EVARISTO SA / AFP

Bolsonaro pone a prueba las instituciones democráticas en Brasil

El presidente, que enfrenta índices de aprobación cada vez más bajos, está elaborando una estrategia que recuerda a Trump

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26 de agosto de 2021 a las 15:25

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Bryan Harris

Este mes, Jair Bolsonaro ha intensificado sus amenazas contra las instituciones de Brasil hasta un punto en el que incluso quienes votaron por el ex capitán del ejército para la presidencia en 2018 ahora temen por el futuro de la joven democracia.

La última crisis comenzó cuando Bolsonaro, que enfrenta índices de aprobación cada vez más bajos, afirmó que "no habrá elecciones" el próximo año si Brasil no modifica su sistema de votación electrónica para incluir boletas impresas, las cuales insiste que son necesarias para prevenir el fraude.

Cuando los tribunales superiores del país abrieron investigaciones sobre las denuncias infundadas, se sintió ofendido por varios de los jueces y amenazó con actuar fuera de las "cuatro líneas", o límites, de la constitución. Entonces, detalló su amenaza: "Juego dentro de las cuatro líneas de la Constitución, y juego, si es necesario, con armas en el otro lado".

La pregunta que los brasileños ahora están intentando responder es: ¿qué está tratando de lograr el presidente?

A pesar de cierto apoyo de los soldados rasos, no está nada claro que las fuerzas armadas estén dispuestas a respaldar cualquier tipo de aventurerismo militar. Mientras tanto, sus ataques a la democracia sólo profundizan su alienación de los electores clave que votaron por él hace tres años, pero desde entonces se han desilusionado con su estilo de gobierno y, en particular, con su manejo caótico de la pandemia de Covid-19.

Los analistas dicen que Bolsonaro es consciente del rápido deterioro de las cifras de las encuestas; un estudio publicado la semana pasada sugirió que si se celebraran elecciones ahora, el presidente perdería frente a su némesis, el exlíder de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, por casi 20 puntos porcentuales.

Con esto en mente, está elaborando una estrategia que recuerda a Donald Trump en EEUU, quien continuamente sembró dudas sobre la integridad del sistema electoral y luego impugnó los resultados de la encuesta en noviembre del año pasado después de perder las elecciones.

"Bolsonaro está siguiendo los pasos de Donald Trump mientras intenta asegurar no caer en el destino de Trump", dijo Thomaz Favaro, director para Brasil de Control Risks. “Si bien algunas de las críticas de Bolsonaro hacia el sistema de votación preceden a la derrota electoral de Trump en 2020, está claro que el presidente brasileño se siente empoderado por lo que sucedió en EEUU y espera que una ofensiva sostenida lo ayude a retener el poder incluso en el caso de una derrota electoral”.

EVARISTO SA / AFP
El presidente encabeza una caravana de motociclistas

Es posible que sea más exitoso que su mentor estadounidense, debido a la debilidad de las instituciones de Brasil. Si bien el poder judicial ha intentado con éxito limitado reprimir los excesos de Bolsonaro, el Congreso se ha mostrado dispuesto a ceder a la voluntad del ex paracaidista.

La moción para introducir boletas impresas sólo fracasó porque necesitaba pasar un umbral de tres quintos: una mayoría de legisladores, 229, votaron a favor de la demanda del presidente, mientras que 218 votaron en contra. El presidente de la cámara baja del Congreso es uno de los aliados de Bolsonaro, mientras que el titular del Senado mantiene una postura ambigua.

Entonces, con los aliados en el Congreso, el presidente ha tomado la decisión de concentrarse en su base de seguidores más fieles con la esperanza de que este grupo que abarca cerca de 20 por ciento de votantes lo lleve a la segunda vuelta en las elecciones de dos vueltas. Una vez en el tramo final, puede hacer acusaciones de fraude electoral si el resultado no lo favorece.

Esta estrategia ha confundido a los observadores en Brasilia. Muchos creen que tendría una mejor oportunidad en las elecciones si se mantuviera callado y se concentrara en cosechar los beneficios de una economía que mejora gradualmente.

En cambio, su retórica ha estimulado una serie de investigaciones judiciales, que podrían resultar en su descalificación de las urnas, y han contribuido a su decreciente popularidad.

Hasta ahora, sus aliados en el Congreso han evitado múltiples solicitudes de juicio político, pero a medida que la pandemia ceda y los manifestantes vuelvan a tomar las calles, es probable que la fuerza implacable de la opinión pública brasileña ponga a prueba su lealtad.

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