Datos de la encuesta a docentes y estudiantes de ANEP

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Educación en pandemia: la mitad de los estudiantes dice que no aprendió lo suficiente en clases virtuales

Encuesta de ANEP reveló los desafíos educativos, de recursos, emocionales y personales de un “año marcado por la pandemia” para docentes y alumnos
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12 de julio de 2021 a las 05:00

“La escuela promueve una vida social activa de los niños, que impacta positivamente en su salud mental. La pérdida de relaciones con sus compañeros se ha asociado a depresión, inseguridad, ansiedad, trastorno adaptativo y estrés postraumático, además del innegable impacto en la apropiación de saberes”. 

Así lo había establecido el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) en noviembre del pasado, en una de sus recomendaciones sobre el incremento de presencialidad en los centros educativos. 

Una sentencia que ahora es reconocida por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) que admite que, mientras dure la emergencia sanitaria, “se impone con urgencia la búsqueda de mecanismos que permitan la presencialidad plena en todos los niveles, manteniendo las condiciones sanitarias establecidas en los protocolos vigentes”. 

Así se establece en la Rendición de Cuentas que el organismo elevó al Parlamento, y que incluye los resultados de una encuesta realizada a docentes y estudiantes en el año pasado, destinada a conocer la situación de una “educación en un contexto de pandemia”. 

Entre otras conclusiones esa encuesta demostró que, en promedio, solo el 40% de los alumnos logró seguir los cursos y participar en forma continua en las clases virtuales mientras la presencialidad estuvo suspendida. Resultados que además estuvieron fuertemente pautados por el contexto socioeconómico de los estudiantes. 

Al respecto, la institución presentó en el Poder Ejecutivo un documento de casi 600 páginas en que se describe en detalle los impactos, positivos y negativos, que a todos los niveles tuvo la suspensión de las clases presenciales en maestros, profesores y alumnos.

Tanto en las respuestas de docentes como de estudiantes se subrayó que los nuevos requerimientos de la actividad educativa en un contexto de pandemia representaron algunos obstáculos para la participación y el seguimiento de los cursos. 

En un promedio de todos los niveles, el 42% de los estudiantes apuntaron como mayor dificultad la “no comprensión” de las tareas propuestas y la carencia de infraestructura para poder cumplirlas en forma adecuada. Otro 40% marcó problemas con internet. En ese sentido, el 23% admitió que no tenía disponibilidad de conexión. 

En ese marco, el informe transcribe algunas respuestas de los alumnos y sus dificultades. “Fue la presión de no tener tiempo para mí, porque pasaba una semana entera enfrente a una computadora tratando de cumplir con todas las tareas. También el estrés de convivir con mi familia, que muchas veces hablan muy alto y no podía concentrarme. Me frustraba porque muchas veces los trabajos quedaban incompletos”. 

Otro de los estudiantes respondió: “tenía que pedir una computadora a un conocido para realizar tareas, ya que mi celular no me lo permitía la mayoría de las veces”. 

En los planteos de los estudiantes quedaron en evidencia las situaciones problemáticas asociadas a los contextos de mayor vulnerabilidad socioeducativa: “lo más difícil fue que mis padres no tenían trabajo” o “enfrentar los días que faltó comida en casa”. 

En términos generales, los alumnos afirmaron extrañar las dinámicas propias de la presencialidad y la interacción social asociada. “No es lo mismo tener a un profesor a través de una pantalla que tenerlo cara a cara”, es otra de las opiniones que se pueden leer en el informe. 

Otro de los aspectos evaluados fue la capacidad de los estudiantes de poner en práctica determinadas habilidades socioemocionales durante el período de suspensión de las clases presenciales, así como en qué medida este aspecto se vio afectado por la no presencialidad. 

El elemento más sobresaliente es que el 68% declaró que lo que más extrañó fue a sus compañeros y amigos. Casi la misma proporción (64%) declaró haber sentido la falta de actividades físicas y deportivas. Al mismo tiempo, el 62% dijo haber descubierto nuevas formas de interactuar con sus amigos cuando no tuvo clases presenciales. 

En cuanto a las afectaciones a la interacción social producto del distanciamiento físico que impuso la pandemia, el 52% expresó haberse sentido perdido. El 45% se volvió ansioso y el 30% dijo haberse sentido solo. Estos índices son más acentuados entre los alumnos de primaria. 

Además, las condiciones asociadas a la presencialidad son destacadas por los estudiantes como más beneficiosas para los procesos de aprendizaje. En palabras de uno de los alumnos encuestados: “participar en clases, ayudar a mis compañeros, estar con el profesor frente a frente y sacarme las dudas de cada una de mis preguntas. Más fácil de aprender y mentalizar cada material de estudio”. 

En cuanto al clima emocional, los estudiantes insistieron en asociar el período de suspensión de clases presenciales al estrés, la ansiedad, la desmotivación y la presión de cumplir con las tareas en determinados tiempos. 

“Desmotivada, triste y sin ganas de nada” respondió una alumna de secundaria. “Me dejaron de gustar las materias y los temas de trabajo”, agrega luego. 

En cuanto a los docentes, el 36% admitió haber tenido “dificultades importantes” para ejercer su profesión en un contexto de no presencialidad. El 11% dijo haber tenido “muchas dificultades”. Los tres principales problemas fueron “enseñar sin contacto cara a cara”, “compatibilizar la tarea docente con las responsabilidades domésticas” y la “disponibilidad o estado de los equipos informáticos”. 

