La ardilla recorría su territorio cuando una trampa puesta por un cazador la atrapó. Es algo que ocurre en Turquía, donde vive esa ardilla: los roedores son cazados pese a que es ilegal, y las trampas las hieren y reducen a cero sus posibilidades de sobrevivir.
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Pero esta ardilla tuvo suerte. Un joven la encontró, la rescató y la llevó a su casa, donde la curó, además de bautizarla como Caramelo. El animal fue operado pero acabó perdiendo las dos patas delanteras. De todos modos, el hombre que la encontró comenzó a buscar una solución.
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Fue así que entró en contacto con Tayfun Demir, un ingeniero que se dedica al cuidado de esta especie. Demir llevó a Caramelo a la Universidad de Aydin, en Estambul, donde el animal recibió una prótesis, dos ruedas que se atan a su cuerpo y le permitieron recuperar la movilidad.
La ardilla ya puede utilizar su nueva prótesis para desplazarse lentamente y comer por su cuenta, pero ahora tiene como siguiente desafío volver a caminar con normalidad.