El fiscal de Corte, Juan Gómez, en su casa de la infancia en La Palma (Rivera)

Nacional > PERFIL DE JUAN GÓMEZ

Juan Gómez: el fiscal del campo que extraña ir tras homicidas mientras genera rispideces entre los políticos

Recibe críticas constantes de sus detractores puertas adentro de la fiscalía y del oficialismo político, pero la historia que trae a cuestas hace que se tome el tema entre risas, aunque a veces le preocupe
Tiempo de lectura: -'
29 de octubre de 2022 a las 05:03

Después de haberlo ignorado durante toda la audiencia, el entonces fiscal de Maldonado, Juan Gómez, le preguntó a Guillermo Coppola si lo había confundido con algún periodista. El mano derecha de Diego Maradona, con una media sonrisa en el rostro, le dijo que no. Que lo encontraba parecido al inspector Columbo, el personaje de un investigador en una serie de los años 60. Era subestimado por todos los delincuentes por lo desalineado y lo distraído, pero —cuando el indagado menos lo imaginaba— remataba la investigación con alguna pregunta fulminante que solo iba antecedida de un “por último, una pequeña cosa”.

“Ahí le empecé a hacer preguntas duras. No me acuerdo cuáles, pero durísimas”, recuerda Gómez en diálogo con El Observador. “¿Por qué tal cosa? ¿Por qué tal otra? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?”, preguntó. “Porque mentí”, contestó Coppola. Esas dos palabras le costaron un procesamiento por la causa Maradona, a inicios del año 2000. 

Gómez, en los hechos, es fiscal de Corte hace poco más de un año —Jorge Díaz renunció el 5 de octubre del 2021—. En ese período, muchas cosas cambiaron. Fue perdiendo apoyo político y quedó en el centro de la escena en una posición incómoda. La mayor parte del oficialismo preferiría su salida, pero no logran reunir el apoyo del Frente Amplio para nombrar un sucesor o para crear un triunvirato. 

Habla de eso a las risas y repite: “El día que me tenga que ir me voy”. “Será que Jorge Díaz tenía una capa de caballero antiguo que todos le tenían miedo. La situación —que genera discrepancias en la Fiscalía— no nació conmigo, pero se ve que yo concito más público”, dice y se vuelve a reír. Pero cuando se le pregunta por qué cree que lo critican tanto, responde en un tono que mezcla la ironía y la seriedad: “Se ve que quieren que me vaya”.

El tema se cuela entre quienes pasan a visitarlo por la casa de su infancia en La Palma, Rivera. Le preguntan con admiración cómo la va llevando y, en algún caso, lamentan las críticas. “Todo lo que hago es por la gente y por las instituciones”, repite. 

***

“¿Habló mucho por teléfono?”, es lo primero que pregunta una de sus hijas cuando llegan a su casa. Él no volvía desde antes de la pandemia y ellas —su esposa, la fiscal Laura Bentos, y sus dos hijas— desde hacía mucho tiempo más. Su nieto de 3 años y 8 meses no había ido nunca y Gómez estuvo toda la mañana ansioso esperando su llegada.

En la casa esperan Gómez y cuatro de sus seis hermanos —uno de ellos murió en un contexto trágico y el otro trabaja en Montevideo—. El fiscal recuerda con orgullo su origen humilde y su historia sacrificada. Una madre que criaba a siete niños y un padre arrocero, que murió muy joven, en una casa que no tenía luz ni agua corriente. A los cuatro años comenzó a ir fuera de lista a la Escuela 22 de La Palma, que este junio cumplió 100 años. Terminaba las tareas rápido y le ponían más.

Por insistencia de su padre, quien le pedía ayuda a amigos de la familia para que lo auxiliaran, hizo el liceo en Tranqueras y el preparatorio en Rivera. Durante su tiempo en Tranqueras, teniendo 14 años, atendía por las noches un bar. De día estudiaba. Su camino en la Fiscalía comenzó hace más de cuatro décadas, cuando no tenía plata para seguir en la universidad y el padre de un amigo le sugirió arrancar en el Ministerio Público como administrativo.

