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Tras vencer a Danubio, Peñarol tiene la quimera de la clasificación
Cuando todavía no se entregaban los Oscar, cuando aún el cine era mudo, Charlie Chaplin realizó una de sus obras más grandes que en castellano se tituló, “La quimera del oro”. El personaje estaba atraído como muchos en la fiebre del oro. Pero para poder conseguir siquiera una pepita, debió superar varias vicisitudes.
Una de ellas es que se encuentra con un rival que pretende lo mismo que él y con el que deberá pelear por la subsistencia.
Algo similar le ocurrirá a Peñarol este martes en Río de Janeiro, en Maracaná, en el mismo estadio en el que hace poco más de dos meses derrotó a Flamengo en un gran encuentro táctico al que superó muy bien con un gol de Lucas Viatri sobre el final dando la gran sorpresa. Claro que no supo mantener la ventaja que había conseguido en un reducto casi inexpugnable y como local empató 0-0 quedando tercero en el grupo y quedando fuera –una vez más– de la Copa Libertadores y entrando a la Sudamericana.
Justamente el martes enfrentará al archirrival de Flamengo, Fluminense. Sobre este adversario ya se escribió todo lo que podía escribir en la previa del partido de ida del martes pasado: que venía en el puesto 17 del Brasileirao, que hacía ocho encuentros que no ganaba, que venía a Montevideo sin su principal figura, el juvenil de tan solo 17 años, Joao Pedro.
No obstante, con todas esas contras –algo muy similar a lo que ocurrió el año pasado ante Atlético Paranaense que terminó goleando en el Campeón del Siglo 4-1– Fluminense no solo se llevó tres puntos de oro, sino que además, anotó dos goles al vencer 2-1.
Este resultado no solo obliga a los dirigidos por Diego López a ganar en Maracaná –otra vez– sino que por lo menos, debe convertir dos tantos y que no le conviertan.
A priori, parece una quimera, como la de Chaplin, por no decir algo imposible, máxime por cómo llega Peñarol a este encuentro: diezmado físicamente con sus futbolistas, con algunos que llegan entre algodones y con un rendimiento futbolístico con muchos altibajos.
Al igual que en el peliculón de Chaplin, a Peñarol lo esperará un rival para luchar por ese “oro” que sería la clasificación.
Peñarol llenó de influencers el partido ante Danubio: quedaron afuera por distintas circunstancias Giovanni González, Guzmán Pereira, Walter Gargano, Enzo Martínez, Lucas Viatri, Cristian “Cebolla” Rodríguez, Rodrigo Rojo, Marcel Novick y Darwin Núñez.
¿Por qué influencers? Si bien no tienen nada que ver con las redes sociales, jugaron muchos futbolistas quienes, teniendo credibilidad por parte del DT, son muy jóvenes. Incluso se dieron los debuts de Rodrigo Abascal y Gonzalo Rojas en la zaga y en los últimos minutos, del juvenil Agustín Álvarez. También jugó Matías De los Santos en la mitad de la cancha.
Seguro que ellos no estarán en el partido de Río de Janeiro en el que Peñarol se juega su permanencia en el ámbito internacional, ese que aparece muy cuestionado por ahora.
Contra Danubio, Peñarol tuvo la pelota y la manejó bien. Mereció mejor suerte en el primer tiempo ya que tuvo un par de goles hechos que no se le dieron: un centro de Rojas que Ignacio Lores de cabeza remató al palo y una mala salida de Federico Cristóforo que Abascal también le pegó de primera y dio contra el poste.
Danubio tampoco se quedó quieto y llegó con dos tiros libres. El primero de Montes que atajó notablemente Kevin Dawson y el segundo de Thomas Chacón, uno de los que más quiso, que se fue apenas afuera.
La intención existía en Peñarol. Las ganas y la actitud, también. En cuanto al fútbol, una vez más, Lores, como el sábado anterior ante Progreso, fue el abanderado, en esta ocasión, acompañado por Brian Rodríguez que mejoró lo poco que mostró en el Capurro.
La buena combinación entre el siempre movedizo Agustín Canobbio y Luis Acevedo, terminó con el gol aurinegro que le dio cierta tranquilidad aunque hacía poco que había comenzado la segunda mitad. Instantes después llegó el segundo a través de Fabricio Formiliano –exdanubiano– luego de una asistencia del debutante Abascal.
Evidentemente, una cosa es el fútbol de cabotaje, en el que Diego López se puede dar el lujo de jugar con estos influencers y otra muy distinta con la que se va a encontrar el próximo martes cuando habrá que poner toda la carne en el asador.
Lo importante de lo ocurrido ante Danubio fue el retorno a los tres puntos. Peñarol venía muy golpeado luego de una semana en la que no había podido con Progreso –mostrando poquísimo y fallando en la contundencia– y de perder contra Fluminense. Estaba obligado a vencer a Danubio y lo hizo. De esa forma, no solo mantuvo la punta en la tabla del Intermedio, sino en la que más le importa, en la Anual.
Pero también fue relevante el rendimiento que mostró el equipo de López. Otra cara con muchos jóvenes y varios suplentes para llevarse una victoria impostergable. Por más que lo que venga el martes sea una verdadera quimera.
