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11 de febrero 2023 - 5:01hs

Daniel Sánchez se formó en River Plate, integró uno de los históricos equipos de Danubio y jugó en el Peñarol de los mil achiques dirigido por César Menotti. Defendió a la selección uruguaya en la conflictiva época de Luis Cubilla. En dos oportunidades el destino lo ayudó a no abandonar el fútbol y cuando lo hizo, de forma abrupta, permaneció alejado durante ocho años. Vendió zapatos, volvió al fútbol y se apartó para trabajar en un colegio privado. 

Del bombazo que le reventó el pecho, del encuentro en el Parque Batlle cuando analizaba abandonar el fútbol, de las vivencias increíbles en el Danubio de 1988 y mucho más, habla esta historia de vida del Pecho Sánchez.

De La Rinconada a River Plate

En el club de baby fútbol La Rinconada del Buceo fue donde Daniel pasó toda su niñez. La canchita quedaba a dos cuadras de su casa, en Margariños Cervantes y Ramón Anador. Aún se mantiene en contacto con amigos de esa época, en la que fueron campeones en todas las categorías.

Su papá era mecánico de máquinas de escribir y la mamá ama de cada, encargada de las labores diarias y de la crianza de sus dos hijos: Daniel el mayor y Eduardo, un año y siete meses menor. Una familia humilde, en la que sobraba amor. "Recuerdo esa etapa como un momento hermoso porque no eran necesarias tantas cosas para ser feliz", contó.

La escuela y el liceo los cursó en el Colegio Monseñor Isasa y en el Sagrado Corazón.

La Rinconada: Daniel está en la fila de los parados, es el segundo desde la izquierda

Terminado el baby en La Rinconada, fue probar suerte a River Plate. Lo invitó Washington Ocampo, un amigo que era "tremendo delantero" según el protagonista de esta historia. Se subieron a un ómnibus y fueron hasta el Prado.

El entrenador encargado de tomar las pruebas era Goyo Peralta. Le tiró una pelota a Daniel y le dijo "dominala y hacé el gol". La dominó con un pie, con el otro, con la cabeza y metió el gol. Cuando terminó, Peralta miró a Panchito Míguez, antiguo dirigente del club, y le ordenó: "Fichalo".

"¿Pero no lo vas a ver jugar?" preguntó Panchito. "No hace falta, viene de La Rinconada". Del mismo club antes habían ido a River Eduardo Pierri, Miguel Eguren, Beto Furtado, Piolín Ponce. El éxito estaba asegurado.

"¡Buena, Pecho!"

Así fue que en 1977 se unió a la Sexta división, dirigido por Goyo Peralta y Carlos Oria. En un partido de esa divisional surgió el apodo de Pecho que aún lo acompaña.

Era un partido difícil que River ganaba 1-0, pero el rival lo metió contra el arco en los minutos finales. Jorge Rama, el golero con el que aún mantiene amistad, salió despavorido a cortar un centro al punto penal y quedó con las manos vacías. La pelota fue hacia un rival que remató con una fuerza brutal. Daniel, que se había parado en la línea del arco, recibió el bombazo en el pecho. "Salvé el gol, pero quedé inconsciente. Me caí, yo tenía 15 años, y tratan de recuperarme. Cuando me levanté, el kinesiólogo me gritó '¡buena, Pecho!'. Y me quedó para siempre".

En 1978 jugó en la Quinta B (River descendió a fines del 77), y volvió a la A en 1979 y 1980 jugando en Cuarta división. Esos dos años fueron campeones dirigidos por Carlos Oria.

"Fue la etapa del amateurismo, porque en formativas no ganas un dinero. En aquel entonces no recibíamos ni viáticos para los ómnibus, el esfuerzo venía de nuestras casas. Y muchas veces nos ayudábamos entre nosotros, al que le faltaba un peso para ómnibus se le daba y yo también lo precisaba. Eso generaba una unión muy fuerte y tengo maravillosos recuerdos de River", dijo Sánchez.

