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Fluminense 3-Peñarol 1: cuando la ilusión se disfraza de fantasía

Fluminense derrotó con claridad al equipo de Diego López 5-2 en el global

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30 de julio de 2019 a las 20:43

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La ilusión del resurgir internacional de Peñarol que brotó como una porfiada flor de otoño en Maracaná, el pasado 4 de abril con un 1-0 a Flamengo, murió aplastada este martes en el mismo escenario. 

Debilitada por pasar del jardín de la Copa Libertadores al de la Copa Sudamericana y poco regada por una dirigencia que no pudo suplir con refuerzos de jerarquía a las bajas de Cristian Lema, Lucas Hernández y Gabriel Fernández, esa flor nacida con aquel cabezazo salvaje de Lucas Viatri no duró lo que un lirio en la visita a Fluminense.

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Obligado a dar vuelta un 2-1 en ese feudo sagrado donde los fantasmas celestes aún disfrazan de ilusión a la fantasía, Peñarol arrancó dormido. Como si hubiera margen de error. 

Al lateral derecho Igor Juliao le dejaron una calle para irse al ataque que era como el sambódromo. Se mandó gustoso y sacó un centro bárbaro que Marcos Paulo atacó de arriba con mayor convicción que los defensas que retrocedían. Kevin Dawson quedó petrificado. Fin de la historia. 

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Al partido, a la resolución de la cierre, le sobraron 89 minutos. 

Si bien Peñarol se sintió tocado por el gol y salió a plantar bandera en campo rival, a manejar la pelota y a buscar canales en ataque, cada vez que lo contragolpearon lo sufrió como una puntada en la espalda.  

Dawson le sacó un remate cruzado a Pedro. Fluminense fue por derecha aprovechando todo tipo de regalías: Brian Rodríguez lanzado al ataque sin capacidad de retroceso, Jesús Trindade llegando a destiempo a ocupar el espacio desde el doble cinco, Rodrigo Rojo superado en todos y cada uno de sus duelos individuales. 

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Y después del aviso de Pedro llegó el segundo. El propio Pedro salió al pivoteo y entre Rojo y Enzo Martínez ensayó un taco sacado de una obra de ballet armenio. Yony González picó al vacío. Tuvo tiempo de repasar sus conocimientos de geometría para elegir el mejor lugar para meter la pelota. La cruzó y fue gol. Ya había hecho los dos en el Campeón del Siglo. Varios dirigentes de Peñarol se mordieron los labios con desazón: se habían fijado en ese puntero colombiano pero Fluminense se los ganó de mano. Y el destino quiso que les metiera goles de todos los colores en esta llave. 

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Fluminense fue otra cosa con la pelota en los pies. Lo mismo que se viene escribiendo desde hace 30 años. Más preciso para manejarla, con jugadores mejor fundamentados y con mayor fuerza física tanto para ocupar los espacios en el despliegue físico como para pelear las pelotas divididas. Otro fútbol. Ese que los equipos uruguayos no logran –sino esporádicamente y en casos muy puntuales– desplegar para estar a la altura de las competencias internacionales. 

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Tan perdido lo vio en el entretiempo Diego López que para el segundo tiempo sacó al Cebolla Rodríguez, por primera vez titular en este semestre, para colocar a Agustín Canobbio. 

Un equipo más rápido. Un replanteo necesario. Apretar las líneas, no regalar espacios pero ir al frente con dignidad en procura del descuento. 

Ese era el plan. Pero la ejecución fue insólita. En la primera pelota Fluminense filtró un pase a espaldas de Giovanni González y el lateral Caio Henrique entró solo para definir. Dawson salvó en primera instancia, pero Marcos Paulo fue más rápido que el resto de los defensores para poner el 3-0. 

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Increíble es poco. Peñarol tomó un gol en cada minuto inicial de cada tiempo. Imposible pensar así en remontadas, en clasificaciones, en épicas ni epopeyas. 

Retrocedió luego tanto Fluminense, cedió tanto la pelota, jugó tan a voluntad manejando el ritmo del partido que Peñarol pudo llegar al descuento. 

López sacó a Walter Gargano –que a diferencia de aquel gran partido contra Flamengo esta vez no pudo influir porque fue siempre presionado– pensando definitivamente en el pan de cada día: el Campeonato Uruguayo. 

Con ganas y mucha actitud, Lucas Viatri quedó como el líder del equipo marcando el camino a seguir. 

Peñarol buscó hasta el final y llegó al descuento. 

Se le había negado en el primer tiempo con un remate cruzado de Giovanni González y un cabezazo alto de Formiliano tras una pelota quieta de Brian Rodríguez. 

Llegó a la salida de un tiro libre en el cual Agustín Canobbio recogió un rebote y empalmó una volea que dio en el travesaño. La pelota picó en la línea o adentro y Viatri la metió en palomita. Otro gol de cabeza en Maracaná pero con un sabor totalmente distinto. 

Peñarol cayó otra vez eliminado de la arena internacional. Y ahora piensa en el Uruguayo. Lo que la historia enseñó que era un consuelo ahora es a lo único que se puede aspirar. 

La previa

Fluminense: Muriel, Gilberto, Nino, Digao, Caio Henrique; Yuri, Daniel, Paulo Henrique Ganso; Yony González, Brenner y Pedro. DT: Fernando Diniz
Peñarol: Kevin Dawson, Giovanni González, Fabricio Formiliano, Enzo Martínez, Rodrigo Rojo; Brian Rodríguez, Walter Gargano, Jesús Trindade, Ignacio Lores; Lucas Viatri y Cristian Rodríguez. DT: Diego López
Cambios en Fluminense: 76’ Bruno Silva x P. H. Ganso, 84’ Pablo Dyego x Marcos Paulo y 90’ + 3’ Dodi x Danielzinho
Cambios en Peñarol: 45’ Agustín Canobbio x C. Rodríguez, 65’ Matías De los Santos x W. Gargano y 83’ Luis Acevedo x I. Lores 
Cancha: Maracaná
Juez: Patricio Loustau (Argentina)
Goles: 1’ y 46’ M. Paulo (F), 25’ Y. González (F), 69’ L. Viatri (P)
Amarillas: 10’ M. Paulo (F), 12’ P. H. Ganso (F), 34’ C. Rodríguez (P), 45’ L. Viatri (P), 54’ F. Formiliano (P), 88’ Bruno Silva (F) y A. Canobbio (P)

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