Camilo dos Santos

El Singapur y el Kumon se cuelan en las aulas uruguayas

Nuevos métodos educativos provenientes del exterior le ganan terreno al aprendizaje tradicional

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27 de mayo de 2019 a las 05:00

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Sistematizar, cambiar el enfoque, replicar buenas técnicas, generar materiales efectivos. Ese es el propósito de los nuevos métodos que se han introducido en el mundo educativo uruguayo en los últimos años. Mediante cuadernillos, libros o carpetas y planes específicos han logrado que alumnos de decenas de colegios aprendan matemáticas y desarrollen su lectura sin sufrir en el intento.  

Adoptar el sistema que usa Singapur para ser líder en matemáticas de las pruebas PISA, replicar una forma de enseñanza extracurricular desarrollada por un japonés con su hijo o hacer que niños de todos los niveles lean obligatoriamente tres libros por año, son decisiones que recién asoman en el horizonte de aprendizajes nacional pero que parecen haber llegado para quedarse.

Mayoritariamente instalados en colegios privados de la capital, estos métodos enfocados en el alumno priorizan la enseñanza basada en las competencias que el niño debe tener y no en los contenidos que el docente está obligado a dar. De esa manera, buscan combatir los magros resultados que los últimos informes del Instituto Nacional de Evaluación Estadística (INEEd) han puesto en evidencia y aquejan a todo el sistema.

Método Sophia

Desde la Fundación Sophia, una organización sin fines de lucro que reúne y apoya a varios colegios católicos de Montevideo, sabían que tenían que reformar la manera tradicional de dictar clases porque no estaba siendo efectiva. Por eso, el año pasado trabajaron junto con un grupo interdisciplinario de la Universidad Católica para formular una metodología para enseñar de manera sistematizada leer y escribir a niños de entre 4 y 7 años.

De esa manera, crearon  un método que facilita los procesos de aprendizaje teniendo en cuenta los procesos mentales que están involucrados en el aprendizaje del lenguaje escrito. “El método se basa fundamentalmente en entender cómo la mente aprende a leer y escribir”, explicó Ariel Cuadro, uno de los expertos en educación que estuvo involucrado en el proyecto, en el programa radial En Perspectiva.

La metodología es integral para que los niños aprendan a leer y escribir a la misma vez que aprenden otras disciplinas y es lúdica, para facilitar el apego a las nuevas competencias.

Diego Battiste

La idea del método es lograr que los estudiantes automaticen el proceso de lectura para dejar de pensar en cómo leer sino en qué están leyendo. Para hacerlo, se necesita una secuencia de ejercicios que logren crear los circuitos neuronales necesarios. Entonces, desde Sophia pensaron en cómo hacerlo de manera divertida y a su vez, que logre ampliar los horizontes del alumnado.

“Por eso fue que nos planteamos esta visión de viajes. En nivel 4: viajes a la historia. Desde los dinosaurios hasta los ecohéroes y que les toque pasar por distintas situaciones para tener una amplitud mayor del mundo. En nivel 5 pensamos: viajes en familia, viajes con amigos, y que eso suponga fortalecer vínculos, entre otras cosas. Y después llegar a 1° y viajar al mundo, eso significa ver las comidas de otros países, sus costumbres”, contó Cuadro en En Perspectiva.  

Se trata de un método secuencial, que significa volver sobre las cosas y seguir avanzando, un sistema “espiralado” de aprendizaje. “Porque nuestros procesos requieren eso para luego volverse ágiles y automáticos”, aseguró el experto en educación.

Según explicó la directora pedagógica de la fundación, Verónica Trías, a El Observador, la gran mayoría de los colegios que forman parte de la Fundación Sophia tienen implementado este proyecto y a partir del 2020 será obligatorio para sus 23 centros educativos religiosos.  

Bambú Lector

En los colegios de Fundación Sophia así como en Los Rosales y otros colegios capitalinos, también se implementa esta otra metodología de aprendizaje e incentivo a la lectura y comprensión de textos que se aplica en toda Primaria y, en algunos casos, en Secundaria.

