El avión de la empresa venezolana Emtrasur despegó el pasado 8 de junio de Buenos Aires (Argentina) sin el combustible necesario para volar a Caracas (Venezuela), adonde pretendía. La tripulación a bordo del Boeing 747 presentó entonces a la torre de control del Aeropuerto de Ezeiza un plan de vuelo para hacer escala en Carrasco, Montevideo. Un día antes, las empresas argentinas YPF y Shell no le permitieron reabastecerse de combustible en la capital argentina.
Uruguay rechazó el pedido de la tripulación venezolana-iraní. La decisión la tomó el ministro de Defensa, Javier García, en cuatro minutos, tras una llamada que recibió de su par de Interior, Luis Alberto Heber, quien había sido informado por los servicios de inteligencia de Paraguay de que el país estaba ante una firma venezolana con conexiones con Irán y que tanto la aeronave como parte de su tripulación, tenían antecedentes de apoyo logístico a organizaciones consideradas “terroristas” a nivel internacional como la Guardia Revolucionaria de Irán y la Fuerza al-Quds.
Sin éxito, la aeronave de 300 toneladas –que aguardaba con trayectorias en círculos sobre el Río de la Plata– volvió a Ezeiza. Desde entonces, se encuentra retenido y la Justicia argentina lo investiga, así como también a los cinco iraníes y 14 venezolanos que llevaba a bordo. El gobierno de Venezuela constató que el avión aterrizó con 17 mil litros de combustible, que los consideró insuficientes. En un comunicado del 16 de junio dijo que es “muy por debajo de lo recomendado por el Procedimiento Operacional estandarizado de Emtrasur, que está establecido en 20 mil litros".
Por reglamentación internacional, ninguna aeronave puede despegar de un aeropuerto sin ciertas condiciones de seguridad en el manejo del combustible.
“De ninguna manera la aeronave estaba en riesgo”, aseguró a El Observador este miércoles el comandante en jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, Luis Heber De León. “Los cálculos del combustible cuando el individuo (piloto) sale, que es una declaración jurada, dice que está en condiciones internacionales. Indudablemente que no es cierto que tenía un riesgo. Si tenía ese riesgo, no podía haber salido”, insistió.
La aeronave tiene que tener condiciones para salir de origen, tener la capacidad de llegar al punto donde previó e ir un alternado por cualquier incidente, más 45 minutos de reserva, explicó De León.
En este caso, si el Boeing 747 salía de Ezeiza y demoraba 36 minutos a Montevideo, necesitaba esos 36 minutos de vuelo, más el combustible para ir al alternado (en este caso 36 minutos más), más los 45 minutos de reserva que exige la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Si el piloto declara en vuelo que tiene una emergencia de combustible, la ley internacional obliga a que esa aeronave aterrice en el lugar más cercano, que en este caso era Montevideo, adonde iba.
Este no fue el caso. El piloto iraní Gholamreza Ghasemi –imputado– “no declaró de ninguna manera, porque están las grabaciones, de que tuvo una emergencia” con el combustible, expuso el comandante. Y agregó: “El hombre estaba en condiciones normales de operación. La aeronave salía con el combustible necesario para cumplir su misión acorde a la norma. Además, el piloto cuando le dicen que no puede entrar al espacio aéreo uruguayo, al no declarar riesgo de combustible retorna al punto. No había ningún tipo de riesgo”.
De León aseguró, por último, que “si (el piloto) hubiese declarado riesgo de combustible, hubiese aterrizado acá (en Carrasco)”, pero “se le hubiese aplicado una multa” al comprobar que ese problema no ocurrió.
En su respuesta al comunicado del gobierno de Nicolás Maduro, el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, afirmó este sábado que el gobierno uruguayo tomó la decisión "asegurando que (la aeronave) tenía el combustible suficiente para que no hubiera otro tipo de riesgo".
Venezuela denunció ante la comunidad aeronáutica internacional que la “lamentable acción (uruguaya) pudo haber ocasionado una tragedia, pérdidas humanas y daños para ambas naciones". Para las autoridades venezolanas hubo un "irresponsable manejo" de la situación, y fue un "terrible hecho", calificó.
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