Cuarta división de River, campeona en 1979 y 1980; en la fila de parados, Sánchez es el tercero desde la izquierda

 

Durante 1980 el técnico de Primera división, Walter Taibo, lo incluyó en varios partidos, pero fue Sergio Markarian en la temporada siguiente el que le dio continuidad. En 1981 el Pecho Sánchez fue el futbolista de River que sumó más minutos en el equipo principal.

Fueron cuatro años en la primera de River y en 1984 jugó en Liverpool, en la B, un paso que dio por obra del destino. Las campañas del darsenero de 1982 y 1983 desencadenaron en el descenso y Sánchez quedó libre. Se lo comunicaron 10 días antes del inicio del campeonato. Un golpe duro, difícil de asumir. 

"Disfruté muchísimo mi vida. Las cosas que me tocaron vivir, buenas y malas en el fútbol, las volvería a vivir de la misma manera porque estoy satisfecho con lo que viví".

Mientras analizaba si continuaba en el fútbol o lo abandonaba para trabajar en otra cosa, porque la situación económica no era la mejor, salía a correr por el Parque Batlle. Entrenaba solo, hasta que un día se cruzó con Carlos Oria. "Me preguntó en qué andaba, le expliqué y me dijo que iba a ver si podía darme una mano".

Oria habló con Roberto Fleitas, entonces técnico de Liverpool, y Sánchez terminó en el equipo de Belvedere.

"Lo que es la vida, 10 segundos más o 10 segundos menos, no me cruzo con Oria y quién sabe que hubiera sido de mi vida. Lo mismo me pasó cuando tenía 17 años y no existía la posibilidad de sostenerme, no se toleraba más y tenía que empezar a trabajar, pero justo se me presentó la citación a la selección juvenil que fue a Cannes, salimos campeones y cuando volví empecé a ganar un sueldo mensual en River", recordó.

Inés Guimaraens Daniel Sánchez repasó parte de su historia futbolística

Liverpool salió tercero en la B y no ascendió en 1984. Al siguiente Pedro Cubilla lo llevó a Rampla Juniors, equipo que se clasificó por primera vez en su historia a la Liguilla, en 1986 fue dirigido por Gregorio Pérez en Central Español y fueron campeones de los equipos en desarrollo, logrando la Copa Montevideo.

Los increíbles momentos en Danubio

Luis Cubilla lo llevó a Danubio en 1987. Fue la única incorporación del franjeado el año que comenzó el proyecto que se coronó con el equipo que logró el Campeonato Uruguayo 1988 con Ildo Maneiro como DT y llegó a semifinales de la Copa Libertadores 1989.

 

"Salimos campeones del Competencia, del Campeonato Uruguayo en las dos ruedas, fue un año impresionante. En la Liguilla no nos fue muy bien y terminamos terceros. Pero al haber salido campeones uruguayos tuvimos la posibilidad de jugar con el segundo una final para ir a la Copa Libertadores", contó.

Ese partido decisivo fue contra Defensor. Un encuentro con un final agónico. "Carlos Rodríguez, que tenía 17 años y había entrado desde el banco, hizo el gol en el minuto 90; fuimos a festejarlo con él al córner y quedamos ahogados. Cuando volvimos a armarnos, Defensor movió y nos empató", indicó.

Danubio, campeón Uruguayo 1988

El juego se definió por penales y lo ganó Danubio con el último tiro de Polillita Da Silva. "Si lo erraba tenía que ir yo a patear el sexto penal. Cuando Polilla va a patear le digo a Maneiro, 'me voy preparando para patear el siguiente'. Él me mira y me dice, 'no, no, quedate tranquilo que ya estamos en la Copa'. Imaginate, con la locura que había en el Estadio, me dice eso con total tranquilidad".

Un rato más tarde, en el vestuario, Sánchez le preguntó al entrenador porqué había estado tan seguro que Da Silva no fallaba: "Lo que me dijo que quedó para el resto de mi vida y me sirvió mucho para cuando trabajé como entrenador: 'porque en el fútbol la calidad hace la diferencia'. Así de sencillo".

