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Cómo el beso de Rubiales a Hermoso causó una revolución y qué opinan tres mujeres uruguayas vinculadas al fútbol

El comportamiento del presidente de la federación dejó al descubierto desigualdades estructurales del fútbol; y las jugadoras dejaron en claro que el deporte también es cosa de mujeres
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26 de agosto de 2023 a las 05:03

28 minutos y 29 segundos bastan. Olga Carmona patea de zurda y la pelota atraviesa la línea del arco inglés. Es el gol que le pone la primera estrella en el pecho a las mujeres de la selección española.

Son campeonas del mundo.

Pero la conquista de las 23 jugadoras de “la roja” no es únicamente deportiva. Es una demostración de que en un terreno altamente masculinizado ellas acortaron con destreza futbolística una brecha de género. Y que jugar como una mujer es, en realidad, una virtud a la que tanto niñas como niños pueden aspirar en la cancha.

“El triunfo de España era un exorcismo: contra los 'marimacho' escuchados en el recreo, contra las burlas y el menosprecio, contra los 'no se puede', 'las chicas no deberíais jugar a esto', 'no tienen fuerza'. Quienes este domingo se emocionaban saben lo que cuesta pelear contra la injusticia: el equipo levantaba la copa y era una copa levantada a pesar de todo, sueldos indignos y condiciones de segunda incluidas”, escribió la periodista Ana Requena Aguilar en una columna de elDiario.es.

A pesar de todo, el atentado sobre la dimensión social de la victoria llegó tan rápido como la mano del presidente de la Real Federación Española de Fútbol alcanzó sus genitales para festejar el campeonato desde la tribuna al lado de las principales autoridades de su país y el mundo del fútbol.

En el medio de la cancha del Accor Stadium de Sidney, la selección española formaba una fila para recibir la tan deseada copa del mundo. La delantera Jennifer Hermoso, con el número 11, subió, saludó al presidente de la FIFA Gianni Infantino, recibió su medalla, tuvo el reconocimiento de la reina Letizia y a la infanta Sofía. Cuando llegó hasta el presidente de la federación sintió cómo él le ponía las dos manos a los costados de la cabeza y delante de las 75.000 personas en el estadio, y los millones que miraban desde sus casas, le estampó un beso.

Pero un beso no es solo un beso cuando el que lo impone es el presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Es un recordatorio del sexismo que han denunciado las jugadoras en el interior del fútbol español.

“Eh, pero no me ha gustado”, dijo Jennifer Hermoso en un video en vivo desde el vestuario ante 6900 seguidores que rápidamente se volvió viral. “¿Pero qué hago yo? Mírame a mí, mírame", respondió a sus compañeras incrédulas mientras celebraban la victoria.

Más tarde Rubiales lo describió en diálogo con la Cope como “un pico de dos amigos celebrando algo”. No estamos para gilipolleces”, “cosas de pringados que no saben ver lo positivo”, “una tontería de verdad”. 

“Ni yo me lo esperaba. Yo soy campeona del mundo y eso es lo que me voy a llevar esta noche. No me ha gustado”, dijo luego la futbolista en el mismo programa. “Ha sido el momento de la efusión, no hay nada más allá. Se va a quedar en una anécdota. (...) Somos campeonas con una estrella en el pecho”, agregó recordando que acababa de consagrarse en la elite del fútbol.

La final del mundial y la polémica al rededor de la actitud Rubiales dieron la vuelta al mundo. “Ha sido un hecho muy lamentable, que no hace más que reflejar el machismo y con las cosas que tenemos que ir peleando las mujeres en esos ambientes donde los hombres están siempre en una situación de poder y superioridad”, dijo la exárbitra y analista deportiva Claudia Umpiérrez a El Observador. 

Umpiérrez calificó el comportamiento de Rubial como “vergonzoso". 

