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Cuatro uruguayos en Italia cuentan cómo es convivir con el miedo al coronavirus

Se enfrentan a clases y actividades suspendidas, supermercados repletos, e incertidumbre por no saber si podrán viajar
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26 de febrero de 2020 a las 05:00

Universidades y oficinas públicas cerradas, alcohol en gel agotado en las farmacias, gente con tapabocas en la calle, eventos masivos suspendidos y miradas xenófobas hacia los asiáticos. Esas son algunas de las consecuencias del coronavirus en Italia, que en pocos días alcanzó a tener 374 personas infectadas y doce muertos, en todos los casos personas ancianas o con problemas de salud.

Las autoridades italianas han blindado el norte de la península poniendo en marcha medidas de confinamiento para intentar frenar la propagación del virus pero este martes se confirmó otro infectado más en Palermo, al sur.

"Es una situación de incertidumbre, no se sabe mucho qué hacer", contó a El Observador Carolina Martirena, una uruguaya que está en Bolonia. Su plan era regresar a Uruguay el 9 de marzo pero aún no sabe si podrá ya que es una de las ciudades que integran la denominada "zona roja" de aislamiento. 

Martirena salió a caminar con su novio en la noche de este lunes y el centro de la ciudad tenía poco movimiento. Quiso ir al gimnasio y estaba cerrado. El alcohol en gel se terminó en las farmacias y llegó a encontrarse con publicaciones en Amazon que venden un frasco de 200 mililitros a 20 euros. "Cortaron las actividades públicas, la educación, todo lo que sea reuniones. La actividad laboral continúa pero en el ámbito público se cortó por toda la semana hasta el próximo domingo", afirmó. 

El cónsul de Uruguay en Milán, Ricardo Duarte, dijo que hasta este martes no recibieron información sobre uruguayos contagiados con el virus. "Nos hemos comunicado con el Departamento de Protección Civil para solicitar información sobre extranjeros afectados y no hemos recibido detalles de uruguayos", afirmó y agregó que de todas formas se difundió un mensaje a la colectividad de uruguayos con los pasos a seguir en caso de estar infectados.

En Milán se suspendió toda actividad en espacios cerrados. Algunos siguen trabajando desde sus casas y otros, como uno de los hijos de la uruguaya Silvia Malvasio, aprovecharon a tomarse un avión antes de que se tomaran medidas para evitar el contagio. Malvasio vive hace 37 años en la provincia de Milán, en Lombardía, y hace siete años no visita su país. En dos semanas tiene previsto tomar un vuelo hacia Montevideo y desea que no lo suspendan, aunque todo dependerá de la evolución de la virus.

El centro de Milán parecía una ciudad apocalíptica, típica de una película de ciencia ficción. El glamour que podía otorgar a este panorama la semana de la moda quedó atrás ya que el desfile de Giorgio Armani se realizó sin público, en un escenario desolado. En cambio, los supermercados, que son los únicos locales que permanecen abiertos estaban abarrotados este lunes y a las pocas horas no contaban con mercadería y sí con algunos vidrios rotos producto de la desesperación, describió Malvasio. La gente procura abastecerse en caso de no poder salir de sus casas.

Las góndolas de los supermercados se vaciaron en pocas horas

"Los niños juegan en la plaza sin ningún problema porque es abierto. Los puntos de aglomeración son el problema", dice Malvasio, quien prefiere no referirse al fenómeno como una pandemia sino como una enfermedad "que hay que evitar que se propague".

A Juan Manuel Pastor le cancelaron las clases de Humanidades en la Universidad de Venecia Ca' Foscari, donde estudia desde el año pasado.

Venecia se vio también obligada a suspender los dos últimos días del carnaval, que se cerraba este martes, después de que se registraran dos casos positivos de coronavirus en la ciudad. "Eso me sorprende, es algo que mueve a mucha gente", dijo en diálogo con El Observador.

Este martes viajó a Bolonia mientras espera novedades de la universidad para retomar las clases. En la residencia donde vive, muchos de los estudiantes volvieron a sus ciudades o país de origen, ya que permanecen cerradas las salas de estudio y juegos y los gimnasios.

Según su percepción, salvo por algunas oficinas cerradas –que puede coincidir con la celebración de Carnaval–, no parece que estuviera "pasando nada" en la ciudad. Sin embargo, las ventas de tapabocas se triplicaron en 48 horas ante la llegada de miles de personas por la celebración luego fue suspendida, informó La Vanguardia.

Principios de xenofobia

Este miércoles regresará a Uruguay Alejandro Sciarra, quien vivió en Italia durante cinco años: tres en Bolonia y los últimos dos en Roma. En la capital italiana el panorama es distinto al del norte ya que los dos infectados, una pareja de chinos que estaban de paseo, ya fueron dados de alta.

Sciarra dijo que la "psicosis social" se produjo sobre todo en la región de Lombardía pero en el resto del país la gente "trata de actuar normal". Sin embargo,entiende que existe "paranoia" por la falta de información sobre cómo actuar. 

"Yo viajo a Uruguay y no sé si tengo que seguir un protocolo, si tengo que someterme a algún análisis o cómo proceder. Cada municipalidad tiene cierta independencia entonces toman decisiones diferentes", afirmó.

Sumado a la paranoia, hay italianos que comenzaron a mirar con cierto recelo a las personas asiáticas por suponer que vienen de China y que "pueden estar contagiadas". Así le sucedió a dos amigas de Sciarra que son italianas pero tienen rasgos orientales. "La gente las empezó a mirar mal, cruzan de vereda porque tienen miedo de contagiarse solo porque ven la apariencia", relató.

Lo mismo sucede con los italianos de las zonas dónde se concentran los infectados por coronavirus, tanto al sur como al norte. Estos últimos gozaban de ser la zona más rica del país e industrializada, ahora son vistos con desprecio, según el uruguayo. "Si saben que alguien llega desde el norte, no quieren saber nada, ni cruzarse".

 

Turistas atrapados en Tenerife

Cerca de mil turistas del hotel H10 Costa Adeje Palace de la isla de Tenerife, en el archipiélago español de las Islas Canarias, han sido confinados en sus habitaciones este martes tras anunciarse un posible caso de coronavirus.
El caso es el de un italiano que estuvo alojado en ese hotel, según medios locales, y que el lunes dio positivo al nuevo coronavirus, anunció el ministerio español de Sanidad.
La cónsul de Uruguay en Islas Canarias, Rina Iocca, dijo que hasta este martes no había información sobre uruguayos alojados en el lugar.
Si se confirma este caso, del que falta realizar una prueba, sería el cuarto caso de coronavirus en España. Los dos primeros fueron diagnosticados el 31 de enero y el 9 de febrero, aunque ambos pacientes superaron la enfermedad. Eran un alemán, en la isla canaria de La Gomera, un residente de la isla de Mallorca, en el archipiélago de Baleares y una cuarta persona en Barcelona.

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