Danubio entró en la serie con Peñarol, Bolívar y The Strongest. Le ganaron 4-1 a los aurinegros con tres goles de Ruben Pereira y se fueron a jugar en la altura, donde sucedió un hecho que los marcó para siempre.

"Los hinchas de Danubio se fueron en ómnibus. Si ves la foto, no podés creer que hayan llegado a La Paz con eso. Cuando llegaron, algunos sangraban de la nariz, otros del oído, por la altura. Y nosotros estábamos en un hotel de 5 estrellas. Los jugadores les llevamos comida y bebidas, y los hicimos pasar a las habitaciones para que se ducharan, de contrabando, porque no estaba permitido. Me acuerdo y me tiembla la voz. Después que jugamos los partidos y los perdimos, nos fueron a despedir a la puerta del hotel y nos abrazamos todos. La hinchada de Danubio nos marcó a fuego", recordó emocionado.

Selección juvenil de 1979 que ganó el Torneo de las Promesas en Cannes

En la vuelta Danubio perdió con Peñarol y ganó con sobresaltos ante Bolívar y The Strongest, logrando la clasificación. En la siguiente fase le tocó Nacional, campeón de la Libertadores el año anterior. El primer partido terminó 0-0 y en el segundo Danubio ganó 3-1. El primer gol lo hizo Sánchez tras un tiro de esquina: "Kanapkis y Polilla fueron al primer palo y sacaron dos marcas importantes; la pelota cayó por detrás de Polilla, donde yo venía entrando. La pelota bajó tanto que tuve que inclinarme a medio metro del piso para cabecear. No vi nada, solo que la red se movió y la gente de Danubio empezó a festejar en la Colombes".

El Rata Dalto y Pompa Borges pusieron el resultado final. "La unión que había entre la hinchada, los jugadores y el cuerpo técnico nos dio una fortaleza impresionante. Cuando un conjunto de seres humanos es muy fuerte a través de valores, es muy difícil derrotarlos", reflexionó.

Danubio le ganó después a Cobreloa de Chile y cayó en semifinales frente a Atlético Nacional de Colombia.

El Peñarol de los mil achiques y la selección

Roberto Fleitas lo llevó a Peñarol en 1990, pero al poco tiempo asumió el argentino César Luis Menotti. 

"Fue bravo porque Menotti nos exigía hacer el achique para provocar el offside, entonces durante un partido eran muchos achiques que se hacían. Si vos hacés pocos achiques, menos posibilidades de equivocarte tenés. Fue duro para nosotros porque nos imponía y a veces se hacía muy cerca de la mitad de la cancha. Ese año Fernando Alvez fue figura, porque resolvió no se cuántos mano a mano. Ahí me tocó alternar, pero tengo un hermosos recuerdos porque pasar por un equipo grande es una experiencia que no tiene comparación. Es como pasar por la selección mayor", contó.

En 1991, 1992 y 1993 volvió a defender a Danubio y luego de la Liguilla que se jugó en enero de 1994, su carrera terminó abruptamente.

"Terminé mi carrera de futbolista con 33 años. Estaba en condiciones de seguir jugando. Toda mi vida me cuidé muchísimo, no fumaba, no tomaba, a los entrenamientos me los tomé muy en serio, con gran responsabilidad. Yo estaba en condiciones físicas de seguir jugando. Pero lamentablemente no pasó. Fue una situación que la recuerdo, tengo memoria y sé cómo fue todo, pero también creo que fue algo que pasó, que se vivió en un momento, hace muchos años atrás. No le guardo rencor a nadie, la vida sigue y tenés que seguir mirando las partes positivas de las personas, de las cosas, porque ya tenía una familia y tenía que continuar. Seguí metiendo para adelante y luchando como fue toda mi vida y esa etapa igual. Estuve ocho años alejado del fútbol, con algunas experiencias puntuales, pero después de ocho años comencé a retomar la senda por el fútbol como entrenador en divisiones formativas", contó Pecho Sánchez.

