Ejecutivos uruguayos cuentan cómo es teletrabajar con niños en casa

Flexibilidad y rutinas claras son las claves para que las nuevas dinámicas que impuso el teletrabajo funcionen sin que padres y madres sucumban en el intento

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05 de abril de 2021 a las 05:00

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La jornada laboral de Verónica Balestero no siempre empieza a las ocho de la mañana, sino que varía según las clases por Zoom que tengan sus hijos y el puzle que pueda armar con su esposo para atender las necesidades de los niños de 2, 6 y 8 años. Ambos son consultores que trabajan de forma independiente y se coordinan los horarios: mientras uno trabaja, el otro cuida.

El teletrabajo es algo que ella venía implementando desde antes de la pandemia, pero ahora con los niños sin escuela la situación de “malabarismo” en casa se acentuó. Cada día es un desafío. Tratás de poner lo mejor para hacer todo, pero en un marco de aceptar que a veces se puede y a veces no”, dice Balestero, consultora organizacional y coordinadora del Centro de Empresas Familiares de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay (CNCS).

El respeto, la coordinación y la colaboración de todos los integrantes fueron cruciales para ajustar la dinámica familiar, al igual que explicarles a los hijos que “mamá y papá están trabajando” con ejemplos sencillos —como que es necesario trabajar para poder tener comida, luz, colegio— como forma de que entiendan por qué a veces no están disponibles para ellos.

Para Balestero los horarios laborales “no son funcionales con el teletrabajo y con niños en casa”. “Es mentira que yo pueda estar sentada frente a la computadora de 9 a 17”, por eso, señala que un punto fundamental es el autoconocimiento. Saber cuándo es el momento de cada uno de mayor concentración, de dedicación y de poder sacarle “el mayor jugo a la cabeza”.

Para ella, el teletrabajo aceleró la forma de medir el trabajo en función de objetivos cumplidos y no por cantidad de horas sentados frente a una computadora, “pero no todos los líderes están preparados para este tipo de liderazgo, ni todos los equipos están acostumbrados a que se los lidere de esa manera, implica tener microobjetivos semanales o diarios y controlar desde ese lugar”, plantea la consultora.

En su caso, para cumplir con los objetivos tiene que llegar a acuerdos en los horarios de disponibilidad, que a veces son a destiempo de una jornada laboral tradicional, y también ser flexible y aceptar que puede aparecer uno de sus niños —o de otros— en medio de una presentación de un Zoom. “Está bueno porque nos conecta como personas más integrales”.

El caso de Balestero y los retos que enfrenta como madre trabajadora no es aislado, sino que es una realidad para muchas personas que se vieron obligadas a teletrabajar y a aprender a vivir en la difusa línea entre lo laboral y lo familiar.

Cambio de paradigma

La inexistencia de esa línea divisoria entre ambos universos, hace que sea necesario crear “nuevas líneas divisorias simbólicas que mantengan cierta parte del orden anterior, contemplando la nueva situación con suficiente flexibilidad” como para “generar un nuevo orden dentro de este desorden”, sostiene el psicólogo y magíster en Educación Roberto Balaguer.

Para el especialista, cuando un área empieza a invadir la otra es cuando la situación “se complica” y muchas veces esa invasión se da por no tener un espacio físico delimitado, que permita espacios propios para el trabajo y para la vida familiar. “No todas las casas estaban preparadas para tener un entorno de trabajo que requiere de ciertas características”, agrega.

Micaela Calo es gerenta de Gestión Humana de Litermi y encontró que una de las formas de separar esos mundos era generando un espacio de trabajo que no mirara hacia donde ellos miraban cuando compartían tiempo como familia, por ejemplo, que la vista del escritorio fuera a una ventana y no a un espacio común. “El living dejó de ser una opción y pasó a ser un espacio de encuentro familiar. Son pequeñas estrategias pero que hacen muy bien al espacio mental”.

El comienzo de la pandemia encontró a Calo con una niña de 1 año recién cumplido y una modalidad de teletrabajo con algunos días de presencialidad, que dejaron de existir a partir del 13 de marzo de 2020.

Al principio la medida del teletrabajo total fue positiva, pero en un momento Calo y su esposo se quedaron sin el apoyo de una niñera que los ayudaba. “Eso nos implicó una organización familiar importante y tenía que ver con la flexibilidad dentro del trabajo y con los horarios de atención para la niña, desde en qué horario se levanta, hasta cuándo duerme la siesta, las rutinas y qué estrategias íbamos a utilizar nosotros como padres para generar los mismos hábitos que hubiésemos generado en una situación sin pandemia”.

