ARIS MESSINIS / AFP

El ejemplo de Ucrania

Al culminar la tercera semana desde la invasión hay otra verdad que conocemos y que nadie puede desmentir: el coraje del pueblo ucraniano para defender a su país

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20 de marzo de 2022 a las 05:00

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Se sabe bien que la primera víctima en una guerra es la verdad. Y esa máxima reiterada hacia el cansancio vuelve a cumplirse en la guerra que Rusia ha desatado en Ucrania con su invasión a ese país limítrofe. Por de pronto el Kremlin llama “operación militar especial” a lo que no es más que una simple invasión en toda la regla por tierra y aire, atacando objetivos militares y civiles. Se sabe que ha habido importantes bajas en el ejército ruso aunque es difícil estimar cuantas. Rusia admite 500 muertos, mientras la inteligencia estadounidense habla de 7.000 y cerca de 15.000 heridos. En medio de esas dos cifras estará la verdad pero no sabemos más cerca de cual extremo. 

Lo que sí sabemos a ciencia cierta al terminar la tercera semana de la invasión es que Rusia no consiguió su objetivo de derrocar al gobierno ucraniano con el curioso y falaz argumento de “desnazificar Ucrania”. Tan solo pudo avanzar sobre las auto proclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, que son afines a Rusia. Y, por contrario, recibió durísimas sanciones económicas de magnitud tal que no se había visto antes y que infringieron real daño en la economía rusa. Y además un rechazo en ámbitos culturales y deportivos que han herido el orgullo nacional ruso. De hecho, Rusia ha quedado fuera de las principales competiciones europeas y fuera del las eliminatorias del campeonato mundial de futbol de Qatar. Rusia ha vuelto a quedar como en la época del Muro de Berlín. Aislada de Occidente, con las principales compañías aéreas suspendiendo indefinidamente los vuelos, con las principales empresas de consumo desde Ikea a Apple pasando por McDonald’s y Coca-Cola, a los que se había acostumbrado la clase media rusa, cerrando sus locales. No menor fue el golpe que vino en la Asamblea General de la ONU con una moción de condena con 141 votos a favor, y solo cinco en contra ¡y que cinco! -Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Siria y la propia Rusia- y 35 abstenciones y ausentes. Ni siquiera China, con quien ahora flirtea Putin para que le envíe armamento y ayuda económica, acudió en su ayuda aunque ahora muestra una actitud más contemplativa que en 2014, cuando condenó la anexión de Crimea, anexión que sigue sin reconocer al día de hoy.

Al culminar la tercera semana desde la invasión hay sí otra verdad que conocemos y que nadie puede desmentir: el coraje del pueblo ucraniano para defender a su país. Aún sabiendo que sus tropas eran inferiores en número y en armamento, no les faltó valor para plantar cara al invasor, arriesgando sus vidas y sus bienes. No sabemos cuantas bajas ha habido del lado ucraniano pero sí sabemos que no son pocas (la ONU habla de 780 civiles muertos) y que han luchado tanto el ejército como civiles que se han unido a las fuerzas armadas aún sin armas para dar su ayuda en lo que fuera necesario. Son numerosas las historias de personas que han abandonado sus ocupaciones habituales para unirse a la batalla en cualquier posición que pueda ser útil. Y empezando por el ejemplo del presidente Volodimir Zelensky, que rechazó una oferta norteamericana de ser evacuado al inicio de la guerra para formar un gobierno en el exilio. Un gobierno en el exilio tendría menos fuerza que una hoja en la tormenta y ya todo habría acabado.

Pero el ejemplo de Zelensky estimuló a muchos ucranianos que vivían en su país y a otros que estaban en el exterior y regresaron aún después de haberse labrado un futuro en Europa. En definitiva, los ucranianos están dispuestos a luchar y eventualmente a morir por un futuro libre para sus hijos. Un futuro más cercano a la Unión Europea que a la Rusia autocrática de Putin. 

Y a la Unión Europea buen favor le hicieron con la defensa de su patria a toda costa, haciéndoles ver cuan ciegos habían estado en depender del gas ruso y en dar por seguras todas sus libertades y derechos. Tanto es así que Europa y Estados Unidos cambiaron rápidamente su postura inicial de moderación por un decidido apoyo a Ucrania en los foros internacionales, la entrega de ayuda militar y el establecimiento de las más duras sanciones económicas conocidas sobre un país. Es verdad que no establecieron una zona de exclusión aérea sobre Ucrania pero ello hubiera implicado el derribo de aviones rusos y, por tanto, una declaración de guerra a Rusia. 

En tres semanas Ucrania ha dado una gran lección a Occidente. Ha mostrado la importancia de tener valores y de estar dispuesto a luchar por ellos, en lugar de seguir el derrotero de muchos países que se dejaron tentar por la búsqueda del bienestar económico y social, sin estar dispuestos a poner esfuerzo y sacrificio en esa tarea. Era  el auge de una mentalidad que todo lo esperaba sin esfuerzo y del estado. La injusta guerra de Ucrania y la reacción del pueblo ucraniano ha conmovido a mucha gente. Ha sido una gran lección. Habrá que ver si finalmente se asume que la libertad se gana todos los días y que el bienestar económico es fruto del esfuerzo propio y no de dádivas ajenas.

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