El candidato presidencial del oficialismo Daniel Martínez se encuentra atrapado en las circunstancias que lo llevaron a ser el primero de la fila de la izquierda en estas elecciones nacionales.
El presente político surgido de la noche del 27 de octubre en que el Frente Amplio (FA) no registró la votación que esperaba lo descolocó de forma tal que el partido del gobierno decidió intervenir su comando de campaña para buscar una estrategia que permita rectificar el rumbo de cara al balotaje y revertir la compleja situación en que quedó el candidato oficialista.
En tiendas adversarias, Luis Lacalle Pou confirma con hechos las palabras de apoyo que salieron de los líderes de los otros partidos opositores y ultima en estas horas un documento de coincidencias sobre las cuales sustentar la coalición para el cambio que se para cada vez más firme ante el electorado.
Mientras que el candidato del Partido Nacional no titubea en liderar la coalición multicolor junto al Partido Colorado, Cabildo Abierto, los independientes y el Partido de la Gente, el presidenciable oficialista brinda por Facebook Live un mensaje sumamente negativo que rememora tiempos pasados de otras circunstancias y otros actores.
Al tiempo que el candidato retador logra el aplauso unánime del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado y ante un busto de José Batlle y Ordoñez toma conciencia del enorme significado histórico de lograr el apoyo de una colectividad históricamente rival, el candidato oficialista celebra la adhesión de un pequeño grupo de colorados disidentes denominado Ortodoxia Batllista.
Dueño de un gigante caudal político y mayoría dentro del FA, el Movimiento de Participación Popular (MPP) sacó a relucir a su diamante más preciado, el ex presidente y senador electo José Mujica que en pocas horas se ubicó de nuevo en el centro de la agenda política con declaraciones concretas que no dejan lugar a ninguna duda sobre quién es el peso pesado en el Frente Amplio.
“Si, desde el punto de vista matemático acepto que es complicado, es difícil, pero desde el punto de vista histórico la cosa no es matemática ni es lineal, no lo ha sido nunca”, sostuvo en entrevista radial al admitir la situación electoral que vive el FA y destacar la capacidad de gestión de Martínez, pero no su don de comunicación.
Las contundentes apariciones del veterano ex presidente sumados a la intervención del intendente de Canelones Yamandú Orsi al frente de la campaña ubican a Martínez en el complejo papel de tener que demostrar que es él quien manda en el FA y a su vez de aceptar que le digan cómo se tiene que llevar adelante una campaña.
Por otro lado, mientras la figura de la candidata a vicepresidente de la oposición Beatriz Argimón crece políticamente, la del oficialismo Graciela Villar brilla por sus pocas apariciones que no hacen otra cosa que retrotraer a la memoria su irrupción fulgurante diciendo que la opción electoral era entre “oligarquía o pueblo”.
El Frente Amplio, sus políticos y militantes abusaron de su poder electoral dominante durante los últimos 15 años y descuidaron a quienes votaban a las opciones opositoras. Hoy que Martínez necesita los votos de los no frenteamplistas para volver a ganar, se encuentra ante un problema real y de difícil solución. Ver cómo hace para salir de ese laberinto será la hercúlea tarea de Martínez de aquí a noviembre.
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