Su esposo, también psicólogo, estuvo trabajando en una modalidad de dos semanas en casa y una en la oficina, mientras a ella le tocó home office todos los días. “Agradezco un montón el haber tenido la oportunidad de ver a mi hija caminar, hablar, decir frases completas, saltar, cantar, bailar, cosas que si no hubiera estado trabajando desde casa cien por ciento no hubiera tenido la posibilidad de ver. Fue un regalo desde ese lugar, pero, a la vez, un desafío enorme para nosotros como padres, de hacer entender que ‘mamá está acá, pero mamá tiene que trabajar, tiene que cerrar la puerta y no está”.

Respetar los horarios de su hija y crear rutinas fueron parte de las estrategias que implementaron Calo y su esposo para poder cumplir con ambos roles. Aprovecharon las horas de siesta para hacer el trabajo más intenso, el almuerzo para pasar tiempo juntos y las salidas a caminar y oxigenarse, como momentos para cargar energía. “Empezamos a entender que, si bien ella es lo más importante, también nuestra salud mental era superimportante para poder convivir de una manera armoniosa y poder transmitírselo a ella”.

Según Balaguer, “la cuestión del teletrabajo o la superposición de espacios, roles y tareas termina siendo una de los causales de la aparición de determinados conflictos”. Si bien no ha recibido consultas puntuales sobre el tema del teletrabajo por parte de sus pacientes, cuando empiezan a desentrañar los problemas, aparecen consecuencias que tienen que ver con la conflictividad que empieza a generarse en torno a estas cuestiones, “empieza a eclosionar por los lugares más débiles”, dice.

Algo que detectó y que consultó con varias fuentes fue que durante este tiempo quienes se vieron más sobrecargadas fueron las mujeres madres, particularmente de niños entre las franjas de 5 a 9 años, edades en las que están iniciando la escolarización.

Según datos elaborados por ONU Mujeres Uruguay en base a los microdatos de la Encuesta Continua de Hogares 2020 del INE, el 15,1% de las mujeres ocupadas teletrabajaron desde abril de 2020, mientras que en los hombres el porcentaje es de 8,9%. A su vez, el 12,3% de las mujeres ocupadas y jefas de hogares monoparentales realizaron teletrabajo, frente a un 5,7% de los varones en igual situación de familia monoparental.

Quienes se vieron más sobrecargadas fueron las mujeres madres, particularmente de niños entre las franjas de 5 a 9 años

“Tienen Zoom en la mañana y en la tarde, eso implica que me coinciden. El que está en cuarto de escuela se gestiona, pero el que está en primero no. Aparte, cuando terminan, las maestras les mandan actividades, así que no son solo los Zoom, sino que son tareas extras”, relata Balestero sobre su propia experiencia, cuando ha vivido los nervios de tener que interrumpir el dictado de un taller por Zoom para ayudar a su hijo a conectarse a clase.

“El impacto en niños y adolescentes del teletrabajo de los padres tiene que ver también con las posibilidades de redelimitar los roles, mantener espacios libres de trabajo, de contención, sostén y regulación, y eso va a depender de su propia capacidad de limitar las horas de trabajo”, plantea Balaguer. Según el experto, la redefinición de límites, tareas, roles y espacios no necesariamente implica algo malo, sino que puede ayudar a que se aprovechen mejor los tiempos.

“Las empresas hoy tienen el gran desafío de atender la salud mental de su personal, brindar herramientas de asesoramiento, de sostén, de consulta, de generar espacios para intercambiar sobre lo que está sucediendo y cómo te cuiden es importante porque también ayuda a cuidar. Si la empresa no te cuida, es difícil que tú tengas disponibilidad emocional para cuidar”, agrega Balaguer.

Estrategias
Generar acuerdos
Plantear a los hijos en qué momentos no deben interrumpir (salvo que sea una emergencia) y los códigos que indiquen cuando se esté ocupado o en reunión (por ejemplo, con un cartelito en la puerta).
Definir espacios
Que cada uno tenga su lugar asignado dentro del hogar, tanto los niños a la hora de sentarse para una clase como los padres para trabajar.
Armar una agenda
Establecer un calendario o una agenda para saber en qué está cada uno, los horarios de las comidas, actividades, clases, reuniones, de una forma accesible y de acuerdo a la edad de los niños para que lo entiendan. Esto ayuda a reducir la incertidumbre y brindar mayor seguridad a los pequeños.

