No importa qué tan alta es la azotea desde donde se mira, o qué tan tarde es durante la noche: el cielo nocturno de las grandes urbes parece no tener estrellas. Las luces de la ciudad contaminan el paisaje e impiden ver lo que está allí.
Para intentar remediar esta situación (al menos, para demostrar cómo sería si fuera diferente), el fotógrafo francés
Thierry Cohen decidió superponer a las fotos tomadas desde ciudades como Tokio, París y Los Ángeles, las imágenes del cielo que deberían tener, de no ser por las persistentes luces y la contaminación del aire.
Para la serie "Ciudades oscurecidas" (
Darkened cities), el fotógrafo de cincuenta años registró "la hora, ángulo, latitud y longitud de la toma" de las ciudades durante el día,
recoge Smithsonian. Luego, viajó a los lugares del mundo que se correspondían con esas latitudes. Por ejemplo, Nueva York se correspondía con el Desierto Black Rock en Nevada; San Pablo y Río de Janeiro, con el Desierto de Atacama en Chile.
En estos lugares, Cohen fotografió el cielo nocturno, el mismo que se vería en esas ciudades antes o después, con una diferencia de horas.
De esta forma, el fotógrafo logra mostrar "no un cielo de fantasía como podría soñarse, sino uno real como debería ser visto",
opina el crítico de fotografía Francis Hodgson. El crítico destaca además que Cohen viajó a los lugares libres de polución de luz situados "exactamente" en la misma latitud que las ciudades.
Con esta serie, que
se exhibe en la Galería Daziger en Nueva York, el fotógrafo pretende crear conciencia acerca de la contaminación que genera la luz urbana. Y, en un sentido más personal, espera que estas imágenes le ayuden a "volver a soñar".