Sánchez saluda a Matthäus como capitán de Uruguay en un amistoso contra Alemania en 1992

Entre 1991 y 1993 Sánchez jugó en la selección uruguaya que dirigió Luis Cubilla. Una época conflictiva, que generó un enfrentamiento entre el entrenador y los futbolistas Ruben Sosa, Enzo Francescoli, Carlos Aguilera, José Herrera y Daniel Fonseca que jugaban en el exterior y eran representados por Francisco Casal.

Sánchez, que participó de la Copa América de Chile 1991, la Copa América de Ecuador 1993 y las Eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 1994, quedó en medio de aquel conflicto. Después de 30 años, prefiere no hablar en profundidad de ese período y piensa mucho cada palabra.

"Fue una etapa muy difícil por los problemas que se generaron. La verdad que fue una experiencia que sirvió mucho para que no se vuelva hacer nunca más, que no pase nunca más. A las cosas siempre hay que sacarle el lado positivo. Si algún día hay que revisar en las etapas que se vivieron en la selección, para no repetir errores que se cometieron antes, eso es un gran ejemplo para aprender que eso no debe suceder nunca más. No guardo rencor a nada y no me olvido, tengo muy buena memoria", subrayó.

Esa situación, sin embargo, provocó su alejamiento durante ocho años del fútbol profesional. En 1996 estuvo al frente junto a Enrique Barrera de la escuela de fútbol de Peñarol donde trabajaron con Miguel Peirano, Fito Barán y Topo Rosa.

Inés Guimaraens Sánchez integró el equipo de Danubio Campeón Uruguayo de 1988

Además, entrenó a futbolistas japoneses de 16 y 17 años que traía el empresario Gustavo Pulleiro dos veces al año. Luego dirigió el equipo Asmedia en la Liga Universitaria, integrado por japoneses y uruguayos. Así se vinculó al mundo universitario.

Durante ese tiempo también vendió zapatos, porque había que salir adelante.

"El fútbol también me dio la posibilidad de poder juntar algún dinero, que fue lo que me sostuvo. Ahorrar algún dinero y destinarlo a armar alguna cosa para sostenerme, fue importante. No me gusta dramatizar y los momentos difíciles los menciono. Soy una persona que miro el lado positivo de las cosas, porque considero que se vive una sola vez y hay que tratar de ser feliz", reflexionó.

Desde 2016 comenzó a trabajar como coordinador de fútbol en el Colegio Elbio Fernández y permanece hasta el día de hoy. "Lo disfruto muchísimo" expresó, pero no reniega de volver al fútbol profesional: "Sigo siendo un bicho de fútbol y ojalá en el futuro tenga la posibilidad de volver", expresó.

Equipo de Uruguay que empató 1-1 con Brasil en el Centenario, en las Eliminatorias de 1993

Trayectoria

Futbolista: La Rinconada (baby fútbol), River Plate (juveniles y Primera división), Liverpool, Rampla Juniors, Central Español, Danubio (dos períodos) y Peñarol. Selección uruguaya juvenil y mayores.

Entrenador: 1998 Quinta y Cuarta división de Huracán Buceo; 2001 y 2002 formativas de Danubio; 2006 y 2007, formativas de Central Español; 2008 formativas de Sud América; 2009 formativas de Central Español; 2010 Primera división de Central Español; 2011 y 2012 Primera división de Danubio; 2013 Miramar Misiones.
También dirigió a la selección uruguaya Universitaria en dos períodos.

Sus maestros

"Tuve la enorme suerte de trabajar con profesores, aprendí muchísimo: Ildo Maneiro, un fuera de serie como persona y entrenador; Gregorio Pérez otro fenómeno; Sergio Markarian, el que se la jugó y me puso en Primera división, Óscar Tabárez, Luis Cubilla. Tuve maestros extraordinarios y me sirvió como enseñanza de futuro".

Temas:

La vida de Daniel Pecho Sánchez Pecho Sánchez

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