El método consiste en la entrega de una carpeta con tres libros que los estudiantes deben leer durante el año (mientras avanzan de grado, avanza la profundidad de la lectura) y una guía con ejercicios para el antes, el durante y el después de la lectura.

"Bambú Lector arrancamos en un colegio solo en 2016. Las evaluaciones -las mismas que hacemos todos los años- dieron que en el colegio que se había aplicado ese plan, habían mejorado sensiblemente los resultados. Favoreció mucho el gusto por la lectura, y nada mejor que un chiquilín motivado para aprender”, contó Trías.

 Y el efecto se propagó: los otros colegios se sumaron a la propuesta y comenzaron a experimentar sus buenos resultados. En 2017, se sumó la mitad de los colegios de la fundación. En 2018 estaban todos, menos uno. En este año, los 23 colegios lo tienen implementado.

Método Singapur

Según Alex Castillo, el gerente de Marshall Cavendish Education -la editorial que importa los libros de este método a Chile-, en Uruguay el 96% de los estudiantes aplica una forma de trabajar en matemáticas y no entienden realmente por qué es esa operación la correcta y no otra.

Mientras que al oriente del río Uruguay los niños aprenden "ciertos trucos" que les permiten resolver los problemas matemáticos, en Singapur los maestros explican por qué esos mecanismos funcionan. Y los resultados están a la vista: el país asiático es líder absoluto en el ranking de las pruebas PISA y Uruguay aparece muy por debajo en la lista mundial.

¿Cuál es la clave de Singapur? Los estudiantes no solo aprenden matemáticas a través de los números, sino que también utilizan materiales didácticos que les permiten ver el funcionamiento de las operaciones. En una resta, por ejemplo, usan objetos que representan las unidades, las decenas y las centenas, para que los niños comprendan qué es lo que pasa cuando a una cifra se le resta otra. "Los niños tienen que debatir, explicar por qué llegaron a determinado resultado, trabajan mucho en equipo. El cambio en la dinámica de la clase genera resistencias entre los profesores, porque deja de ser un grupo que mira hacia un pizarrón y pasa a ser un aula en la que los estudiantes son los verdaderos protagonistas", contó.

Ese cambio, desde hace unos años, también se está dando en varias aulas uruguayas con un método que replica las prácticas del país modelo. Los libros del método Singapur llegan a Uruguay a través de Avista, una editorial que importa los textos en español. Actualmente hay  45 colegios de todo el país que ponen en práctica esta metodología y una escuela pública del Cerro está en proceso piloto. En el mundo, son 70 países los que aplican el método.

El método consiste en introducir a los niños en los conceptos matemáticos a partir de lo concreto (material didáctico), para luego pasar a lo pictórico (imágenes) y finalmente ir a lo abstracto (operaciones).

La función del material didáctico y de las imágenes es facilitar la comprensión del funcionamiento de las operaciones. En una resta, por ejemplo, utilizan objetos que representan unidades, decenas y centenas, para comprender qué es lo que pasa cuando a una cifra se le resta otra.

Método Kumon

Este método es diferente a los otros tres. Es extracurricular. Existen centros Kumon en el mundo y en Uruguay este año se instaló uno donde los estudiantes pueden ir dos veces a la semana para realizar una rutina de clase que se diferencia de la educación normal. Además de las clases en el centro, el alumno tiene tareas domiciliarias, tal y como si estuviera en la escuela.

Pero Julio Segala, director de Marketing y Expansión de la organización para América del Sur, lo deja claro: “No es nuestro objetivo sustituir el colegio, nuestro objetivo es preparar el raciocinio del alumno”, dijo en conversación con El Observador.

Cuando el alumno ingresa en Kumon se le hace un test diagnóstico y en ese test se identifica el punto de partido donde el alumno va a empezar. A partir de ahí va recibiendo los materiales que son cuadernillos de diez hojas y los va realizando por niveles. En Matemática e Inglés son 21 niveles y en Lengua son 18.

En Lengua el énfasis no está puesto en el aprendizaje gramático sino en lectura y comprensión de textos. Lo mismo ocurre con Inglés. En Matemática, en cambio, los niveles van desde entender que el número “2” es más que un simple garabato hasta comprender procesos matemáticos más complejos como cálculos diferenciales, integrales y derivadas.    

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