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Burbujas tecnológicas de la pandemia se asemejan a las de la era de las puntocom

El ‘temor a perderse algo’ impulsa la demanda de compañías en un mundo inundado de liquidez

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14 de enero de 2021 a las 15:10

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Por Richard Waters

¿Recuerdas cuando US$100 mil millones era mucho dinero? Hace 20 años, en el apogeo de la burbuja de las puntocom, esa era la cifra que se invirtió en capital de riesgo en un sólo año. Fue cinco veces la cantidad que se vio dos años antes y cinco veces más que dos años después.

Resultó que no se podía invertir mucho dinero en la creación de empresas "startup" sin un modelo de negocio, y la mayor parte del dinero se perdió. Otros US$42 mil millones se destinaron a ofertas públicas iniciales (OPI) de compañías tecnológicas sin ingresos que los mercados públicos habrían ignorado en tiempos normales.

Comparemos eso con lo que ahora se ha convertido en una serie de burbujas dentro y alrededor de la industria de la tecnología, incluyendo las OPI, las ofertas iniciales de monedas (ICO, por sus siglas en inglés), Bitcoin y Tesla. Pero no es difícil encontrar los denominadores comunes: La búsqueda de crecimiento en un mundo de inversiones inundado de liquidez y el tipo de "miedo a perderse algo" (o síndrome FOMO, por sus siglas en inglés) que se enraíza en esos momentos.

Una clara similitud a la burbuja de las puntocom proviene del auge de la empresa de adquisición con propósito especial (SPAC, por sus siglas en inglés). Estas empresas recaudan fondos y luego se lanzan a buscar adquisiciones. Al igual que en la era de las puntocom, gran parte del dinero de las SPAC se está introduciendo en empresas en sus etapas iniciales, por lo que esta es la primera vez desde principios de siglo que se abre un canal para llevar un mayor número de compañías sin ingresos a los mercados públicos.

Nikola, que llegó al mercado después de una adquisición por parte de una SPAC, ha sido el ejemplo más claro. La compañía de camiones alimentados por hidrógeno tuvo pérdidas de US$117 millones en el trimestre más reciente y no obtuvo ingresos. Sin embargo, se elevó a un valor de mercado de US$25 mil millones a mediados del año pasado. Y a pesar de la renuncia de su presidente ejecutivo y la decisión de General Motors de desechar una sociedad planificada de US$2 mil millones con la compañía, aún está valorada en más de US$6 mil millones.

La carrera por recaudar efectivo el año pasado dejó a las SPAC con US$70 mil millones de potencia de fuego, según Goldman Sachs. Dada la forma en que estructuran sus acuerdos, eso equivale a futuras adquisiciones por valor de US$300 mil millones. Si los acuerdos no se concentran en los próximos dos años, entonces ese dinero debe devolvérseles a los inversionistas, creando los incentivos clásicos para una burbuja.

Hay otras semejanzas con el período de las puntocom. En los prometedores mercados de nuevas tecnologías es común que se afiance la mentalidad de que el ganador se lleva todo. Los inversionistas no logran imaginar cómo se desarrollará la competencia. Por ejemplo, la industria del software en la nube — donde empresas como Zoom han prosperado — está llena de empresas que pudieran ser un “líder de categoría”, o sea compañías con un servicio especializado que se espera que dominen un nicho global.

Detrás de todo esto está el gran peso del dinero que está buscando un rendimiento saludable. Los mercados públicos ofrecen pocas oportunidades de crecimiento. La industria tradicional del capital de riesgo no puede manejar el peso del dinero (WOM, por sus siglas en inglés), lo que ha provocado una oleada de experimentación en los últimos años, como la venta de tokens digitales, o las ICO.

Los inversionistas de OPI también se han unido a la fiesta. Salir a bolsa pasó de moda para toda una generación de empresas "startup" de tecnología. Pero los picos iniciales de precio de las acciones de DoorDash y Airbnb el mes pasado muestran que los especuladores de las OPI han vuelto con fuerza.

El valor de mercado de todos los bitcoins en circulación ha aumentado en US$580 mil millones desde principios del año pasado, alcanzando una nueva cifra récord esta semana de más de US$700 mil millones. Eso coincide estrechamente con la trayectoria de Tesla: el fabricante de automóviles eléctricos ha sumado US$670 mil millones en capitalización de mercado en el mismo período, y ahora está valorado en US$750 mil millones.

Tesla podría algún día dominar el mercado mundial de automóviles eléctricos, y los bitcoins podrían convertirse en un elemento permanente en el mundo del dinero digital. Pero conforme cada una se eleva hacia la cifra de US$1 billón, parecen los ejemplos más claros de las crecientes burbujas financieras de la era de la pandemia.

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