El básquetbol uruguayo en busca del nuevo Paolo Quinteros

Aquel 2002 fue un año mágico para Trouville. Pocitos volvió a respirar los mismos aires de 1973 cuando el equipo terminó vicecampeón detrás de Peñarol tras jugar un triangular final junto con Hebraica Macabi en cuya cancha abierta se disputó el partido decisivo entre el aurinegro y los rojos donde destacaban Mahoma Wenzel, Alejandro Nin, y Jorge Caresani. 

¿Qué pasó en 2002? Un Paolo Quinteros de 23 años llegó al equipo que conformó pero no dirigió Alberto Espasandín que justo recibió una beca de formación en el extranjero. 

Quinteros, formado en La Unión de su natal Colón, provincia de Entre Ríos, ya había ganados dos Ligas Nacionales de Argentina, un  Sudamericano y un Panamericano de clubes con Estudiantes de Olavarría. Este último torneo se jugó en el año 2000 en el Cilindro. En la final, Estudiantes derrotó 74-64 a Aguada. 

"En ese equipo era un jugador de recambio, pero que ya era importante por su capacidad de goleo; saltaba del banco con mucho protagonismo", expresó Morales.

"Su llegada se dio de casualidad porque necesitaba salir al exterior". El destino de Uruguay nunca fue habitual para los jugadores argentinos que suelen ir a mercados más fuertes.

"Entonces eso nos cambió la estrategia: Trouville buscaba un grande y como se sabía que era un jugador de calidad se cambió la fisonomía del equipo. Paolo se encontró con un grupo muy joven, que corría mucho y nos hizo jugar un básquetbol, de gran nivel", recordó Morales que compartió aquel plantel con Joaquín Izuibejeres, Enrique Elhordoy, Claudio Charquero, Ramiro Acuña, Sebastián Shaw, Facundo Hernández, Guzmán Arregui, Leandro Pintos, Matías Izauibejeres y Juan Pablo Da Prá.

El equipo arrancó ganándole a Atenas, cayó con Olimpia y luego hilvanó una racha de seis partidos seguidos. Entonces, la cancha explotó, la gente empezó a seguir al equipo y las puertas debieron cerrarse en más de una ocasión con público afuera sin poder entrar. 

Con los triunfos la gente empezó a acompañar a Trouville y estalló una verdadera Quinteros.manía. "Jugábamos vistoso y ganábamos, esa fue la clave. También la chance de ver a un jugador distinto. Paolo fue el goleador del torneo, la referencia ofensiva y nos hacía jugar a un ritmo de juego sumamente elevado a lo que estábamos acostumbrados,", dijo Morales.

Trouville llegó a semis donde cayó 3-1 contra Welcome. A la postre el campeón fue Cordón que le levantó a la W un 0-2 para imponerse 3-2. 

En la primera Liga Uruguaya, Trouville apostó por otro argentino: Pablo "Tato" Rodríguez. 

El Metro de los argentinos

También una situación excepcional del presente, la pandemia de coronavirus, explica cómo El Metro 2020, torneo de ascenso, contará con la presencia de cinco basquetbolistas argentinos de nivel: Martín Leiva jugará en Larre Borges, Leonardo Mainoldi en Stockolmo, Agustín Caffaro en Urupán, Jonathan Slider en 25 de Agosto y Damián Tintorelli en Olivol Mundial. 

Leiva, pívot de 39 años, jugó en Ferro, Boca Juniors, Peñarol de Mar del Plata, Regatas Corrientes, Obras y fue campeón del FIBA Américas de Mar del Plata 2011 y cuarto en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. 

"Es un jugador de gran trayectoria, el basuqetbolista argentino siempre eleva el tono y el nivel de las ligas, es una escuela de basket muy rica, por lo que juegan y cómo lo viven y lo entienden al básquetbol. Acá a veces nos endulzamos con los números de los extranjeros estadounidenses pero un jugador argentino te da otra riqueza en lo colectivo en varios destalles del juego", dijo a Referí Joaquín Osimani quien será su compañero en Larre Borges. 

Mainoldi jugó 10 temporadas en la liga de España (Valencia, Castelló, Burgos, Lleida, Fuenlabrada y Laboral Kutxa) y a los 35 años cruzará el charco tras vestir las camisetas de Quimsa Gimnasia Indalo y San Martín de Corrientes en la vecina orilla. Con la de Argentina fue campeón en el Sudamericano 2008 de Puerto Montt y medalla de plata del FIBA Américas de Ciudad de México 2015 en el que Argentina se clasificó a los Juegos Olímpicos de Río 2016. 

"Todos los argentinos le van a dar un gran salto de calidad al torneo. Mainoldi es un 4 abierto que en Liga Argentina juega casi siempre en línea de 3, pero acá va a tener que hacer de todo: jugar en ventaja en poste bajo y tomar rebotes", dijo el entrenador de Stockolmo Gonzalo Fernández. 

