Leonardo Carreño

El debate detrás de las cámaras: bromas, tensión y mucho apoyo en los asesores

En los cortes los candidatos aprovecharon para conversar con su círculo más íntimo de asesores, quienes aconsejaron y hasta corrigieron a los debatientes

Tiempo de lectura: -'

03 de octubre de 2019 a las 05:01

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Los dos tienen perfiles distintos, vienen de lugares diferentes y, según dicen, defienden modelos distintos de país. El candidato del Frente Amplio (FA), Daniel Martínez, y el del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle Pou, debatieron este martes, después de 25 años sin un debate presidencial. Pero además de lo que se vio frente a las cámaras, una vez que estas se apagaban el debate seguía tras bambalinas, con comentarios, consejos, datos y arengas por parte de cada uno de los equipos en los intervalos del debate. 

Si bien estaba previsto que el candidato oficialista llegara primero a los estudios de Canal 4, el blanco lo hizo antes y sobre las 18:50 se bajó de una camioneta junto a su esposa, Lorena Ponce de León. Los organizadores tenían previsto que entraran por el estacionamiento, pero –para su sorpresa– Lacalle Pou apareció por la puerta principal, donde lo esperaba un grupo de periodistas, así como directivos del canal. Martínez, en tanto, llegó unos quince o veinte minutos después, también acompañado de su esposa, la exconsejera del Codicen Laura Motta. 

El frenteamplista llegó vistiendo el traje que usó durante el debate, mientras que Lacalle Pou lo llevaba en su mano, en una funda del studio Muto. Además llevaba un par de carpetas con apuntes. 

Una vez que los candidatos fueron convocados al piso del estudio y se posicionaron en sus respectivos lugares –con Martínez a la izquierda y Lacalle Pou a la derecha–, el ambiente se volvió tenso y reinó el silencio.

Prensa Daniel Martínez
Daniel Martínez durante uno de los cortes, en los que los asesores de Lacalle Pou se acercaban para intercambiar con el candidato

En esos minutos previos a la salida al aire se resumían semanas de negociación entre los comandos políticos y los organizadores que terminaron con un cuarto de siglo de candidatos con chances reales de llegar a la Presidencia evitando el duelo dialéctico. Había ansiedad y la justa dosis de adrenalina.

Así se mantuvo el ambiente hasta que alguien decidió hacer una broma sobre las similitudes de la escenografía con el interior de un planetario. Más distendidos, los candidatos esperaron a la presentación, primero de los periodistas Daniel Castro y Andrés Danza y después de Nicolás Lussich y Gabriela Lavarello. 

Cada uno de los candidatos llevó a veinte personas al debate. Sin embargo, las reglas acordadas estipulaban que en el piso del estudio estaría un grupo más reducido y el resto de los acompañantes debían esperar en un estudio contiguo. En ese grupo más amplio de asesores y referentes cada intervención de los candidatos era festejada como un gol, con gritos y aplausos muy fuertes, según supo El Observador. Por esa razón, en más de una oportunidad y sobre todo durante los primeros bloques, los organizadores tuvieron que pedir silencio a quienes acompañaban a Lacalle Pou, que estaban en el estudio más cercano al piso del debate. 

En el estudio donde se desarrolló el debate acompañaron a los presidenciables los asesores más íntimos. A Martínez, por ejemplo, lo siguió con atención su esposa, el coordinador programático de su campaña, Ramón Méndez, el asesor Santiago Brum, el publicista Claudio Invernizzi, y el sociólogo Gustavo Leal. También estaba presente la candidata a vicepresidenta, Graciela Villar. 

Mientras que el exintendente de Montevideo aprovechaba los cortes para despegarse del atril y caminar raudamente hacia los suyos, Lacalle Pou se mostró más cómodo en su lugar y siempre esperó a que dos o tres personas de su confianza se le acercaran para hacerle comentarios o sugerencias. 

El candidato blanco tenía en el estudio a sus asesores Nicolás Martínez, Nicolás Martinelli, Aparicio Ponce de León y Roberto Lafluf. También estaba su esposa, Lorena Ponce de León, y la candidata a vicepresidenta Beatriz Argimón. 

En el primer corte uno de los asesores de Lacalle Pou le aconsejó que mirara más hacia la cámara, algo que al candidato suele costarle y que corrigió en los bloques siguientes. 

Martínez, en tanto, aprovechaba los cortes para caminar y hasta conversar brevemente con los periodistas que moderaban el debate. En uno de los intervalos, el candidato oficialista le preguntó a Lacalle Pou si no sentía un sabor raro en el agua que le había dejado la producción. El comentario disparó algunas bromas entre los candidatos, que más allá de ese episodio casi no intercambiaron palabras por fuera del debate y del saludo final. 

Leonardo Carreño

A diferencia de lo que ocurrió en los debates previos a las elecciones internas, en este encuentro presidencial el hermetismo fue grande durante los cortes comerciales. Nadie que no fuera del equipo de cada uno de los candidatos o parte de la organización se acercó. 

Todo debía salir perfecto y tal cual había sido planeado. Eso es algo que ambos tenían claro y, por eso, no se apartaron de la hoja de ruta pautada en cuanto a temas y tiempos. La confrontación de ideas y propuestas comenzó por la economía, siguiendo por la seguridad, el desarrollo humano, el futuro y un breve mensaje final. Según supo El Observador en base a fuentes políticas, el equipo del nacionalista quedó conforme con el debate, porque la idea era confrontar y pedir explicaciones al gobierno.De esta manera, resumieron que lo que se vio este martes es lo que ellos iban a buscar, ya que se ciñeron a lo planeado.

Un elemento importante del análisis en el momento era el seguimiento de las redes sociales, algo que los asesores del candidato blanco hicieron continuamente durante el encuentro. Como es común, el debate fue visto y comentado como un partido de fútbol. Mientras que en los primeros bloques los acompañantes vitorearon a Lacalle Pou, calificando el resultado como 3-0, en el equipo de Martínez el ánimo mejoró en el tramo final del debate, cuando el candidato pudo despegarse del guión y mostrarse más suelto frente a las cámaras. 

Superada la instancia del debate, Martínez fue quien tomó la iniciativa y –con las cámaras aún prendidas– se acercó a saludar a Lacalle Pou, con la mano extendida y una palmada en la espalda. El nacionalista reaccionó tardíamente y le extendió la mano.

Refugiados en sus comandos, cada uno se dio como ganador, aunque serán las próximas encuestas las que quizás puedan echar luz sobre el resultado del debate. 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.