Antes había pensado en estudiar Medicina, en agradecimiento a quienes le salvaron la vida de niño, pero la sangre lo impresionaba mucho y tenía más facilidad para las letras. Gómez pensó tres veces que se iba a morir. La primera vez, a los siete años. Corría para jugar y quedaba negro. Le descubrieron un soplo en el corazón que lo trajo a Montevideo, donde fingió estar dormido y escuchó como el médico le decía a su madre que si no lo operaban se iba a morir y que, aún operándolo, la posibilidad de que sobreviviera no estaban claras. Ya de adulto, tuvo una peritonitis que casi lo mata y un accidente cardiovascular que comprometió parte de su memoria.

Con sus hermanos, intercambia en un español mezclado con portugués sobre unas prendas de ropa que trajo para que las lleven a quien necesite. Algunos trabajan en el campo, pero uno de ellos, Milton Gomez, fue alcalde de Tranqueras por la lista 2000 del Partido Colorado dos períodos (2010-2020). “Un verdadero servidor público”, resume el fiscal, quien orgulloso, señala la plaza que se construyó durante su mandato. En 2015, siendo alcalde, Milton se encadenó a un cartel en la ruta 30 para reclamar por su reparación.

***

Graciela Bianchi lo tildó más de una vez de “abuelito bueno”. Pero no fue con esa actitud que logró condenar a uno de los presos más peligrosos de Uruguay, como es el barrabrava de Peñarol Erwin “Coco” Parentini, ni para pedir el procesamiento del entonces ministro de Economía, Fernando Lorenzo, y del presidente del Banco República, Fernando Calloia.

“Cuando tengo que ser firme, lo soy”, advierte Gómez e insiste en que no hace ningún esfuerzo en esconder esa faceta. Parentini estaba convencido de que no iba a declarar ante él, entonces él entró y le dijo que si no quería declarar, que solo le leería las preguntas y se iría porque tenía una audiencia a la que llegar. En medio de esas preguntas, levantaba la vista y lo miraba.

Fue poner un pie del otro lado de la puerta, Parentini le gritó que quería hablar con él. Pero Gómez le dijo que no, que estaba apurado y que si quería hablar con él primero lo tenía que convenir con su abogado. “Parentini me respetaba”, valoró. Poco tiempo después admitió ser el autor intelectual del homicidio del hincha de Nacional, Lucas Langhain, por el que  obtuvo una condena de 28 años de prisión.

El fiscal de Corte, Juan Gómez, en su casa de la infancia en La Palma (Rivera)

Los abogados que trabajaron con él recuerdan que, como la mayoría de los casos que tuvo eran con el código del proceso penal anterior, donde el juez tenía el protagonismo y el fiscal quedaba relegado, usaba eso a su favor. Se quedaba a un costado, en silencio y pareciendo distraído, hasta que al final —con toda la información que había recabado en largas jornadas de trabajo— agarraba desprevenido al imputado y lograba datos cruciales.

“Nunca les escondí nada, eso es lo que tengo y por lo que creo que me respetan. Siempre trabajé muchísimo y soy muy lineal. ¿Hay prueba? Sí o no. Si es sí es sí y si es no es no. Entonces ahí no hay sorpresas”, resume.

Con esa tesitura, encabezó las investigaciones más sonadas de los últimos 20 años. Desde aquella que puso tras las rejas al triple homicida Pablo Goncálvez, hasta la de Natalia Martínez —asesinada en Piriápolis en 2007—, el de Ana Paula Graña —desaparecida en Punta del Este en el año 2000— y la violación y asesinato de la niña Brissa González. Este último, recuerda su esposa, “lo cuenta entre los perdidos”. El cuerpo de Ana Paula nunca apareció y sus agresores tampoco.

Bentos, que está casada con él desde hace más de 30 años, rememora otros dos que fueron muy difíciles. El primero fue el de la niña de seis años Camila Chagas en Rivera. Había ido a comprar un helado a media cuadra y desapareció. Pocos días después encontraron su cuerpo en una bolsa de basura en una cuneta a pocos metros. Había sido violada y asesinada por varios hombres, de los que solo se pudo identificar a uno. “Era de la edad de Josefina —una de las hijas de ambos— y parecida físicamente. Eso lo mató”, cuenta.