“Lo que se vio fue que fue un beso forzado, decidido por una sola parte. Más allá de lo que pueda decir o no la jugadora, que hoy está en una situación que no eligió y que la pone entre la espada y la pared; porque si sale a decir 'no fue tan grave' la opinión pública va a decir que ella está aceptando algo que es totalmente rechazable, y si dice lo contrario también se está poniendo en su contra a sus jefes, al poder y a los que aceptan ese tipo de conductas. Acá la jugadora es la víctima, no hay discusión. Ella tiene derecho a decidir si quiere hablar o no del tema, o dedicarse a celebrar el título de una campeona del mundo".

Camila Friciello, jugadora de Boston River y campeona uruguaya con Defensor, se expresó en el mismo sentido: “Me pareció algo horrible. Es un poco lo que vivimos las mujeres día a día, el acoso y el hacer algo sin consentimiento, él teniendo un cargo de poder sobre ella. Como jugadora y como mujer creo que refleja lo que vivimos”.

“Tengo disculparme, no queda otra”

No habían pasado 24 horas desde la victoria de la selección española cuando Rubiales salió a hilvanar una disculpa.

“Seguramente me he equivocado, lo tengo que reconocer”, dijo en un video. El presidente de la federación argumentó que “en un momento de máxima efusividad, sin ninguna mala intención, sin ninguna mala fe, ha ocurrido lo que ha ocurrido”.

También se refirió a sus declaraciones previas: “Aquí no se entendía, porque lo veíamos como algo natural, normal, (...) pero fuera parece que se ha formado un revuelo porque desde luego sí hay gente que se ha sentido dañada tengo disculparme, no queda otra”.

“Al decir que esto me parece una idiotez, es porque aquí dentro nadie le daba la más mínima importancia, pero fuera sí se la han dado. Entonces, también quiero disculparme ante esas personas porque, si desde fuera se ha visto de otra manera, seguramente tendrán sus motivos. Estoy apenado porque ante el máximo éxito de nuestra historia en el fútbol femenino y uno de los mayores en general, esto haya empañado en cierto modo la celebración”.

Según la periodista Natalia Torrente, el presidente le pidió a Hermoso que la acompañara en dicho video, a lo que la futbolista se negó.

En todas las canchas

“Todo lo sucedido denota algo sistemático y absolutamente naturalizado. Por mi experiencia de vida como mujer, más allá de mi experiencia de vida como mujer en el deporte, este tipo de relaciones de jerarquía que se manejan con total impunidad suceden en todos los terrenos”, dijo a El Observador la periodista deportiva Sofía Romano.

La comunicadora destacó que la actitud de Rubiales terminó opacando el análisis del juego y la consagración del equipo. “Al otro día, cuando intentaba buscar noticias vinculadas a cómo España había salido campeona, tenía que hacer varios clics. No podía ir al click directo. El click directo era la noticia de este tipo pasándose de la raya en medio de una celebración”, consideró.

“Si se puede rescatar algo es que gracias a la popularidad del fútbol y la visibilidad que tiene en este momento el femenino, al menos en la copa del mundo, este hecho recorrió todo el mundo. Empezamos a hablar de que esto está mal. Pero a su vez es increíble que en 2023 sigamos mostrando imágenes repetitivas y diciendo ‘che, esto no se hace’ cuando es evidente que es sumamente violento”.

La periodista llevó la discusión a la televisión en vivo cuando decidió hablar sobre cómo se desarrolló la cobertura del mundial femenino en los medios uruguayos. Especialmente cuando el programa en el que ella trabaja no lo había puesto en pantalla hasta que ella lo puso sobre la mesa.

¿Es responsabilidad exclusiva de las mujeres hablar sobre el fútbol de mujeres? Ella lo ve así: “En este mundial sentí que es un terreno de la mujer. Si los hombres en la comunicación deportiva –los que toman las decisiones en la generación de contenidos– esperan que las mujeres hablen de fútbol femenino, porque es su responsabilidad o lo que corresponde, después entendés por qué hay tan pocas mujeres hablando de fútbol masculino. No es un terreno de varones.”

“Considerar que somos las mujeres periodistas las que tenemos que hablar de fútbol femenino es la piedra más grande que tiene la difusión de esta rama del fútbol, porque en la mayoría de los programas no hay mujeres”, twitteó en este sentido la periodista Fiorella Rodríguez.

