Leonardo Carreño

Da Silveira, Robert Silva, y el Mides

Se fue Pablo Bartol y llegó Martín Lema; pero entonces, ¿quién tiene la llave de la puerta de entrada y salida de la pobreza?

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07 de mayo de 2021 a las 21:49

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Bartol no pudo solucionar el problema de la pobreza. ¿Lema podrá hacerlo?
No parece tarea fácil para lograrlo desde el Mides. Entonces, ¿quién?
¿Arbeleche, generando condiciones de inversión para que aumente el empleo y la gente tenga más trabajo y más ingreso?
¿Irene Moreira, con un plan de viviendas para que la gente que vive en cantegriles pueda mudarse a una casa digna?
¿Salinas o Cipriani, mejorando la salud, para que todos puedan estar sanos y fuertes para tomar responsabilidades laborales?
¿Mieres, con políticas pro-empleo y con planes de capacitación para reencauzar trabajadores en el mercado?
¿Será tarea de Larrañaga bajando los delitos y así la gente no es robada y salva ingreso y mejora su vida?
¿O serán los de áreas sectoriales, como Industria, Agropecuario, Turismo, Transporte, mediante la generación de oportunidades laborales?

El Mides no puede solucionar el problema de la pobreza, sino que puede ayudar a los pobres y algo más. Quizá ese “algo más”, pueda ser “mucho más”, lo que dependerá de las habilidades políticas y capacidades técnicas de quienes estén al frente del ministerio. Pero creer que el “desarrollo social” es tarea de un ministerio, parece una ilusión.
Pablo Bartol asumió el cargo de ministro hace poco más de un año, luego de una experiencia en un centro educativo de un barrio que tiene la pobreza más dura de todo el país, y que le había generado un reconocimiento amplio, tanto por sus resultados, como por sus métodos y estilo de diálogo constructivo.
Pablo se había preparado para el cargo cuanto tuvo la señal política de que se pensaba en él para esa complicada misión, y llegó con esperanzas, entusiasmo, planes en carpeta y ganas de trabajar. 

El desembarco en el Mides no era fácil, porque se trataba de un ministerio creado por el Frente Amplio al llegar al gobierno y armado de cero en 2005, con funcionarios especializados en el área, pero también con mujeres y hombres que tenían un compromiso político fuerte con el partido de gobierno y una militancia activa.
No es lo mismo un ministerio que viene de décadas y en el que se combinan generaciones diversas de funcionarios y jerarcas, que uno así, hecho “a medida”.
Su llegada al Mides se complicó más por el estallido de la emergencia sanitaria que paralizó actividades y dejó en banda a miles de uruguayos que viven del día a día, y precisaron ayuda inmediata, con refuerzo de partidas de dinero, con alimentos para comedores informales de los barrios (las “ollas”) y con soluciones temporales para el aumento de gente en situación de calle.

Independiente de eso, el diseño de la nueva conducción del Mides tenía fallas, al menos en la imagen que transmitía: 
a) un ministro con sensibilidad social, que sabía hablar el idioma de los pobres y tenía ideas sobre cómo abordar el problema:
b) un político de pura cepa, campechano, con experiencia de gestión, con códigos de fútbol o de “mostrador” de boliche, que  pudiera manejar la lógica política de un ministerio complejo; y
c) un director general con conocimientos jurídicos, que pudiera mirar con cuatro ojos los documentos y fundamentos de decisiones, que manejara la estructura burocrática y que fuera del círculo chico de la confianza de Casa de Gobierno.

Lo ideal es que una solo persona, el ministro, reuniera esos tres perfiles o características, pero lo real es que el tres por uno no funcionó.
A juzgar por la decisión de Lacalle Pou, Bartol no pudo conseguir los resultados esperados y ahora se confía en Martín Lema, hombre del riñón mismo de la 404, fiel escudero, que juega en toda la cancha, y con ganas de crecer políticamente.
“Mi profundo agradecimiento a Pablo Bartol por su dedicación y compromiso al servicio del país”, dijo el presidente en la despedida, y eso fue justo. El ex director de “Los Pinos” trabajaba toda la jornada y todos los días, y nadie duda de su compromiso con el cargo y su vocación de servicio. Aunque él creyera que precisaba más tiempo, el presidente entendió que no podía esperar para cambiarlo. 

¿En qué falló? ¿Falló Pablo o falló el diseño original?
¿Es más difícil de lo que parece?
¿Y qué es lo que realmente se puede lograr?
¿Podrá Martín?

La política es para los políticos, y quizá Bartol hubiese podido aportar más desde otro cargo, que del puesto de ministro. Hay una confusión que se generalizó sobre la supuesta necesidad de condición técnica para los cargos políticos.
Bartol puede sentir que no falló, pero el presidente pudo concluir que su ministro no lograba lo que él esperaba, y esto es política.
Lacalle Pou ha demostrado, incluso antes de ser presidente, que no le tiembla el pulso para decisiones de esta naturaleza, y lo bajó. Incluso aunque esa decisión pueda verse como reconocimiento a que se equivocó al nombrarlo.

¿Es más difícil de lo que parece sacar a la gente de la calle y alojarla en hogares? ¿Es más difícil atender y encontrar solución para los indigentes y los pobres, de pobreza dura? Sí, sí, lo es. Y eso es una lección para los partidos; cuando se está en la oposición, todo parece más fácil, aunque no lo sea.

¿Podrá Martín Lema? ¿Qué es lo que realmente se puede lograr?
La respuesta depende de lo que le haya pedido el presidente (más allá de los cometidos generales que la ley Nº 17.866 y el decreto N° 260/005 asignan a ese ministerio), y luego de cómo Lema encare su gestión.

Pero lo que ya podemos asumir es que ni Bartol, ni Lema, pueden solucionar el problema de la pobreza desde el Mides.
La salida de la pobreza depende de gestión en viviendas, salud, trabajo, manejo macroeconómico, y fundamentalmente de educación.
Viviendo en piso de tierra y techo de chapa no se puede salir de la pobreza. Sin trabajo formal que genere ingreso estable y genuino, no se sale. Con subsidio se sobrevive, pero no se sale. Sin inflación baja, que cuide el poder adquisitivo, tampoco. Sin marco propicio para la inversión que genere crecimiento, no se sale. Pero, sobre todo, sin educación de calidad, sin capacitación adecuada para la inserción laboral, sin eso no se sale. Para ayudar a los pobres, el Mides puede ser eficaz. Para sacar gente de la franja de pobreza, medida por ingreso, la gestión de Economía es clave. Pero para ayudar a que los pobres puedan dejar atrás la pobreza, la educación es lo esencial.
Se fue Bartol, llegó Lema; pero Pablo Da Silveira en el MEC y Robert Silva en la ANEP, siguen siendo los que realmente tienen la llave de la puerta principal, de entrada y salida de la pobreza.

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