MARVIN RECINOS / AFP

Cuidado con el exceso de ahorro de los ricos

Desde la década de 1990, la proporción privada de la riqueza se ha disparado, mientras que la pública se ha reducido

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28 de abril de 2022 a las 15:07

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Gillian Tett

Esta semana, mientras los gobiernos occidentales sopesaban el envío de aviones a Ucrania, el gobierno de Kiev se embarcó en una novedosa medida de financiación: lanzó el sitio web #buymeafighterjet para que los mega ricos del mundo hicieran donaciones de aviones.

En otros tiempos, esto podría haber parecido algo ridículamente extraño. Pero hoy ya no parece tan extraño. No importa que los sucesos de Ucrania demuestren que vivimos en un mundo en el que son las redes, y no las instituciones, las que ejercen el poder; hoy en día los ultra ricos ejercen cada vez más la riqueza y el poder, y algunos multimillonarios controlan presupuestos comparables a los de países pequeños.

Y aunque no está claro si #buymeafighterjet será capaz de entregar aviones, el simbolismo es digno de mención. Pone de manifiesto una tendencia que merece mucha más atención por parte de economistas y politólogos, y en ámbitos que no tienen nada que ver con la guerra.

Consideremos un contexto radicalmente diferente: el informe Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) de esta semana. El mensaje de este tomo que llamó más la atención esta semana fue que el mundo enfrenta una inflación creciente, una deuda elevada y un estancamiento del crecimiento, lo que junto constituye una estanflación, aunque el FMI le resta importancia a este término con mucho tacto.

Pero en la página 62 del informe había también un pequeño e intrigante recuadro sobre el "exceso de ahorro de los ricos". Hace una década, el concepto de "exceso de ahorro" era algo que se solía discutir en relación con China. Cuando las tasas de interés del mercado se desplomaron a principios del siglo XXI, los economistas alegaron que las tasas estaban siendo reprimidas porque los países de mercados emergentes estaban reciclando sus enormes ingresos de exportación en el sistema financiero.

O, como escribió Ben Bernanke, ex presidente de la Reserva Federal de EEUU, en 2015: "Un exceso mundial de ahorro deseado sobre la inversión deseada, que emana en gran parte de China y otras economías de mercado emergentes de Asia y de productores de petróleo como Arabia Saudita", había creado un "exceso de ahorro mundial".

Pero, esta semana, el FMI puso de manifiesto otra cuestión que contribuye a ello, y que ha pasado desapercibida: los ultra ricos. Señaló que un "aumento sustancial del ahorro en la parte muy superior de la distribución de los ingresos en EEUU durante las últimas cuatro décadas . . . ha coincidido con el aumento del endeudamiento de los hogares, concentrado en los de menores ingresos, y el aumento de la desigualdad de ingresos".

Y aunque los economistas solían mirar esto a través de un lente estadounidense, "el fenómeno puede no limitarse a EEUU", señala el Fondo. Parece que es algo global. Y como los ricos no pueden gastar toda su riqueza — a diferencia de los pobres, que sí suelen hacerlo — este exceso de ahorro ha contribuido casi con toda seguridad "a la disminución secular de la tasa de interés natural".

Además, aunque el FMI le resta importancia, las acciones de los bancos centrales occidentales han empeorado la situación. Los años de flexibilización cuantitativa han aumentado el valor de los activos en manos de los ricos, ampliando así la desigualdad, y con ella el exceso de ahorro de los ricos.

¿Cuánto ha afectado esto las tasas? En realidad, nadie lo sabe, entre otras cosas porque la información sobre este oscuro mundo de la ultra riqueza es escasa. O, como señala el Laboratorio Mundial de la Desigualdad en su informe de 2022: "Vivimos en un mundo en el que abundan los datos y, sin embargo, carecemos de información básica sobre la desigualdad".

Además, los banqueros centrales occidentales tienen pocos incentivos para estudiar estas cuestiones demasiado públicamente, pues muchos se sienten avergonzados en privado de que la flexibilización cuantitativa haya empeorado la desigualdad.

Pero una señal de la tendencia puede encontrarse en el informe del Índice de Desigualdad de la Riqueza de 2022: no sólo el 1 por ciento más rico del mundo se ha llevado aparentemente el 38 por ciento de todas las ganancias de riqueza desde mediados de la década de 1990, sino que también la proporción privada de la riqueza nacional se ha disparado, mientras que la riqueza pública se ha reducido.

Otra pista sorprendente emana de los informes recopilados por los consultores de Campden, expertos en el ecosistema de gestión conocido como "family office", un grupo de empresas privadas que se encargan de la gestión de inversiones y del patrimonio para familias adineradas. En 2019, calcularon que había aproximadamente 7,300 de este tipo de empresas en el mundo, que controlaban US$6 billones en fondos, un aumento del 38 por ciento respecto a 2017. Entre 2020 y 2021, durante la última oleada de flexibilización cuantitativa, los fondos gestionados aumentaron un 61 por ciento en promedio.

Es posible que esta tendencia a la desigualdad se ralentice si la flexibilización cuantitativa — y con ella la inflación de activos — llega a su fin en 2022 y después. O tal vez no, ya que, como señala también el informe del FMI, un mundo de riesgos de estanflación y de subida de tasas perjudicará a los endeudados pobres mucho más que a los ricos.

De cualquier manera, el patrón merece mucho más debate entre economistas y politólogos. Necesitamos saber, por ejemplo, si los fondos ultra ricos intervendrán en la compra de activos como los bonos del Tesoro conforme los bancos centrales reduzcan la flexibilización cuantitativa.

Debería prestársele más atención a la forma en que las empresas “family office” están contribuyendo a un cambio secular de los mercados de capitales públicos a los privados, sobre todo porque economistas como Mohamed El-Erian predicen que esto se acelerará a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania.

También debemos prestarles más atención a las cuestiones de gobernanza. La expansión de los ahorros privados está generando formas innovadoras de filantropía (lo cual es bueno). Pero también puede subvertir la democracia a través de donaciones de dinero oscuro (lo cual es malo). En cualquier caso, #buymeafighterjet es un pequeño símbolo de un mundo cada vez más interconectado, pero desigual. Lo ignoramos por nuestra propia cuenta y riesgo.

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