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Continuidad del Crilu sucederá con la mira puesta en el desarrollo de agronegocios
El Consorcio Regional de Innovación de la Lana Ultrafina (Crilu) cumplirá 10 años el 28 de agosto, cerrando una etapa, pero continuará trabajando como un consorcio público-privado, informó a El Observador Juan Pérez Jones, presidente del grupo que nuclea a productores de ovinos de la raza Merino, la industria y técnicos del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
Actualmente el equipo del Crilu trabaja en la elaboración del plan estratégico para la próxima década.
“Estamos convencidos de que la transferencia tiene que ser uno de los componentes del futuro consorcio”, comentó Pérez Jones, quien anunció que el grupo seguirá trabajando, con un alcance mayor y con la mira puesta en el desarrollo de los agronegocios, facilitando alianzas y convenios con diferentes instituciones y empresas y los consorciados.
“Vemos que el Crilu tiene que entrar en los agronegocios, es un tema importante”, enfatizó.
No se sabe si mantendrá el nombre Crilu, pero el consorcio continuará trabajando sin fines de lucro: “No vamos a ser una empresa, vamos a seguir siendo público-privado con participación del INIA y de productores consorciados”, precisó.
Más productores
Uno de los objetivos a futuro es hacer crecer la participación de productores en el consorcio. El presidente del Crilu destacó que se buscará ampliar la plantilla, que podría llegar a considerar a unos 300 productores de Merino y de otras razas ovinas que han demostrado interés en este emprendimiento.
Para la conformación de ese nuevo consorcio se hará un llamado ampliado, y se buscará dar a conocer la iniciativa no solo a nivel local, anunció.
El Crilu tiene como un antecedente al proyecto Merino Fino, que incluía investigación, transferencia, desarrollo de genética y agronegocios. Y, destacó Pérez Jones, en los últimos cuatro años del Crilu ya se incrementó el trabajo relacionado con la transferencia.
Tres consultorías en marcha
Desde febrero de 2020 el Crilu trabaja, a partir de un llamado de financiación de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), en una consultoría para definir el futuro del proyecto.
“Somos técnicos y productores los que integramos el consejo directivo y veíamos que para los próximos 10 años necesitábamos el aporte de gente con capacidades organizativas y así centrarnos en las cosas que teníamos que definir a futuro”, argumentó.
CPA Ferrere trabaja en la planificación estratégica, mientras que Equipos Consultores estudia el impacto económico y social de los 20 años de tareas que desarrolló el Crilu y el proyecto antecesor, Merino Fino.
Además, se está llevando a cabo una consultoría internacional por parte de neXtgen Agri, del reconocido técnico Mark Ferguson, con la que se busca aportarle al Crilu una visión del proyecto desde Oceanía.
Los resultados de estas tres consultorías se mostrarán en la jornada de cierre del proyecto, el 28 de agosto.
Ese día también se presentará la propuesta definitiva del futuro consorcio, que comenzará a trabajar en 2022.
Este año el Crilu realizará, en diciembre, una entrega de carneros generados en el núcleo, un clásico desde hace 20 años.
El nuevo consorcio tendrá “otras dimensiones y una visión más amplia del negocio, de la producción, la investigación y el desarrollo”, sostuvo.
Jornada internacional para cerrar una etapa
Como fin de esta etapa, el equipo de criadores y técnicos planea, además de la jornada de cierre, realizar un seminario internacional, el 30 de octubre.
En ese seminario se mostrarán las tareas realizadas y se pondrá el foco en la participación de toda la cadena de producción, sobre todo de lana. Participarán diferentes actores internacionales que realizan iniciativas similares a las del Crilu en otras partes del mundo. Este evento, así como el de cierre del proyecto, se hará de forma virtual.
Balance positivo y orgullo
Pérez Jones tiene una larga historia en el consorcio que promueve el desarrollo sostenible de la producción, la industrialización y la comercialización de lanas ultrafinas en Uruguay.
Según recuerda, se unió al proyecto Merino Fino en 1997 cuando este comenzó, junto con delegados del INIA y del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL). En ese momento era el presidente de la Sociedad de Criadores de Merino del Uruguay. Con el paso del tiempo dice que ve la experiencia “con mucha satisfacción y orgullo”, ya que durante las dos décadas de trabajo ha visto cómo la orientación que proyectaban de la lana fina y ultrafina “se está dando”.
Según comentó, actualmente en el mercado se ve que “los pocos negocios que hay son por estas lanas”, que tienen una buena demanda y buenos valores.
El presidente del Crilu destacó que hay oportunidad de hacer buenos negocios, ya que se está viendo una clara tendencia al desarrollo de productos de todo tipo con estas lanas, que son reciclables y biodegradables.
Destacó que una de las novedades de la producción es que en el último tiempo se han desarrollado certificaciones que avalan la lana uruguaya, que se hace a cielo abierto en una elaboración que respeta las normas de bienestar animal.
A partir del proyecto Rumiar que se está llevando a cabo en el INIA se ha obtenido información sobre mediciones de conversión y emisión de gases de efecto invernadero. Esos datos se correlacionarán con la información de evaluaciones genéticas, anunció. Eso permitirá “producir animales no solo productivos y rentables, sino animales que serán carbono neutro. El consumidor lo va a buscar porque hoy está mirando mucho eso”, añadió.
El Merino, una raza que “ha cambiado muchísimo”
Pérez Jones sostuvo que la raza Merino “ha cambiado muchísimo”.
Cuando comenzó el proyecto Merino Fino se llevaron adelante mediciones objetivas de los lotes de lana y se obtuvieron datos de varios indicadores. Con el paso de los años se añadieron las mediciones objetivas a nivel de mejoramiento genético, se impulsaron las pruebas de progenie, las evaluaciones genéticas y los datos de EPD.
“A partir de ahí la raza cambió mucho, porque la mayoría de los productores comerciales veían que con esta información obtenían lo que buscaban en el animal”, concluyó.
Cierre de FPTA Merino$
El Consorcio Regional de Innovación de la Lana Ultrafina (Crilu) llevó a cabo el cierre del Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA 350).
Este proyecto tuvo como objetivo aumentar los ingresos de las empresas productoras de lanas finas, en una iniciativa de trabajo novedosa de experiencia productor a productor junto a técnicos contratados.
El presidente del Crilu explicó a El Observador que los productores beneficiarios mostraron mucha satisfacción. En total fueron cinco integrantes del Crilu los que participaron en la iniciativa, con emprendimientos de distinta escala.
En el proyecto se vieron qué cosas tenía cada emprendimiento para mejorar, se buscaron alternativas tecnológicas para la mejora de esas limitantes o “cosas potencialmente mejorables”, y con el apoyo de técnicos se aplicaron adaptando las soluciones a cada caso particular.
Llevar adelante esta inicativa “fue un desafío”, comentó, ya que implicaba entrar en los emprendimientos de cada productor, pero tras los resultados se considera que “fue un acierto”.