Se subrayan situaciones que acentúan una “doble jornada laboral”, con trabajo remunerado y no remunerado, ante el “desdibujamiento” del espacio público.  

Según los datos recabados por la ANEP el 94% de los estudiantes que cursaron 2020 preveía seguir estudiando este año. El 82% dijo creer que iba a ser promovido. 

De todas formas, docentes y estudiantes coincidieron en la preocupación sobre los aprendizajes logrados. Solo la mitad de los encuestados consideró que aprendió lo suficiente como para que le vaya bien en 2021. 

Las consideraciones negativas aumentan en Secundaria: el 66% de los alumnos afirmaron que no aprendió lo suficiente. 

En tanto, menos de la mitad de los estudiantes considera que será evaluado este año de la misma forma en que se evaluaba antes de la pandemia. 

El 88% destacó que sus docentes subieron materiales de apoyo a una plataforma virtual. El 82% afirmó que sus profesores les enviaron tareas y el 74% que estas tareas fueron corregidas. 

El 8% de los maestros y profesores reconoció en tanto que, prácticamente, no pudo avanzar en los objetivos didácticos en un contexto de no presencialidad. El 24% expresó que pudo avanzar muy poco. 

En el promedio de todos los niveles, el 6% respondió que sus alumnos no lograron aprender “prácticamente nada”. Otro 22% valoró que lograron aprender poco. El 49% señaló logros de aprendizaje intermedios o moderados. 

En una encuesta puntual a alumnos de sexto año de primaria y de educación media, el 53% de los estudiantes indicó que aprendió menos durante la suspensión de la presencialidad. El 26% afirmó haber aprendido más. 

Para la ANEP, los logros educativos en 2020, un año marcado por la pandemia, fueron “altamente satisfactorios”. Montevideo y Canelones evidenciaron las mayores tasas de repetición, en tanto en el resto del país la promoción osciló entre el 96% en Cerro Largo y el 99% en Río Negro. 

Perspectivas de retorno 

Tanto en la encuesta de docentes como la de estudiantes indagaron sobre las perspectivas relativas al retorno a la presencialidad. Debieron responder a dos desafíos: los vinculados a cuestiones sanitarias y los relacionados a aspectos específicamente educativos. 

Entre los primeros, el 56% de los maestros y profesores subrayan el desafío de mantener la distancia física entre alumnos en los centros de enseñanza. El 40% se declaró preocupado en las garantías de higiene de los locales y en la disponibilidad de tapabocas y alcohol en gel. 

Para los estudiantes, las dimensiones son diferentes. Solo el 28% dijo sentirse preocupado por mantener la distancia física con sus compañeros y el 16% por las condiciones de higiene. 

En lo estrictamente educativo, el 62% de los docentes manifestó que la disparidad en el seguimiento del curso por parte de los estudiantes constituía su principal preocupación de cara al retorno a la presencialidad. Uno de cada tres docentes subrayó como desafío importante las posibles dificultades emocionales de sus alumnos en un contexto de retorno a clases. 

En el caso de los estudiantes, la combinación del régimen presencial y no presencial constituye el aspecto educativo más problemático del retorno a las aulas. Esta valoración fue realizada por el 32,7% de los encuestados.

WhatsApp

La encuesta a estudiantes muestra que el dispositivo utilizado con mayor frecuencia para realizar las actividades propuestas durante el periodo de suspensión de las clases presenciales fue el teléfono celular (45,2%). Le siguen en importancia: la computadora, laptop o tablet Ceibal (32,4%) y la computadora, laptop o tablet personal. 

Por su parte, para el 82% de los docentes de primaria y para el 53% de los de UTU, el medio de participación más utilizado fue WhatsApp. Esta red social fue seguida bastante de lejos (39% y 30%) por la plataforma CREA. 

En enseñanza media el orden se invierte: el 58% utilizó mayormente CREA y el 37% WhatsApp. 

Estrategia 

La ANEP incluye en la Rendición de Cuentas algunas líneas  para fomentar la revinculación de los alumnos que el año pasado presentaron una escasa presencialidad. Primero, una seguimiento y actualización de las situaciones de desvinculación que fueron detectadas al cierre del pasado ciclo lectivo. Por otra parte se planteó, desde inicios de este año, la incorporación de maestros comunitarios para intervenir, junto a los docentes del aula, en situaciones de asistencia intermitente y ausentismo escolar. 

Otro de los puntos del plan pasa por la “gestión en la administración del miedo en el contexto de pandemia”, a través de la planificación de talleres con docentes y familias, focalizados en situaciones de vulnerabilidad. 

“Se trata de generar una estrategia de acompañamiento socioemocional que atienda el impacto en los aprendizajes durante la emergencia sanitaria”, se subraya. 

Por otra parte, se impulsará la implementación de acciones de efectivo acompañamiento con docentes durante el año lectivo que atiendan las situaciones derivadas del covid-19. 

Para la ANEP, en el desafío de recuperar la presencialidad es vital el esfuerzo para no debilitar una propuesta pedagógica híbrida, que procure el acceso universal a los entornos virtuales. 

“La escuela debería asegurar el derecho al acceso más allá de las limitaciones tecnológicas o conectividad que puedan existir en el hogar, trascendiendo el modelo uno a uno”, indica el documento. 

En ese marco, una de las prioridades marcadas pasa por el fortalecimiento de los vínculos entre la escuela y la familia. Principalmente a través del diseño de propuestas pedagógicas que involucren a los padres de los alumnos.

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