La participación electoral, la clave de las PASO
Agustín Álvarez Rey

Agustín Álvarez Rey

Columnista político de Radio Con Vos y Radio Nacional

Informes especiales > Elecciones en Argentina

El fantasma del ausentismo y el voto en blanco sobrevuela las PASO del 13 de agosto

Los índices de participación electoral en los comicios provinciales encendieron las alarmas de la clase dirigente. ¿Crisis de representación o voto bronca?
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02 de agosto de 2023 a las 00:42

La suma de los resultados de los comicios provinciales no anticipa los votos que una u otra coalición pueda recibir en las elecciones nacionales. Al igual que sucede con las encuestas cuantitativas, el valor de esos resultados está en la posibilidad de identificar conductas y no de vaticinar resultados. En ese marco, el ausentismo, el voto el blanco y el voto nulo, con su protagonismo en comicios locales, parecen determinar un patrón que derramará en las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias.

La elección en tres etapas que plantea el escenario nacional, con PASO, generales y balotaje, supone una complejidad adicional para prever comportamientos. Sin embargo, los números están ahí. Son sólo un síntoma. La enfermedad es la gestión sin resultados.

Hubo 17 elecciones provinciales, entre PASO y generales, en lo que va del 2023. Ninguna batió records de asistencia, algunas de ellas perforaron marcas históricas de participación. En general la concurrencia a las urnas estuvo por debajo de los parámetros que dejó el 2019, salvo por la excepción de La Pampa. Los números globales ayudan a entender. La coyuntura nacional explica una parte, pero no todo.

En números gruesos se puede decir que poco más de 16 millones de personas estuvieron habilitadas para ir a votar en lo que va del 2023. Algo más de 5 millones, o sea casi el 32%, eligió no participar. La cuenta es sencilla: la participación electoral fue del 68%. Si la tendencia continúa y empeora sólo un poco, las PASO podrían marcar el récord de ausentismo electoral desde el regreso de la democracia.

Pero lo cierto es que el desinterés por la participación electoral no es nuevo. En el 2021, pandemia mediante, sólo voto el 71,39% en las generales. En la PASO lo cosa fue peor, tan sólo el 67,8% del padrón fue a votar.

El panorama no pinta bien. Y si le sumamos el voto en blanco la cosa parece no mejor. El promedio que dejan las elecciones provinciales es del 6,81%. Un porcentaje elevado sólo comparable con las elecciones de 2007. El pido para la expresión de bronca en las urnas fueron las elecciones de medio término de 2001 donde alcanzó el 10,76%.

En este caso la cuenta también es sencilla. Un 32 % de ausentismo y casi 7% de voto en blanco. Un 40% de la gente que fue a votar quiere decir algo que la dirigencia por ahora no escucha. Es verdad que hay ciertos fuegos que sólo se apagan con gestión, pero las tensiones internas de los partidos como carta de presentación electoral no ayuda, los discursos violentos y vacíos tampoco.

Los números hablan claro. La única verdad es la realidad, eso está claro. La diferencia está en las interpretaciones del fenómeno. ¿Es la falta de representación o es la crisis económica la que invita a la gente a quedarse en su casa el día de las elecciones? ¿Los números que muestran similitudes con el 2001 o 2003 hablan del hastío con la política en general o es la consecuencia de que dos gobiernos antagónicos hayan fracaso en forma sucesiva? Cualquiera de las hipótesis se puede profundizar. Elige tu propia explicación de la crisis de representación. Todo vale a 10 días de las PASO.

La mirada también se posa sobre los jóvenes y no tanto. Nacidos en democracia, pero indiferentes a la política. El peso electoral de los jóvenes en el padrón es un dato que ayuda a terminar de construir el escenario. Casi el 50% de las personas habilitadas para ir a votar nacieron en democracia, o sea tienen menos de 40 años. Las luchas intestinas de los 70 les quedan lejos. Para muchos son sólo parte de la historia.

En ese marco, si bien la mayoría de los jóvenes tiene una opinión favorable de la democracia también remarca las deudas del sistema tiene con la sociedad. Educación, salud, seguridad y la estabilidad económica están al tope de las demandas insatisfechas.

Según un estudio realizado en conjunto por las consultoras Equis y Proyecciones durante el primer semestre del año, que incluyó a residentes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), Gran Rosario y Gran Córdoba, el 47,1% de los jóvenes entre 16 y 29 años se considera "poco interesado" o "nada interesado" en participar en las próximas elecciones nacionales.

La crisis económica extendida en el tiempo, la falta de nuevos liderazgos y la ausencia de respuesta a demandas básicas generan el caldo de cultivo para los discursos anti-política y anti-sistema. La ultraderecha argentina, encarnada en Javier Milei, más allá de las especulaciones sobre su performance nacional en las elecciones primarias del próximo 13 agosto, por ahora no logra contener el descontento. El voto en blanco crece, la representación de un sector de la sociedad está huérfana, el sistema cruje. El panorama es dominado por la incertidumbre y adivinar el desempeño que tendrán las principales fuerzas electorales se torna complejo.

Más allá del desencanto con la clase dirigente y la falta de respuestas del sistema, los jóvenes siguen creyendo que la democracia es el mejor camino posible para buscar respuestas a las deudas que el Estado tiene con la sociedad.

Quizá el problema esté en la oferta. Los índices de rechazo a las principales figuras políticas nacionales, concentrados en las categorías “jamás lo votaría” o “no creo que lo vote” son lapidarios. En ese marco, el dirigente que menos rechazo cosecha es Javier Milei con 60,2% de jóvenes que no lo votarían. Es verdad que los números del precandidato a presidente de la Libertad Avanza no son buenos, pero también es cierto que los del resto son peores.

El ranking de rechazo está encabezado por la dirigente de izquierda Myriam Bregman con 90%, la siguen el presidente Alberto Fernández (84,01%), el expresidente Mauricio Macri (82,4%) y Patricia Bullrich (79,1%). Más abajo aparecen Horacio Rodríguez Larreta (76,95%), Sergio Massa (72,41%) y Cristina Fernández de Kirchner (70%).

Los números pueden haber cambiado en el último mes. Se sabe, hay una gran parte del electorado que define su voto en la semana previa a las elecciones. Los jóvenes no escapan a esa lógica. Más allá de eso, la luz de alerta está prendida. El 13 de agosto la sociedad dejará plasmada una foto que nos dejará ver cuál es la real dimensión de la crisis de representación política. Ojalá la política este a la altura.

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