Descontar facturas en pymes con la tasa de interés del Estado

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28 de julio de 2022 a las 18:44

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 El deprimido mercado de valores uruguayo puede tener un envión para que empresas locales puedan abrir su capital o emitir deuda para financiarse con el ahorro privado, uno de los temas pendientes que tiene la industria de capitales local. El Banco Central (BCU) aprobó un nuevo régimen que busca flexibilizar las emisiones simplificadas de oferta pública para las empresas más pequeñas. ¿Lo logrará? ¿Qué escollos todavía debe sortear un mercado diminuto como el uruguayo? Además, en el gobierno se ilusionan con un nuevo esquema de financiamiento para las pymes a través de facturas electrónicas con las empresas públicas como protagonistas. De esto te escribiré en esta entrega nueva entrega de Rincón y Misiones.

El debe del mercado de capitales

Uno de los períodos de crecimiento económico más vigoroso que tuvo la economía uruguaya entre 2003 y 20219 tuvo algunos debes. Uno de ellos fue el (escaso) desarrollo de su mercado de valores para que las empresas tengan otra opción para financiarse y también para que el ahorro privado pueda diversificarse y dejar de lado el abrumador predominio que hoy tiene los depósitos a plazos fijos, a la vista, que no le generan ningún retorno o ganancia a esos ahorristas. Si bien el avance de la tecnología ha acercado distintas opciones para canalizar el ahorro de las familias, el grueso de los ahorristas uruguayos que prefieren dejar su dinero en el país tienen escasas alternativas en el mercado de capitales regulado.

En noviembre de 2016 el Banco Central del Uruguay (BCU) aprobó un régimen simplificado de emisiones de oferta pública buscando que empresas de menor porte tomaran el camino del mercado de capitales como una opción más a la hora de obtener financiamiento para apalancar sus negocios. Si bien el objetivo era compartido por todos los agentes del mercado, esa apuesta no salió como se pensaba. Ese régimen no ofreció una ecuación atractiva para los privados ya sea por los tiempos que insumía recorrer todo ese proceso y los (elevados) costos que solo se justificaban para emisiones relativamente grandes. También hay quienes consideran que la cultura de las empresas en Uruguay lleva a que no son tantas las que están dispuestas a abrir su capital para que se sumen socios privados que luego tendrán algún tipo de participación en los directorios de sus compañías, en su mayoría familiares. La alternativa para financiarse a mediano y largo plazo ha sido la financiación a través de la oferta privada.

Hace un par de semanas el BCU realizó ajustes a la normativa sobre emisiones de valores de oferta pública bajo un régimen simplificado para colocaciones por un máximo de hasta 100 millones de unidades indexadas (unos US$ 13 millones).

Dentro de las nuevas flexibilizaciones frente al régimen anterior, hay normas vinculadas a la información contable, se elimina la obligatoriedad de contar con una calificación de riesgo y de auditorías externas para empresas de pequeño y mediano porte. Estos ajustes implican una reducción importante de los costos y los tiempos que requiere estructurar una emisión.

De acuerdo a los datos del BCU a junio de este año, el circulante de valores de oferta pública era de US$ 46.720 millones. El Estado acá es el gran protagonista con colocaciones por US$ 42.693 millones, básicamente compuesto por las emisiones de deuda del Ministerio de Economía y Finanzas y el BCU. El circulante de Obligaciones Negociables (ON) y fideicomisos financieros en régimen de oferta pública era de US$ 509 millones y US$ 804 millones, respectivamente.

Por su parte, el el caso de los oferta de oferta pública del sector privado, había en junio US$ 4.027 millones en circulación (apenas el 9% del total), con un marcado protagonismo de los fideicomisos financieros (US$ 3.219 millones), ON (US$ 440 millones), acciones (US$ 243 millones) y bonos hipotecarios (US$ 125 millones). Más allá de que aún es un número reducido, las emisiones del sector privado aumentaron casi en US$ 1.000 millones durante el último año móvil y alcanzaron un máximo histórico.

El tamaño de las empresas en Uruguay es un obstáculo natural para pensar en un listado de cientos de empresas saliendo al mercado de valores. De las casi 300 mil empresas que hay registradas en el país, apenas 1.250 superan una plantilla de 100 empleados.

Los escollos y su potencial

El tema del que te estoy escribiendo es jueves lluvioso surgió de una charla que presencié sobre el desarrollo del mercado de capitales organizada por la Academia Nacional de Economía y CFA Society Uruguay en el Piso 40 del World Trade Center, y que tuvo como expositores a los economistas Julio de Brun y Carlos Steneri, y al presidente de la Comisión de Promoción del Mercado de Valores (CPMV), Alberto Estrada. El gobierno de Lacalle Paou apeló a este economista uruguayo (Estrada) con 25 años de experiencia en el mercado de capitales argentino para liderar un proceso de transformación del mercado de capitales en Uruguay. 