Ellos también están

“En mi casa soy yo el que teletrabajo y mi esposa tiene que ir a su lugar de trabajo”, dice Alan Cohn, director de Consultoría de Opción Consultores. “Trato de acomodar mis Zoom —en su mayoría, puedo— y tengo un código con mis hijas que es que cuando la puerta de donde trabajo está cerrada, no pueden entrar, y si la puerta está abierta pueden entrar, aunque esté en alguna reunión”.

Sus hijas tienen 3 y 5 años. No tienen muchas horas de clase virtuales y durante el día tienen franjas horarias en las que ya saben que tienen que jugar entre ellas —bajo la supervisión del padre—, luego tienen un par de horas con su padre para charlar y otro par para juego. Alan trata de diferenciar que el espacio de su escritorio es para trabajar e intenta que esa dinámica del teletrabajo sea una más de la casa.

Su trabajo le permite hacer las tareas a destiempo del horario laboral habitual, por lo que suele aprovechar las horas de la noche cuando ellas ya están acostadas para dedicarse a la parte más creativa. “Las horas después de la cena son las más productivas porque no suena el teléfono y ellas están durmiendo. Por la naturaleza de mi trabajo puedo hacerlo”. Su esposa cocina en la noche y deja la comida para el día siguiente, lo que facilita su tarea diaria de padre full time.

En la empresa donde trabaja lo importante es respetar determinados procesos, fechas e hitos de proyectos, por lo que cada empleado tiene la libertad de administrarse el tiempo como quiera. “Si alguien quiere terminar a las cuatro de la mañana, lo termina a las cuatro de la mañana. Hay determinadas reuniones que son coordinadas durante la semana, pero para el resto fuimos desagregando proyectos por persona y no tanto por equipo, para que fuera más productivo y pudiera darse esto de que cada uno arreglara sus horarios de acuerdo a su conveniencia”, algo que Cohn aprovecha para conjugar el cumplimiento de sus tareas con los procesos de sus hijas.

Bruno Demuro es emprendedor, lidera junto con su socio su propia startup Armor Bionics, dedicada a transformar tomografías computarizadas o resonancias magnéticas en modelos 3D personalizados y, además, es padre de dos pequeños, una niña de 2 años y medio, y un bebé de 5 meses.

“El año pasado fue lo más difícil: estaba mi esposa embarazada y los dos trabajando desde casa, con una gorda chica de casi 2 años. Mi esposa tenía horarios más rígidos que yo. Era una carrera de relevo. Ella entraba a trabajar temprano de mañana, hacía sus ocho horas y después entraba yo. Mi jornada laboral arrancaba a las 18 y terminaba a las cuatro de la mañana. Dormía cuatro horas y me levantaba a las ocho de vuelta. Así estuvimos los primeros dos o tres meses. Cuando vimos que esto iba para largo, activamos a los abuelos, que también estaban encerrados, y con su ayuda empezamos a pilotearla un poco mejor”, cuenta Demuro.

Con la llegada del recién nacido en octubre agregaron “un grado más de dificultad”, pero la licencia maternal de su esposa y la ayuda de una niñera durante un par de horas le permitieron dedicarle un poco más de tiempo a su startup.

La niñera les cambió la vida.  ya que cubre el medio horario en el que trabaja su esposa, luego ella se hace cargo de los niños y cuando él llega le pasa la posta. “Estamos tratando de sobrevivir. El año pasado fue muy difícil. Tener una startup y aparte criar a dos niños en estos momentos es un reto brutal. La pareja también lo sufre horrible, porque tenemos responsabilidades los dos y tenemos que negociar para poder cumplir con todo a la vez”, apuntó.

Demuro también hace hincapié en la importancia de generar una rutina que les permita cumplir con lo laboral pero también con el cuidado de los niños.

“Entendemos que no es la media, que la nuestra es una situación muy particular, y estoy muy agradecido de estar en el lugar en el que estoy porque tengo la capacidad de ser flexible si tengo que irme de la oficina. No todo el mundo tiene la opción del teletrabajo y cuando te sacan algo como la escuela o el jardín, se trastocan un montón de cuestiones en la mecánica familiar. A primera vista el impacto parece simple, pero cuando ves toda la movida que tenés que hacer para articular eso y que salga lo mejor posible, no es algo trivial”, reflexionó.

 

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