Fútbol Internacional > INFORME

El día que China descubra el fútbol...

El gigante asiático sigue buscando la fórmula para convertirse en potencia; uruguayos que estuvieron allí cuentan cómo es la original cultura deportiva
Tiempo de lectura: -'
01 de abril de 2018 a las 05:00
FELIPE FERNÁNDEZ
ESPECIAL PARA REFERÍ

El partido ya estaba 4-0 a favor de Brasil, la selección china oponía poca resistencia aquella noche surcoreana de junio del 2002. Pero a los 60 minutos de partido, Zhao Junzhe, volante izquierdo de aquel equipo dirigido por Bora Milutinovic, se sacaba de arriba a Lucio con un enganche hacia adentro y de derecha remataba bien lejos del alcance de Marcos. La pelota pegó en el palo y se fue.

Podría haber sido el primer gol en la historia de los mundiales de China, pero no lo fue. De hecho, China se despidió de su único mundial sin haber convertido un solo gol. Pero en este cuento la pelota no es la protagonista, o sí. El asunto es que Zhao Junzhe no era un jugador chino cualquiera, era descendiente, más bien lejano, del último emperador chino Pu Yi. Aunque haya que rebuscar un poco en el árbol genealógico de Zhao para encontrar su relación con la dinastía Qing, aquellos manchúes que hicieron de Pekín la capital de China, es significativo que un integrante de una familia con lazos aristócratas se haya dedicado al fútbol. Zhao debutó en 1998, cuando el fútbol era todavía algo extraño para los chinos, se retiró en el 2016, lo apodaron el Último Emperador del Liaoning y su familia, conservadora y tradicionalista, entendió que Zhao podía ser una buena imagen.

Xi Jinping tiene un plan, y cuando un presidente chino se plantea algo, suele hacerlo a lo grande. Pretende que para el 2020 unos 50 millones de niños jueguen habitualmente al fútbol. Para eso se llegarán a 70 mil canchas de fútbol en el país y 50 mil escuelas que incluyan al fútbol como actividad curricular. Los números asustan, pero no es la primera vez que el gigante asiático busca impulsar el deporte más popular del mundo, y el fútbol no es pagar y hacer jugadores.

De la Liga Jia-A a la Superliga


El fútbol en China se profesionalizó en 1994 con la fundación de la Liga Jia-A. Unos años después llegaron Juan Morán y Heberley Sosa. Era 1997 y los chinos estaban un poco decepcionados por no clasificarse al mundial de Francia. "El fútbol estaba bajo tutela del gobierno", recuerda Morán. "El gobierno destinaba un dinero a cada club y los clubes lo usaban para pagar salarios. En aquel plantel los chinos buscaban aprender. Nosotros tratamos de cambiar la manera de entrenar porque ellos tenían un régimen muy entreverado".

Morán jugó un año y se volvió, a Heberley Sosa los chinos le compraron el pase que pertenecía a Peñarol y volvió a jugar en la temporada 1998/99. Cuenta que uno de los grandes problemas que tenían era el amaño de partidos, la corrupción en el fútbol era descarada, incluso para estándares chinos.
La liga Jia-A funcionó hasta el 2003, cuando el fútbol volvió a tener un impulso gracias a la clasificación del Mundial 2002. Mundial al que llegaron en parte gracias a que Corea y Japón estaban clasificados como anfitriones. China ganó un grupo compuesto por Emiratos Árabes Unidos, Uzbekistán, Qatar y Omán.

Fue entonces cuando en 2004 nace la Superliga China. Carlos Pisano, uruguayo que hace más de 20 años que está relacionado con asuntos comerciales con China y trabaja como corresponsal para Titan Sport, medio chino de deportes, brinda su mirada a la evolución del fútbol en el gigante asiático. "En los 2000 comenzaron a traer algunos jugadores extranjeros de los cuales aprender. En el 2008 con los Juegos Olímpicos empezaron a apostar cada vez más por el fútbol", recuerda Pisano.

Las empresas comenzaron a comprar los equipos y los inversionistas privados vieron en el fútbol una oportunidad. Los millones empezaron a correr. En el 2011 el mundo se sorprendió al escuchar que un equipo chino de Guangzhou contrataba a Darío Conca a razón de 10,5 millones de euros por temporada: en esos años solo Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney y Yaya Touré cobraban más que el argentino.

Una nota en El Mundo de España se preguntaba si en un futuro los chinos se iban a adecuar a los horarios de los partidos de los equipos europeos. El periodista no sospechaba que al final se dio lo contrario, las ligas europeas acomodan sus horarios para el público chino.

La mirada de los uruguayos


En 2011 llegaron a China, Rodrigo Sebastián Vázquez y Paulo Pezzolano. Vázquez, actual futbolista de Rentistas, cuenta que le tocó jugar con tres jugadores de la selección, y "cuando tocaba perder se separaban un poco, quedaba esa sensación de que cuando ganábamos era gracias a ellos, pero cuando perdíamos era culpa de los extranjeros".

También cuenta que los chinos juegan sencillo, pero son muy desordenados tácticamente y muy malos físicamente. En eso coincide el actual entrenador de Liverpool, Pezzolano, quien expresa las mismas observaciones. "Son veloces pero no resistentes y tácticamente no son muy buenos, aunque han mejorado gracias a los entrenadores extranjeros".

