, describió sobre el momento.

Cuando la fiscal Dávila le insistió para saber quién fue, él le contestó seguro: "El que le falta una pierna". Así fue que él y su amigo, cuando vieron lo que pasó, se fueron corriendo. “Si una persona mata a otra no nos podemos quedar ahí. Nos fuimos”, le contó a la jueza. 

El otro testigo, que también dio su versión ante Vargas, dijo no recordar del todo. Pero acotó: “Estaban discutiendo, obviamente le dijo algo antes de matarlo. Ya me olvidé. Obviamente era por plata o por droga. No sé por qué”. 

—¿Esta persona (el fallecido) dónde queda? —le preguntó la fiscal al testigo que dio más detalle.

— Queda ahí en el cuadradito donde atendían. Es un 2x2 donde se atiende a la gente. Ahí lo mató y ahí lo dejó tirado (...) Le dispara, agarra las cosas de él, mochila, morral, las armas y se van —aclaró. 

Según las imágenes de los efectivos policiales que vigilaban la puerta, después de eso, una persona volvió, miró para adentro, ingresó y sacó el cuerpo de la víctima hacia afuera, dejándolo tirado en la calle. 

En una boca de drogas, no sería extraño que más de uno tuviera armas. Por eso, desde la fiscalía lo preguntaron específicamente. Ambos ratificaron que al único que lo vieron con armas fue al imputado. 

—¿Usted dijo que él tenía un arma?

— Tenía como tres.

—Ah. ¿Y el arma con la que disparó?

No sé con cuál fue. Tenía tres. Una con tamborcitos así, feos, oxidados. Estaba con las tres armas arriba, con una le explotó la cabeza así y yo le digo al otro, 'ah, este gil mató al viejo, vámonos de acá'. Nos fuimos a la mierda. Nos íbamos a comer el homicidio de costado. Nosotros no tocamos las armas en ningún momento. No teníamos huellas, pólvora en las manos, no teníamos sangre del fallecido, no nada. 

El testigo aclaró porque a las pocas cuadras del lugar fueron detenidos por una camioneta blanca con vidrios negros y de ella se bajaron efectivos que los mandataron a tirarse al piso y les dijeron que los buscaban por un homicidio.

Por eso, quiso marcar las diferencias con el imputado. "Estaban todos empastillados, haciéndose la de los asesinos, haciéndose los locos y mataron a un pobre viejo. Vergüenza les tendría que dar. Yo no mato gente", aseguró.

“Nosotros no matamos a nadie, no teníamos ni armas, íbamos a fumar un porro no más”, resumió.

La dificultad de investigar crímenes en bocas y las amenazas a testigos

Según el Observatorio de Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, en 2022 el 47% de los homicidios estuvieron vinculados a ajustes de cuentas, tráfico de drogas o conflictos entre grupos criminales. Ese tipo de homicidios, según reconstruyó El Observador, son mayormente cometidos en la calle o espacios públicos y, después, en bocas de droga. 

Esta semana, hubo cuatro homicidios en la misma esquina en la Cruz de Carrasco en un mismo día (uno doble en la madrugada y otro doble por la noche) y, de acuerdo a la información recabada, los primeros dos fueron cometidos en la puerta de un "achique" (lugar donde se reúnen a consumir droga aunque no necesariamente se vende).

Uno de los casos más resonados del año pasado fue aquel en el que los autores desmembraron el cuerpo de la víctima adentro de una boca y lo tiraron al Río de la Plata. Sus restos aparecieron días después en la Rambla de Montevideo. 

Se trata de homicidios donde, en la amplia mayoría de los casos no hay cámaras de seguridad —este fue una excepción— y donde, de haber testigos, hay grandes posibilidades de que estén vinculados al delito o tengan miedo real de ser amenazados por los autores. Por estos motivos, las líneas de investigación se reducen al mínimo y los investigadores terminan dependiendo de algún dato que aporte las tareas de inteligencia policial o algún pariente, amigo o allegado a la víctima que sepa quiénes solían frecuentar el lugar.

En este caso, el miedo y las amenazas tampoco fueron ajenas. Los dos testigos dijeron haber sido amenazados. 

"Él le dio pastillas a todos los pibes que estaban ahí, a los gurises y gurisas y viste que las pastillas de clonazepam y todo eso hacen mal. Empastilló a todos y terminó todo casi en una matanza ahí adentro. Y después de todo eso pasan autos, pasan, como para agarrarnos a tiros. Un auto pasó y tiró como 15 mil tiros. No sabemos quiénes son. Esos son mandados por él", contó uno de ellos.

El otro, afirmó que estaba en una esquina, drogado, cuando ve venir un auto y desde adentro un hombre lo empezó a señalar con la mano. Cuando se acercó más, vio que era una pistola. Le empezó a decir que se acercara al auto, pero él empezó a caminar en sentido contrario. Ese día pasó varias veces por la puerta de su casa, lo que le hace pensar que sabe que él vivía ahí. 

"Ese día le mandé un mensaje a mi señora: vi a cierta persona, si me pasa algo ya sabés qué pasó", cerró. 

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