La ingeniera Pía Garat, CEO de la empresa EOLO Pharma

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Científica y empresaria: Pía Garat desafía los estándares buscando soluciones para las enfermedades del siglo XXI

"No es un trabajo para el que no le gusten los riesgos o algo monótono”, resumió. Por eso pasa sus días de reunión en reunión, negociando financiamientos y ultimando detalles de sus productos medicinales
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05 de marzo de 2022 a las 05:00

“Lo que tengas que hacer, hazlo ahora, las condiciones siempre son imposibles”, dijo la novelista británica, laureada con el Nobel en 2007, Doris Lessing en una víspera del Día de la Mujer.

A Pía Garat, nunca le pesaron las circunstancias. A sus 23 años, mientras terminaba las últimas materias para recibirse de ingeniera en biotecnología, se preguntó con un grupo de colegas: “¿Por qué no?”. Su edad, su corta carrera y vivir en Uruguay no le parecieron limitantes. Junto a ellos, fundó Eolo Pharma, la startup de la que hoy es CEO, que fue nacida e impulsada por el Instituto Pasteur, del que es investigadora.

De su forma de hablar se desprende su formación en negocios y la idea de que con Eolo Pharma, buscan satisfacer necesidades de clientes que hoy no están satisfechas. Pero detrás de eso, hay una sola cosa: querer que las personas estén bien. Por eso, cuando de adolescente tuvo que elegir una orientación en el liceo, se inclinó por medicina. La sacrificada vida del médico la tentó a buscar otras opciones y encontró la ingeniería en biotecnología, a través de la que puede crear medicamentos que después el paciente necesitará en el hospital.

Con su producto, quiere llegar a la mayor cantidad de gente posible y por eso la intención es crear soluciones para “las enfermedades del siglo XXI”, entre ellas, la obesidad y la diabetes tipo dos. “Para esas enfermedades, existe medicina disponible. Pero muchos tienen efectos secundarios adversos entonces a veces lo tienen que tomar, lo toman cinco días y no lo toman más. Algunos efectos secundarios causan depresión o trastornos de ansiedad, aunque hay varios otros”, explicó.

La ingeniera Pía Garat, CEO de la empresa EOLO Pharma

Por eso, comenzó un proyecto que en vez de actuar sobre el sistema nervioso central —como lo hacen los actuales—, trabaja directamente sobre el tejido adiposo (la grasa). A través del proceso de termogénesis, la idea es que la persona pierda la grasa en forma de calor. Al momento, terminaron las pruebas en animales y están diseñando la próxima etapa, que será en humanos.

Garat aclara rápidamente que si bien la temperatura de la persona subirá, será casi imperceptible. En animales, por ejemplo, notaban que la zona abdominal estaba “un poquito más elevada” en su temperatura.

Esta etapa, en la que se probaron distintas dosis y circunstancias, ya concluyó. El tener la seguridad de que no hubo ningún efecto adverso, les dio el pie para avanzar y comenzar a diseñar las pruebas en humanos, que arrancarán próximamente. “Como empresa y como persona querés tener todas las garantías”, señaló. Todas las pruebas en humanos que se deben realizar antes de que el producto salga al mercado, llevan entre siete y ocho años.

La vocación de hacerlo todo, asumiendo el riesgo

En su trabajo, la científica mezcla muchas facetas. “No hay dos días iguales, eso me encanta. No es un trabajo para el que no le gusten los riesgos o algo monótono”, resumió. Los horarios son cambiantes y puede pasar de reunión en reunión para afinar detalles administrativos o con científicos para ultimar detalles del producto. Científicos que pueden estar en Uruguay, aunque también en Italia, Estados Unidos o Australia, que son algunos de los lugares en los que tienen colaboradores. 

Si bien hoy piensa que no podría haber hecho otra cosa, en biotecnología se anotó a último momento cuando vio que la Facultad de Medicina no era su lugar. "En el liceo me iba bastante bien en todas las materias, pero no era que tuviera una gran facilidad para ninguna", recordó. Aunque encadenado a ese recuerdo venía otro: "Siempre me había interesado mucho, sobre todo en verano cuando tenía más tiempo, de mirar los documentales que tenían que ver con la pérdida de peso de la gente o cosas con nutrición, cirugías plásticas (...) Hice el bachillerato internacional y la biología me encantaba, más que la biología del programa nacional". 

La carrera de ingeniería en biotecnología (que actualmente se puede cursar en la Universidad ORT) provee un amplio espectro de saludas laborales. El título permite trabajar sobre la salud animal, la vegetal, el agro y los alimentos. 

Garat tiene una fijación con la aplicabilidad de lo que estudia. "Quiero que lo que nosotros creamos le llegue a alguien", detalló. Recordó una oportunidad en la que estaba escuchando a un científico que presentaba un tipo de proteína: "Yo estaba todo el tiempo pensando 'bueno, en qué momento me va a decir para qué sirve'". 

Pese a eso, siempre creyó que iba a ser parte de una empresa y no fundar la propia. "Me parecía una locura", señaló, pero su desembarco en el mundo empresarial fue rápido y fue a impulso del Instituto Pasteur. Mientras realizaba su tesis de grado allí, sus responsables valoraban que durante la carrera había cursado varias materias de negocios y economía —porque así está creada la malla curricular en ORT— y le ofrecieron liderar su propio proyecto. 

"Me parecía una idea muy alocada (...) pero me encantó", resaltó. Allí nació el antecesor de Eolo Pharma. Se trataba de un proyecto que validaba los productos naturales que tenían efectos beneficiosos para la salud. Como no era rentable, tiempo después, y a raíz de que otro de los cofundadores de la empresa había vuelto de hacer un posdoctorado en Estados Unidos en el que había trabajado en el desarrollo de nuevos fármacos, se preguntaron: ¿por qué esto no se puede hacer en Uruguay?

El desafío de las mujeres de llegar a los altos cargos

 

Garat recordó que de más joven no fue consciente de las diferencias que podían haber existido respecto de las mujeres en la ciencia, porque cuando comenzó la carrera, la mayoría eran mujeres. Cuando comenzó en el Pasteur, siempre estuvo cómoda, resaltó. "Siempre nos hemos entendido bien. Es una ventaja tener gente joven en el equipo", expresó. 
Aunque más tarde, "hablando y conversando ves que hay otros sectores en los que sí pesa. A veces cuando salís a buscar inversores para que inviertan en la empresa o en el mundo farmacéutico está plagado de hombres. Hay menos mujeres para negociar", valoró. 
"En el mundo empresarial y en el mundo científico los cargos más bajos son más equitativos pero en los cargos más altos, están mayormente ocupados por hombres", agregó.
 

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