De ese caso que lo marcó a fuego en 1998, el fiscal Gómez recuerda cómo le tuvo que negar a un padre abrazar el cuerpo de su hija. Él había pedido que viniera Policía Técnica desde Montevideo a periciar el cuerpo y debía permanecer intacto. “Le pedí un poco de paciencia y amagó a pegarme, pero me vio a los ojos y nos sentamos uno al lado del otro, sin hablar por media hora. Después lo convidé con un cigarro y pasó”, rememora. Las pericias fueron importantes para poder atrapar a uno de sus asesinos.

El otro caso que su esposa recuerda como uno duro fueron los procesamientos por Pluna. “Nadie le decía nada, pero a veces es peor, lo que tenía en las manos era muy fuerte”, cuenta ella. Pero no dudó, y procesó a Calloia y a Lorenzo. Él, entre risas, dice: “La gente dijo la verdad, que no soy lindo”. Eso fue en referencia a las críticas que recibió. “Dijeron eso y que era un burro”, agrega. En julio de 2021, cuando ya era fiscal adjunto de Corte, la Suprema Corte de Justicia confirmó la condena de ambos.

***

El fiscal de Corte, Juan Gómez, en su escuela de la infancia en La Palma (Rivera)

Cuando revuelve el bolsillo generalmente es para sacar el celular. En la Fiscalía se ríen de que atiende a todo el mundo y que le da una cita prácticamente a cualquiera. Intenta conformarlos a todos. Pero este jueves, revolvió el bolsillo para sacar un pañuelo. Necesitaba secarse la cara después de haber roto en llanto. Al mismo tiempo, recibía el abrazo de su nieto.

Eso ocurrió frente a sus vecinos del pueblo y excompañeros de clase, que lo recibieron prácticamente como una celebridad en la escuela en la que comenzó sus estudios. Mientras su esposa —que lo miraba con lágrimas en los ojos— y sus hijas lo aplaudían en primera fila, él insistía a los niños sobre la importancia de estudiar.

“A veces es duro salir del núcleo familiar donde uno está acostumbrado a sentir el cariño de sus padres y sus amigos, pero es necesario que los niños sepan que con esfuerzo se puede llegar y se puede lograr muchísimo. Yo digo que el estudio iguala. Yo digo con orgullo que soy de una familia pobre, pero cuando llegué a Montevideo tuve la oportunidad de que, con el conocimiento y con el esfuerzo, con el trabajo, me sentí igualado a otras personas que tenían otra condición económica, otro origen”, contó.

Detrás de él lo miraban sus hermanos y, hacia adelante, él podía ver el patio colmado de gente escuchándolo, con las sierras riverenses de fondo. “Cuando uno ve estos árboles, este verde... Junté fuerzas para seguir luchando por un buen tiempo y seguir ayudando si se puede con mi presencia”, sintetizó.

***

En abril de 2021 asumió el cargo de fiscal adjunto de Corte y en octubre de ese año debió tomar el timón de la Fiscalía General de la Nación tras la renuncia de Jorge Díaz, un hombre de impronta fuerte que era temido, odiado y amado puertas adentro del Ministerio Público. La impronta de su sucesor es, en palabras de las fuentes consultadas, atender a todo el mundo. Incluso a familiares de víctimas de casos que trató a lo largo de su carrera.

En diálogo con El Observador, un fiscal lo ilustró con un ejemplo: Gómez le había sacado de su equipo a un trabajador que para el funcionario  era indispensable. “Si era Díaz, me iba a decir que me arreglara como pudiera y me hubiera cortado el teléfono. Como era Gómez, me animé y llamé, le expliqué que estaba desesperado”, relató. A los pocos días, Gómez revocó la resolución que había tomado.

n este año dice haberse preocupado por insistir en las capacitaciones y mantener el esquema funcionando. El Observador le consultó por su último caso en la Fiscalía de Homicidios —donde estuvo hasta asumir como fiscal adjunto— y, pese a su muy buena memoria, no lo recordaba. “No lo tomé como algo especial porque pensé que quizás iba a volver... Quizás ingenuamente”, expresó.

— ¿Qué le pasaría si ahora no fuera fiscal de Corte y tuviera que ir, después de casi un año y medio, a una escena del crimen de un homicidio?

— Ah... ¡Estaría feliz de la vida! (hace una pausa) Salvo por la fatalidad de la muerte de los otros. 

 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...