 

La actitud de Luis Rubiales desnudó un problema estructural. Friciello está de acuerdo con esa apreciación, pero considera que la agresión vinculada al poder no se ejerce únicamente en mundo del fútbol femenino. “El machismo claramente está en el fútbol y en la vida, pero creo que el fútbol es un mundo aparte en el que los cargos de poder generan mucho estas cosas. Hay muchas cosas que con los jugadores de fútbol hombres también pasan. Capaz la persona no dice nada por llegar a tener este sueño de ser jugador o jugadora de fútbol. Lamentablemente pasa muchísimo”, sostuvo.

Umpiérrez señala que la violencia simbólica también es parte del problema. “La forma en que te tratan, cómo se expresan o de repente un comentario para denigrarte: 'tenías que ser mujer' o 'no opines este tema'. Esto demuestra que claramente queda mucho para hacer, que se vende mucho humo respecto al tema de la igualdad, que se ha trabajado mucho pero que hay muchos hombres que leen un discurso sin interiorizarlo realmente y sin trabajar a conciencia que las mujeres no estamos ahí para ocupar un lugar por una cuota y se nos tiene que respetar. Esa es la clave. Se le faltó el respeto a esa jugadora y creo que en ella muchas pudimos habernos sentido representadas por haber sufrido diferentes tipos de actos inadmisibles y de violencia que nos han dado rabia o nos seguirán dando rabia. Porque no se respeta con igualdad a la mujer", sostuvo Umpiérrez.

La intervención del gremio, el "no voy a dimitir" y la reacción de las campeonas

Hermoso finalmente se respaldó en el sindicato. "Mi sindicato Futpro [Asociación de Futbolistas Profesionales], en coordinación con mi agencia TMJ, se está encargando de defender mis intereses y de ser los interlocutores sobre este asunto”, expresó Hermoso en un comunicado difundido el miércoles por el gremio.

En la misma carta el sindicato expresó su “firme y rotunda condena ante conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres” y pidió “medidas ejemplares”. "Estamos trabajando para que actos como los que hemos visto nunca queden impunes, sean sancionados y se adopten las medidas pertinentes que protejan a las futbolistas de acciones que creemos son inaceptables", comunicó el sindicato.

 

Después de especulaciones sobre su dimisión, Rubiales se presentó en la Asamblea de la Federación donde dio un discurso en el que aseguró que se trató de un "pico más que un beso" y que fue "espontáneo, mutuo y consentido", desconoció que se encontraba en una posición de poder sobre la jugadora, apeló a sus hijas, apuntó contra el "falso feminismo", los medios de prensa, dijo que es víctima de un "asesinato social" y se convirtió a sí mismo en un caso político. 

¡No voy a dimitir!, exclamó cinco veces desde el escenario entre el aplauso de la sala.

La Asociación de Futbolistas Españoles consideró “bochornosa” la intervención de Rubiales y la liga femenina también se pronunció: "¡Basta ya! Es el momento de cambiar esto para siempre".

Tras la asamblea, las jugadoras de la selección española se pronunciaron por primera vez sobre el caso y respaldaron a su compañera: "Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo compañera", publicó, por ejemplo, Alexia Putellas, dos veces ganadora del Balón de Oro.

Hace un año, 15 jugadoras enviaron una carta a la federación informando su voluntad de no ser convocadas si no había cambios en el seno de la selección. “No ha hecho falta pasar mucho tiempo para ver que lo que se exigía hace unos meses no era una simple pataleta”, recordó en sus redes Mapi Leon, jugadora del Barcelona y una de "las 15".

Por otra parte el vicepresidente de la Federación, Rafael del Amo, anunció su dimisión como presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino y consideró que Rubiales "debería haber presentado su dimisión". También se pronunciaron jugadores como Iker Casillas y el delantero Borja Iglesias renunció a la selección "hasta que las cosas cambien".

El Gobierno español por su parte anunció que enviará al Tribunal Administrativo del Deporte las denuncias contra Rubiales para que empiecen a tramitarse, lo que podría llevar a su suspensión.

