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El misterio rodea la remoción del jefe de Policía de Cerro Largo
En la calle Doroteo Navarrete, en la ciudad de Cerro Largo, hace dos años que está estacionado un Renault 19 gris oscuro: fue abandonado desde entonces y a nadie se le ocurrió llevárselo. En Cerro Largo, dice su intendente Sergio Botana, muchos todavía dejan la puerta de su casa abierta y sin trancar sus autos. Ese extraño valor de no entrometerse con lo que es propiedad de otro, dice, aún es costumbre allí. Y para Botana, en parte se debe la actuación de jefe de Policía, José Adán Olivera. Pero el jerarca fue removido por el Ministerio del Interior el 27 de febrero y dejará su cargo el 15 de marzo.
"Yo pregunté y nadie me ha dado explicaciones hasta ahora", dijo a El Observador Olivera, minutos después de tener una breve reunión este viernes en Montevideo con el director de la Policía Nacional, Mario Layera. "Me dijo que no le gustó mi gestión. Nada más", contó.
Olivera había asumido su cargo en agosto de 2012, y tras cuatro años de gestión, en 2016 el Ministerio del Interior le otorgó un reconocimiento a la Jefatura. Y en 2017, las denuncias por rapiña –que aunque son pocas, existen– se redujeron en 38%: en 2016 se registraron 51 y el año pasado 32. Esa reducción fue la más grande del país. Atrás le siguen Lavalleja, que disminuyó las denuncias en 36% y Maldonado, que las redujo en 25%. Muy lejos están Canelones, que bajó las denuncias de este delito en 10%, y Montevideo, que lo hizo 5%.
Todos los demás departamentos registraron un aumento de este delito o la disminución fue insignificante, según datos del Observatorio Criminológico del Ministerio del Interior.
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En cuanto a los hurtos, Cerro Largo, con 86.564 habitantes, presentó un leve aumento de 5,6% de 2016 a 2017, pero está entre los seis departamentos con menor cantidad de ese delito, con 1.883. Algo similar sucede con los homicidios, aunque en este caso se ubica entre los ocho con menos asesinatos. En 2017 tuvo cinco homicidios, siete menos que el promedio –en Montevideo, por ejemplo, hubo 161 casos, 148 más que el promedio. "Pero además –dijo Olivera– en los ultimos cinco años fuimos uno de los departamentos que más droga incautó, y en cuanto a homicidios solo tenemos dos pendientes, pero bueno...". Según las palabras de Botana, la Policía arachana es como si fuera equipo de fútbol que juega muy bien, pero que fue modificado sin que hubiera necesidad. "A mí lo que no me gustó fue la señal que se dio –dijo Botana –: teníamos una policía que mantenía buenos niveles de seguridad, que combatía el delito y bajaba los niveles de inseguridad de manera permanente".
Desde el Ministerio del Interior se aseguró que el desplazamiento de Olivera constituyó un "cese de funciones", y que es una decisión amparada por el artículo 173 de la Constitución. Dice la carta magna, respecto a los jefes de Policía: "El Poder Ejecutivo podrá separarlo o removerlo cuando lo estime conveniente".
Pero a Botana no le convence esa explicación."Uno pensaría que una gestión como la de Olivera debería ser premiada con un ascenso, por ejemplo, pero no: se recibe la sanción de la destitución lisa y llana", afirmó.
Fuentes de la cartera aseguraron, además, que se trató de una "renovación" de las autoridades, y que, como tal, eso "siempre es positivo". Cuando Olivera conoció la noticia, sufrió un impacto. "Por suerte tuve el apoyo de toda la ciudad de Melo, que fue muy importante", dijo.
Pero cuando recibió la noticia su ánimo no era el que tiene por estos días en el que agradece también el apoyo de todos los ediles de su departamento. En declaraciones a Radio Acuarela de Melo, el exjerarca hizo alusión al desprestigio social que podía recaer sobre él luego de perder un trabajo y sin que entendiera la razón: "Voy a circular por las calles y la gente va a preguntar ¿qué hizo el Cacho que lo corrieron?". Luego se refirió a su hijo adolescente, con quien tiene una foto en su perfil de WhatsApp. "Seguramente le van a preguntar: ¿A tu padre por qué lo corrieron de la Jefatura? Y eso me deja muy triste ¿Qué hice mal?", se preguntó. No lo sabía entonces y no lo sabe ahora tampoco.
El relevo
Quien asumió en su lugar es el comisario general Wilfredo Rodíguez quien se desempeñaba como jefe de Policía de Rivera. Es consciente que dejó un departamento muy conflictivo detrás, con la tasa más alta de homicidios cada 100 mil habitantes –13,5–, y que ahora recibirá uno de los más tranquilos. Junto con esta remoción, también se dio la del Jefe de Policía de Durazno, Sergio Guarteche. El intendente de ese departamento, Carmelo Vidalín, dijo a El Observador que no tiene ningún reparo con la decisión del Ministerio del Interior.
Consultado por la seguridad de Durazno, y si allí también se conserva la costumbre de no cerrar las puertas, lamentó admitir que hay "una pérdida importante de valores". Y agregó: "Pero no es algo que podamos endilgárselo a las autoridades".