China tiene plata, infraestructura y mucha población. Pero a pesar de que hace años se escucha "cuando los chinos se pongan a jugar al fútbol...", lo cierto es que los chinos hace rato que juegan al fútbol pero no mejoran.

Gustavo Poyet dirigió al Shanghái Shenhua en la temporada 2016/17. La experiencia personal la cataloga de "espectacular", pero a nivel futbolístico tuvo que adaptarse. "Los primeros dos meses fueron duros, sobre todo en cuanto al nivel de entendimiento general, profesionalidad y disciplina. Luego vas 'aceptando' o 'adaptándote' a cosas típicas de allá", dice el entrenador uruguayo.

"Los futbolistas en general (los mayores de 26 años ) no crecieron con presiones ni problemas, entonces no quieren o entienden el querer mejorar o superarse todo el tiempo", marca Poyet como uno de los problemas y también que la mayoría de población no se identifica con el fútbol como deporte.
Por un lado las autoridades chinas saben que tienen que traer grandes estrellas para popularizar el deporte, pero por otro deben tratar de fomentar el talento nacional. Una de las medidas al respecto es la imposibilidad de contratar arqueros extranjeros, sabiendo que sería la primera posición a cubrir. Pero Poyet marca algunas otras medidas que no funcionan como quisieran: "El año pasado era obligatorio empezar con un sub 23, y al no tener cantidad de jugadores importantes de esa edad, muchos los ponían en el equipo titular y los cambiaban a los 10 o 15 minutos. O sea que al final 'solo' perdías un cambio, pero la idea de que jugaran jóvenes no funcionó. Este año es peor ya que si juegas con dos extranjeros, durante el partido deben jugar dos sub 23 y uno tiene que empezar y/o terminar el partido jugando".

El gasto desenfrenado también atrajo la atención del gobierno, que veía algunos jugadores como gastos "suntuosos". Los sueldos se topearon en 20 millones de euros, pero, cuenta Pisano, "si un equipo quiere contratar a un jugador por más dinero, debe abonar la diferencia también a la Federación. Entonces si un jugador gana 30 millones de euros, el club debe pagar también esos 10 millones de diferencia a la federación, por lo que le terminaría costando 40 millones de euros al año".

Morán llama la atención sobre otro aspecto: "Me parece que los chinos se han enfocado en la primera división y no tanto en los chicos, en los juveniles. No hay una organización montada para que los juveniles evolucionen".

Todos parecen coincidir en que futbolísticamente China está atrasada 20 años, y que el trabajo con los niños es fundamental. El uruguayo Nicolás Santo fue definido por el Financial Times como la "cara de una nueva generación de extranjeros ayudando a construir una mejor China", trabajó para el gobierno chino y ahora dirige un proyecto en conjunto con un grupo italiano liderado por Alessandro Costacurta, que busca acercar el fútbol a los niños.

Santo piensa que "el gran desafío que China tiene por delante es desterrar la idea que el deporte es una pérdida de tiempo. Durante la niñez y la adolescencia las prioridades que los padres le inculcan a los niños son: estudiar, estudiar, estudiar y, si queda un ratito libre, estudiar".

Años destacando en deportes individuales, acumulando medallas olímpicas en varias disciplinas, pero el fútbol se les resiste. Sin embargo, la relación con el fútbol podría estar cambiando. "En las actividades que hemos organizado, lo que vemos son padres -sobre todo millenials- que nos dicen que quieren que sus hijos jueguen fútbol porque creen que este deporte puede ayudarlos a generar capacidad de liderazgo, desarrollar espíritu de equipo y aprender a levantare de las caídas. El mercado y la sociedad están evolucionando hacia eso", cuenta Santo.

Zhao Junzhe jugó toda su vida en un mismo equipo, y el lema de su familia era "lealtad ciega", un concepto bastante común entre los chinos. La lealtad y la disciplina no se ponen en duda, pero el talento es otra cosa: es cosa más de inspiración que de fabricación y en eso está el gigante asiático, buscando cambiar el rumbo.

Equipos en Champions


En lo que va del siglo XXI solamente un equipo chino logró ganar la Champions de Asia, el Guangzhou Evergrande en dos ocasiones.

En 2013 con Marcello Lippi en el banco, Darío Conca jugando su última temporada en el club y con el brasileño Elkeson haciendo los goles decisivos.

En 2015 el que estaba de entrenador era Felipe Scolari, pero el que seguía haciendo los goles decisivos era Elkeson, lo acompañaban Ricardo Goulart y Paulinho (actual Barcelona).

En las dos participaciones en el mundial de clubes, logró avanzar la primera fase, para luego perder contra el campeón europeo (Bayern 2013, Barcelona 2015).

La selección de China


Rumbo a al Mundial de Rusia quedó eliminada en la tercera ronda, saliendo quinta en un grupo de 6. Por debajo de Irán, Corea del Sur, Siria y Uzbekistán.

El sueño de Brasil 2014 se terminó más pronto que tarde, China no superó la segunda fase quedando tercera en el grupo, debajo de Irak y Jordania.

Para Sudáfrica 2010 logró avanzar a tercera fase, pero fue última en un grupo con Australia, Qatar e Irak.

Su selección sub 20 no clasificó a los últimos cinco mundiales. Logró ganar el campeonato de Asia una única vez en 1985.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...