Leonardo Carreño

Del triunfalismo a la confianza con cautela: los dos mensajes de Lacalle Pou sobre la LUC con un año de diferencia

Dos mensajes de Lacalle Pou con un año de diferencia muestran el cambio en el mapa político

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07 de agosto de 2021 a las 05:03

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Las dos reuniones fueron en la residencia de Suárez y Reyes. Ambas tuvieron como agasajados a los legisladores de la coalición de gobierno. Se habló, en una y otra ocasión, de la ley de urgente consideración (LUC) y del eventual referéndum impulsado por la izquierda. Y lo que dijo al respecto el presidente Luis Lacalle Pou, o más aun, los matices entre lo que dijo en cada una de esas reuniones, es reflejo del sutil cambio que se produjo en el escenario político a partir de la entrega de las firmas para llamar a consulta popular contra 135 artículos del buque insignia del gobierno.

Si bien en el gobierno y en la coalición están convencidos de que tienen todo para ganar el referéndum –amparados por ejemplo en el respaldo popular que aún mantiene la gestión del presidente, así como la valoración positiva de los resultados en asuntos claves, como la seguridad y el manejo de la pandemia–, el oficialismo no deja de reconocer que el logro de esas firmas dio un envión a una oposición que hasta hace poco lucía perdida y aletargada.

Por eso en las últimas semanas el presidente bajó a toda la coalición una arenga para salir a defender la ley y a no dar por ganada de antemano la compulsa electoral que asoma desde el vamos como un plebiscito a la gestión de gobierno.

Del triunfo holgado a la cautela

En la primera de las reuniones, el 26 de agosto de 2020, la LUC acababa de ser promulgada y las organizaciones sociales empezaban a discutir la posibilidad de juntar voluntades para llevar la norma a un referéndum.  

En ese entonces, Lacalle Pou convocó, además de a senadores y diputados de la coalición, a los ministros de su gobierno para presentar los principales lineamientos del Presupuesto Nacional, pero la instancia dio lugar también a un informe político que incluyó un análisis de la situación de la oposición. 

Eran días en los que la pandemia se había disipado casi hasta desaparecer, y el manejo sanitario recibía el respaldo de casi toda la ciudadanía, incluyendo amplios apoyos de votantes frenteamplistas. Eran días, también, en los que los propios dirigentes del PIT-CNT, incluyendo a su presidente Fernando Pereira, planteaban serias dudas sobre la conveniencia de impulsar un referéndum en condiciones tan favorables al oficialismo

A eso se sumaban voces importantes dentro del Frente Amplio, que también veían que la recolección de firmas conllevaba el gran riesgo de sumar un fracaso para una oposición ya debilitada

Ante ese panorama, Lacalle Pou dijo en la reunión con la coalición que veía al Frente Amplio “como bola sin manija” por no poder “entrarle” a un gobierno de gran “respaldo popular”.

Como muestra de ese apoyo de la ciudadanía, Lacalle mencionó en ese entonces la posición de Pereira respecto al eventual referéndum, y dijo que estaba convencido de que si la izquierda salía a juntar firmas el gobierno vencería con comodidad y obtendría un nuevo respaldo explícito a su agenda de reformas.

Once meses pasaron hasta el pasado viernes 30 de julio, cuando el mandatario volvió a abrir las puertas de su residencia en el Prado, esta vez solo para senadores y diputados de la coalición, y con el referéndum de la LUC como tema principal

Pocas semanas después de que el PIT-CNT y el Frente Amplio celebraran en las calles la entrega de más de 790 mil firmas, Lacalle Pou dio un mensaje de “unidad” a la bancada oficialista y planteó algunos criterios a tener en cuenta en la estrategia de defensa de la LUC

En esa segunda reunión, el presidente dijo que la normativa impugnada “ya ha dado buenos resultados” y que había que defenderla hablándole “a la gente” y no enfrascándose en debates menores con dirigentes de la oposición. 

Pero más allá de otros pedidos, como el de mantenerse “unidos” y evitar “la grieta”, esta vez, según relataron los presentes, no hubo un pronóstico sobre el resultado.

Lacalle Pou se limitó a decir que un triunfo en las urnas implicaría un “enorme espaldarazo” al gobierno y a la coalición multicolor, mientras que en caso de una eventual derrota el gobierno debería “remar como ha remado en muchas otras ocasiones”.

Fuentes cercanas al presidente dijeron a El Observador que Lacalle Pou sigue “confiado” en que su gobierno saldrá victorioso de la instancia, y hasta plantearon que al mandatario “lo motiva” la instancia electoral, uno de los escenarios en los que durante su trayectoria política se ha movido con mayor comodidad. 

En la reunión con los legisladores, Lacalle Pou bromeó que a veces se levanta “con ganas de ser diputado por una semana”, una forma de graficar su tentación por salirse un momento de las restricciones de su rol institucional y bajar a la cancha para ingresar al debate más duro contra la oposición y los sindicatos.

Si bien en el gobierno pretenden evitar que el referéndum afecte la agenda de reformas ya pautadas, los dirigentes oficialistas reconocen que la instancia supuso un cambio significativo en el panorama político, ya que obliga a dedicar tiempo, energía y una dosis de preocupación para evitar que la izquierda dé el batacazo.

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