En su disertación, De Brun calificó como un “hito” que las emisiones del sector privado hayan alcanzado un máximo histórico en Uruguay al superar la barrera de los US$ 4.000 millones pese a la supremacía histórica del sector público. El expresidente del BCU considera que hoy Uruguay cumple con pilares básicos para promover el desarrollo de su mercado de capitales: estabilidad macro y cumplimiento de las normas contractuales.

“En un mercado de capitales pequeño, el desarrollo del marco institucional y la confianza llevan tiempo”, aseguró De Brun.

Otro factor que también tiene su peso es el factor cultural y las relaciones sociales. En eses sentido, De Brun consideró que no abundan las empresas familiares (que son la gran mayoría en Uruguay) que estén dispuestas a abrir su capital al mercado y tener, por ejemplo, a un AFAP en su directorio. El experto indicó que en las empresas se aceptan las relaciones con terceros para que sean proveedores o como financiadores pero no como socios de riesgos. Ese papel (que requiere un mayor nivel de confianza) suele quedar relegado al círculo más íntimo (familiares directos, amigos).

Otra de las debilidades es que hay que encontrar agentes que estén dispuestos a estructurar instrumentos privados de emisión de oferta pública por fuera de los grandes proyectos de infraestructura que han salido hasta el momento y que tuvo su madurez con la creación del fondo de deuda de CAF-AM del Banco de Desarrollo de América Latina.

En tanto, para Steneri, los instrumentos para pensar en un mercado de capitales más activos tiene que ser pocos y claros, con sanciones importantes y jueces que actúen en consecuencia. También consideró que el país tiene un debe en la cultura y la educación sobre las finanzas y que una parte importante del ahorro privado está a una tasa del 0% porque hay desconocimiento o porque hay miedo. “Ahí tenemos un problema. Quizás tenga que existir una política educativa que arranque desde el liceo”, consideró.

Por otro lado, consideró que existe un “potencial enorme” para atender la demanda de vivienda mejorando el fondeo de las hipotecas para poder prestar a plazos de 30 años y, por ejemplo, el doble del plazo de los créditos promedio que otorga hoy la banca. 

El papel de las facturas y un hub regional

El factoring es una alternativa de financiamiento para pequeñas y medianas empresas en muchos países y de forma extendida. Básicamente es un contrato mediante el cual una empresa traspasa el servicio de cobranza futura de los créditos y facturas existentes a su favor y a cambio obtiene de manera inmediata el dinero, con un descuento.

El presidente de la Comisión Promoción de Valores dijo que el caso chileno es un ejemplo a seguir y se mostró optimista en que Uruguay pueda recorrer ese camino a futuro aprovechando la potencia y capilaridad de organismos públicos como UTE, Ancap o OSE que contratan a miles de proveedores en todo el país.

Strada comentó que Uruguay ya cuenta con ese instrumento para exprimirlo porque está activo el sistema de factura electrónica. “Me tiene muy entusiasmado. Esto es lo que cambia la ecuación para vincular el mercado de valores con la economía real de Uruguay”, consideró. 

El titular de la comisión considera que ello dejaría de lado un factoring —donde los bancos pueden ser un pocos tímidos en su cartera de financiamiento y son pocas empresas— a  un nuevo mercado más profundo donde que desarrolle fondos comunes que darían un espacio al inversor minorista para adquirir esas facturas con un análisis crediticio bajo y extremadamente fácil y a una tasa del gobierno.

“Así se estaría financiando a un electricista de Treinta y Tres con la tasa de interés que paga el gobierno nacional porque estaría comprando una factura de UTE”, dijo a modo de ejemplo.

¿Por qué no es tan fácil de instrumentar hoy? Porque se requieren cambios legales importantes. La factura tendría que ser un título ejecutivo (hoy no lo es) y tiene que tener un plazo de conformación, entre otros requisitos. “Estamos intentando copiar algo que otros países realizaron con éxito”, explicó Strada.

El otro sueño del pibe que sobrevuela sobre el mercado de capitales es que Uruguay pueda transformarse en un hub regional. Es decir, aprovechar su buena reputación respecto a sus pares para que empresas del porte de Petrobras o YPF, por ejemplo, puedan utilizar a Uruguay como su plataforma para obtener fondos en lugar de fondearse en EEUU.

El país tiene algún camino ya recorrido de cercanía con importantes fondos de inversión que operan desde Uruguay. Los últimos datos manejados por el Banco Central (BCU) mostraron que en mayo había registrados 163 asesores de inversión y gestores de portafolio. Estos agentes prestaban servicios a un total de 29.859 clientes en distintas partes del mundo —mayoría argentinos—, y tenían activos bajo manejo por unos US$ 30.900 millones. Eso equivale a más de la mitad del PIB de Uruguay.

Parece claro que país tiene un potencial intacto de transformarse en un hub regional para el mercado de valores, aunque primero habrá que comenzar por hacer más atractivo y profundo lo que hoy funciona en casa para pensar a jugar en otra liga luego. 

 

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