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Crisis educativa se cierne sobre Latinoamérica como resultado de Covid

El cierre de escuelas provocado por la pandemia ha agravado la desigualdad social en la región

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09 de septiembre de 2021 a las 14:28

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David Agren

A lo largo de la pandemia, Diana Gómez Guerra ha alternado entre atender a los clientes en la tienda de su familia en Ciudad de México y tratar de darle clases particulares a su hija de 10 años.

Desde un pequeño almacén en la parte de atrás, apilado hasta el techo con botellas gigantes de Coca-Cola, su hija Helen Michelle estaba experimentando dificultades con sus tareas escolares, especialmente las de matemáticas.

"Yo traté de explicarle las cosas de una manera y ella no entendió", recordó Gómez Guerra en relación con sus intentos de enseñarle decimales. "Así es que ella tuvo que esperar hasta el jueves para preguntarle a la profesora", el único día en que Helen Michelle recibía videolecciones semanales.

La pandemia de coronavirus ha castigado a Latinoamérica, provocando un vertiginoso aumento en el número de muertos y el derrumbamiento de sus economías. La región tiene el 8 por ciento de la población mundial, pero aproximadamente un tercio de las muertes mundiales por Covid-19.

Ahora la pandemia está provocando una crisis educativa en una región que ya estaba plagada de desigualdades y que lleva mucho tiempo rezagada en cuanto a rendimiento académico.

Las escuelas de toda Latinoamérica han permanecido cerradas durante gran parte de la pandemia, obligando a los estudiantes a aprender a distancia, a menudo a través de irregulares conexiones móviles y de Internet. Los cierres han durado más que en cualquier otra región del mundo, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), el cual, en un informe de junio, estimó que 100 millones de estudiantes en Latinoamérica habían sido afectados por cierres totales o parciales de escuelas.

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Se reabren las escuelas en la nueva normalidad

El impacto del cierre de escuelas durante tanto tiempo es difícil de medir, pero existen motivos para preocuparse. El Banco Mundial ha calculado que un cierre prolongado pudiera costarle a la región US$1.7 billones en pérdidas de ingresos futuros. Cerca de 1.8 millones de mexicanos han abandonado los estudios debido a dificultades creadas por la pandemia, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), una agencia del Gobierno mexicano. Y ciertos grupos no gubernamentales de Colombia han reportado un aumento en las organizaciones criminales que están reclutando a jóvenes que abandonan sus estudios.

La reticencia a reabrir las escuelas plantea incómodas preguntas sobre las prioridades de Latinoamérica.

"Hicimos una costosa elección desde el punto de vista del futuro", dijo Carolina Campos, la fundadora de la consultora Vozes da Educação en Brasil. "Elegimos abrir las tiendas y el comercio, pero mantener las escuelas cerradas".

Brasil ha reanudado las clases, aunque los reinicios han variado según el estado y el municipio. Argentina reabrió las escuelas después de que los profesionales de clase media sin opciones de cuidado infantil protestaran enérgicamente.

México mantuvo las escuelas cerradas durante toda la pandemia, aparte de unas breves aperturas en algunos estados, las cuales se vieron truncadas por el deterioro de las condiciones sanitarias. El presidente Andrés Manuel López Obrador adoptó un enfoque de "laissez-faire" ante la pandemia, pero ha anunciado que las clases presenciales por fin se reanudarán el 30 de agosto.

"No es sólo una cuestión educativa, sino también una cuestión social", dijo López Obrador. "No podemos tener a los niños encerrados o dependiendo totalmente, completamente de Nintendo. Eso es realmente tóxico".

La reapertura se produce en un momento en el que la variante del coronavirus conocida como Delta se ha disparado y en el que ha aumentado la preocupación por su efecto en los niños no vacunados. López Obrador se mantuvo impertérrito, diciéndoles a los periodistas: "Tenemos que correr ciertos riesgos a lo largo de la vida". Un tuit del Gobierno insistió: "En el mundo no existe evidencia de epidemia por COVID-19 en menores de edad".

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Regreso a clases en Latinoamérica

Los maestros han sido vacunados, pero México aún no ha aprobado las vacunas para niños y adolescentes.

Una encuesta del diario El Financiero reveló que el 56 por ciento de los padres de familia en la Ciudad de México están en contra de reanudar las clases presenciales. Alrededor del 70 por ciento de los niños quieren volver a la escuela, según una encuesta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM).

"Si estamos en una mala situación en términos de salud, estamos aún peor en términos de educación", dijo Marco Fernández, un profesor del Tecnológico de Monterrey.

López Obrador promovió la austeridad durante toda la pandemia, gastando menos del 1 por ciento del producto interno bruto (PIB) en la respuesta de México. Esa austeridad incluía a la educación, y carecía de subsidios para el acceso al Internet o para el equipamiento de los estudiantes. Los maestros impartían clases a través de débiles conexiones de Internet, a menudo pagadas de su propio bolsillo. Las clases por televisión aumentaron lo que se ofrecía.

Los maestros han comentado que han estado sobrecargados de trabajo y que han sido acribillados con preguntas a todas horas, aparte de haber tenido que lidiar con padres desinteresados.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha respaldado el regreso a las clases presenciales, aunque los sindicalistas disidentes de varios estados se opusieron a los planes del presidente. Unos maestros que estaban protestando por las condiciones laborales bloquearon el acceso a la conferencia de prensa matutina de López Obrador el viernes en el estado sureño de Chiapas, obligándolo a dirigirse a los periodistas desde su vehículo utilitario deportivo. "No voy a ceder al chantaje", dijo el presidente.

También surgieron preocupaciones sobre el hacinamiento; una maestra de cuarto grado ha indicado que ella tiene 30 alumnos matriculados en un aula diseñada para 20 estudiantes.

SEBASTIEN BOZON / AFP
Clases virtuales

La infraestructura escolar a menudo está deteriorada o ausente; el 23 por ciento de las escuelas mexicanas carecen de agua corriente, según la Secretaría de Educación Pública.

El lamentable estado de la infraestructura escolar es un reflejo de los problemas educativos más amplios. Los estudiantes latinoamericanos obtienen malos resultados en el examen del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), el cual evalúa el aprendizaje de los jóvenes de 15 años en matemáticas, ciencias y lectura, y está supervisado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Los padres, mientras tanto, han ejercido poca presión para reabrir las escuelas públicas y privadas, salvo en Argentina.

Rafael de Hoyos, un economista, ha atribuido la apatía a que la educación no siempre se considera una vía hacia la movilidad social en Latinoamérica. "Las encuestas prepandémicas han indicado que la gente valora la educación", dijo de Hoyos, quien enseña en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). "Pero la pandemia mostró nuestra verdadera preferencia revelada".

Gómez Guerra quiere que su hija vuelva a las clases presenciales, aunque tiene sus dudas. Atendiendo a los clientes que se niegan a usar mascarillas, o a mantener la distancia social en su tienda, ella se pregunta en voz alta: "Si a los adultos les cuesta lavarse las manos y distanciarse socialmente, ¿qué pasa con los niños?".

Pero su hija está cansada de estar encerrada en un apartamento de dos habitaciones, y echa de menos las clases, además de las lecciones de "capoeira" y las de computación.

"Ha sido una experiencia realmente amarga", comentó Gómez Guerra. "Quizá tengamos que aprender a vivir con este virus y enseñarles a nuestros hijos que tienen que tomar precauciones".

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