El mismo día, Hermoso compartió un comunicado en el que desmintió a Rubiales, aseguró que no hubo consentimiento y denunció que tanto ella como su entorno han estado bajo "continua presión" para dar un testimonio que pudiera "justificar" las acciones del presidente de la federación.

"Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte", afirmó.

Finalmente en una carta firmada por 81 futbolistas –incluidas las 23 campeonas del mundo– las mujeres del fútbol reclamaron "cambios estructurales" en la organización e informaron que "no volverán a una convocatoria de la selección si continúan los actuales dirigentes". Cinco días después de consagrarse como las mejores del mundo, las campeonas están dispuestas a renunciar a la selección española.

 

En un sentido, Rubiales, con un beso, inició una rebelión.

Jugar como mujeres

Desde que la pelota empezó a rodar el 20 de julio en Nueva Zelanda el Mundial acaparó la atención de millones de personas. Y mientras se acercaba la final cada vez más fanáticos y fanáticas se volcaron al fútbol femenino. Sin embargo, las condiciones laborales de las jugadoras siguen siendo muy diferentes a la de los futbolistas. 

Yo no vi en ningún mundial a ningún presidente dando un pico en una celebración a un jugador. Esa es la manifestación más grosera. Es inadmisible. Pero en las pequeñas cosas tampoco se las trata igual. Estas mismas jugadoras de España han luchado mucho en la interna de su federación para tener las mismas oportunidades. Entonces hoy se ve lo bueno, pero en ese camino tuvieron que pasar de todo”, recordó Umpiérrez.

“Cuando salió campeona España me recontra alegré. Obviamente por las jugadoras, pero más que nada por toda esa lucha que tuvieron durante años”, dijo Friciello.

Las españolas llevan años conquistando espacios para intentar desarrollar el deporte en las mismas condiciones que el fútbol masculino. No fue hasta 2020 que las jugadoras tuvieron su primer convenio colectivo –de una negociación de año y medio y de una huelga– con un acuerdo que estableció un salario mínimo de 16.000 euros anuales, establecía la obligación de los clubes de hacer revisiones médicas a las jugadoras e incluía la posibilidad de que, en caso de embarazo, las futbolistas decidieran si renovar un año más o no. Recién en 2022 la liga femenina fue declarada oficialmente profesional.

Una situación que, dice Friciello, “hoy en día se vive en Latinoamérica” y también en Uruguay.

Tenés que estar luchando por lo que te corresponde como jugadora: dedicarte a jugar al fútbol. Que la única preocupación sea ir a entrenar y mejorar para el domingo llevarte los tres puntos. Eso es lo que hoy nos está pasando a nosotras", dijo la jugadora.

"En la semana en vez de estar pensando ‘el viernes hago pelota quieta, le tengo que pagar bien al arco’, estoy pensando en que hay una jugadora que no tiene plata para ir a entrenar, que falta ropa o que el domingo nos pusieron una cancha que no tiene condiciones. Estamos en comunicación con un grupo de referentes desde el principio de año y la verdad que sí es muy cansador. Y ojalá algún día podamos llegar a tener las condiciones que hay en España”, concluyó.

“Acá en Uruguay se habla mucho del fútbol femenino pero la realidad demuestra que las jugadoras están pidiendo que se las trate por igual. Las jugadoras que están pidiendo igualdad de condiciones, entrenar en canchas que tengan las condiciones mínimas, tener el equipamiento. Están luchando por ser profesionales”, agregó Umpiérrez.

La exárbitra consideró que el discurso en torno al fútbol femenino y su televisación no es suficiente para concluir que se “fomenta” su profesionalización.

“Eso no es profesionalizar a las jugadoras, no es tratarlas con igualdad, no es respetar el trabajo que hacen. Realmente queda mucho por hacer. Me siento orgullosa de haber sido parte del fútbol femenino pero he visto, he sentido y sigo viendo que existe esa desigualdad. Y me sumo a la lucha de las jugadoras acá en Uruguay que están peleando día a día para que ese trato y esa realidad cambien”.

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