Caffaro, de 25 años (2,11 m), es uno de los pívots de San Lorenzo e integrante de la selección argentina que disputó el Mundial de China 2019: "No va a venir a hacer 40 puntos ni a bajar 30 rebotes por partido, pero con el correr de los juegos esperamos hacerlo sentir cómodo y que nos pueda aportar todo lo que puede desde su rol", expresó el entrenador del club Esteban Yaquinta. 

Slider, de 32 años, es hijo de Gregory Slider, un estadounidense que en Uruguay jugó en Nacional y Welcome a fines de la década de 1980 y que fue contratado por Hebraica Macabi para jugar un Sudamericano que no pudo disputar tras lesionarse en la práctica previa al debut. 

"Es un jugador muy fuerte con mucho goleo, con capacidad atlética y muy buenos porcentajes de aciertos. Jugó muchos años en Boca Juniors y subió con Estudiantes de Concordia", contó a Referí el entrenador de 25 de Agosto Javier Espindola. 

Tintorelli es un pívot de 38 años (2,05 m) con pasado en Echagüe, Ben Hur, Regatas de Corrientes, Quimsa, San Martín de Corrientes, Peñarol de Mar del Plata y Ciclista Olímpico. 

Martín Sedes, técnico de Olivol Mundial, expresó sobre su llegada: "Es un 5 definido, un interno pesado que sabe jugar con su físico y sacar ventajas; es muy intenso, muy aplicado tanto defensiva como ofensivamente que nos va a generar espacios para el equipo. Le vamos a pedir que asuma más responsabilidades de las que suele asumir en los equipos que ha jugado. Hace unos años dirigí a Omar Cantón en Unión Atlética y el jugador argentina tiene otra capacidad, juegan en una liga mucho más competitiva, juegan a otra cosa y colectivamente son muy superiores a nosotros". 

Lagomar, por su parte, cuenta con dos argentinos que también tienen nacionalidad uruguaya: Gonzalo y Sebastián Álvarez, los primos de Javier y Nicolás Álvarez, todos nietos del exfutbolista de Nacional Emilio "Cococho" Álvarez. Por ahora son siete los argentinos que disputarán El Metro que arrancará el jueves 6 de agosto y que se jugará en jornadas dobles en el CEFUBB, sin público en las tribunas. 

Antecedentes en Uruguay

Sin las luminarias que tuvo Quinteros en Trouville, Omar Cantón fue de las figuras de Unión Atlética en la Liga Uruguaya 2016-2017. También jugó un muy buen Metro en 2014 con Nacional -se tuvo que ir porque tenía un acuerdo para enrolarse a otro club- y no tan bueno fue su primer pasaje por la UA en 2005-2006. En 2017 reforzó a Hebraica Macabi para la Liga de las Américas. 

En las primeras finales de la Liga 2013-2014, Malvín llamó de apuro a Alexis Elsener debido a la lesión de Richard Chaney. El jugador respondió muy bien y el playero fue campeón tras ganarle 4-1 a Defensor Sporting. 

Macabi marcó tendencia a fines de la década de 1980 trayendo jugadores argentinos a disputar la Liguilla que se jugaba después de cada Federal. 

En 1987 llegó una de las figuras de la selección argentina: Esteban Camissasa que el 22 de mayo de 1984 en el Torneo de las Américas de San Pablo (en el que Uruguay clasificó a Los Angeles 1984) le anotó 51 puntos a México, récord aún vigente de puntuación en la selección albiceleste. 

"Camissasa ya era un jugador de trayectoria, un alero espectacular. Esa Liguilla vino con el Gallo (Esteban) Pérez que después vino solo", recordó a Referí Gabriel Waiter, compañero en Macabi en aquellos años y hoy presidente de la institución. 

"Posteriormente Macabi trajo al Chuni (Raúl) Merlo y a Luis Villar, jóvenes con experiencia en selecciones formativas argentinas que con el tiempo jugarían en la mayor porque fueron extraordinarios jugadores. Todos grandes amigos que me dejó el básquetbol y con los que sigo en contacto hasta el día de hoy. ¡Si hasta se quedaban en mi casa!", agregó Waiter. 

Camissasa fue campeón del Sudamericano de Asunción 1987, un torneo en el que Uruguay terminó cuarto jugando en condiciones precarias ya que sus jugadores debían ir del hotel a un supermercado a comprarse su propia agua. Compañero de Camissasa en esa selección campeona fue Rubén Scolari quien jugó una Liguilla en Nacional. 

Pero claro, las Liguillas eran torneos relámpagos. Diferente fue el Federal de 2002 con Quinteros agotando las entradas y muy diferente será El Metro que se viene.