S. Panzl

La revancha del vino rosado

Las bodegas uruguayas buscan enterrar la mala fama del producto y recogen elogios en las ferias especializadas

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07 de mayo de 2019 a las 05:03

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El vino rosado ha sufrido (y sufre) un cierto desprecio por parte de los uruguayos. La imagen de aquellos claretes servidos en vasos de dudosa limpieza en los mostradores de los bares quedó marcada a fuego en una generación entera y construyó una injusta mala fama que llega hasta estos días. 

Sin embargo, el rosado uruguayo sacó a relucir su rebeldía y va por la revancha. El producto comenzó a conquistar a los amantes de las etiquetas tintas, mientras recoge elogios de los expertos en las ferias de vino más prestigiosas del mundo. 

Hoy, la enorme mayoría de las bodegas que elaboran vinos de calidad tienen rosados entre sus ofertas. Basta detenerse un instante en las góndolas de las vinerías y los supermercados para observar cómo cada vez más empresas han sumado opciones.

Hay muchos estilos en las tiendas especializadas, pero varios enólogos uruguayos han seguido la tendencia mundial surgida en Provence, una famosa región de centenaria tradición en vinos ubicada al sur de Francia. Los rosados más famosos del mundo son de allí y ese estilo de elaboración enamoró a muchos bodegueros uruguayos. Se trata de vinos frescos, de un color pálido, asimilable a la piel de la cebolla. Provence asoma como el faro que ilumina al vino rosado en el mundo y sus destellos llegan hasta el Río de la Plata. 

El redescubrimiento 

El vino rosado se acerca al tinto por las cepas que utiliza. Pero, al mismo tiempo, ofrece características del blanco, por su frescura. En ese ensamble reside su magia.

A medida que vencen sus prejuicios, muchos uruguayos comienzan a descubrir lo disfrutable que puede llegar a ser un buen rosé fresco para acompañar pastas, pescados, ensaladas y una gran variedad de platos. A pesar de sus bondades gastronómicas, el vino rosado también se adapta a la perfección a un plan menos pretencioso, alejado de lo gourmet. Es un gran aliado de los aperitivos de bienvenida, al tiempo que también suele ser el compañero perfecto para un lector atrapado por la un buena novela. 

Por el mundo

Las etiquetas de los rosados uruguayos cosechan aplausos por el mundo. En marzo de este año, las bodegas exportadoras del país viajaron a Alemania a participar en la ProWein, la principal feria de vinos del mundo. A sabiendas de que Uruguay tiene buenos rosados para mostrar, Gabriela Zimmer –una joven sommelier que reside en Londres, flamante primera brand ambassador de Wines of Uruguay, la asociación de bodegas exportadoras– aprovechó la oportunidad y concretó una reunión con Elizabeth Gabay, una experta en vinos rosados, autora del libro Rosé: Understanding the Pink Wine Revolution. 

“A ella la conozco de Londres y quería que empiece a interesarse por los vinos rosados uruguayos”, dijo Zimmer. La brand ambassador motivó especialmente a las bodegas locales a llevar opciones rosadas en su cartera de productos, algo que por lo general no sucede. 

Gabay, una británica que vive desde hace 17 años en el sur de Francia, probó una decena de rosados uruguayos. Los bodegueros sabían que estaban testeando sus productos en las grandes ligas. “Le encantaron nuestros vinos”, resumió Zimmer en diálogo con El Observador desde Londres, donde estudia un diplomado en vinos y bebidas espirituosas en la escuela The Wine & Spirit Education Trust. 

Una de las bodegas que cosechó aplausos fue Castillo Viejo. “Enorme sorpresa”, redactó Gabay en su cuenta de Instagram acerca de su tannat rosé roble y utilizó los siguientes adjetivos para elogiar al vino: “elegante”, “fresco”, “balanceado” y “serio”. 

El enólogo Alejandro Etcheverry contó a El Observador cuáles son las intenciones de la bodega en esa etiqueta. “Buscamos destacar los atributos del tannat, la variedad emblema del Uruguay, desde otra perspectiva. Apostamos a un rosado que exprese la fruta, con un estilo provence, que es el que está de moda en el mundo”, dijo. 

La experta británica en rosados también elogió un cabernet franc/syrah de Pisano (“muy impresionante”, escribió) y le levantó el pulgar con entusiasmo a  un cabernet franc de Casa Grande, al que calificó de “encantadoramente fresco”. 

Desde Europa, Gabay alentó a los bodegueros uruguayos a seguir apostando por los rosados y se animó a hacerles una recomendación. “Fue una gran sorpresa saber que Uruguay produce tanto rosé. Me ha sorprendido la calidad y realmente espero que los productores continúen trabajando con un estilo distintivo de Uruguay y no intentando hacer el estilo provence”, redactó la británica. 

A contramano 

Pero el vino rosado uruguayo no solo recibe influencias desde el sur de Francia. Otras bodegas elaboran rosés con estilos bien diferentes. Son vinos más robustos, con más cuerpo, más asimilables a los tintos, aunque mucho más frescos. 

Tiempo atrás, la bodega Artesana elaboró una única barrica de tannat rosado. “Nos encantó”, dijo Valentina Gatti, una de las directoras del emprendimiento ubicado en Las Brujas, Canelones. “Nosotros consideramos que, dada la intensidad de color que tiene y la textura, no tendría mucho sentido hacerlo estilo provence. Nos parecería más genuino hacerlo de esta manera”, dijo Gatti. A la hora de elaborarlo, deben tener mucho cuidado de cortar la maceración en el momento justo, dado que de lo contrario se convertiría en un tinto. Lleva unas 10 horas. “Ese día prácticamente no se duerme porque tenemos que ver el momento justo de cortar la maceración y separarlo de los hollejos”, contó la enóloga. 

Diego Battiste

Otro ejemplo de un rosado con sello propio es el tempranillo de Bouza. El gerente general de la bodega, Manuel Bouza, contó por qué apostaron por un rosado con esas características. “Elegimos ir por un camino que está a contramano de lo que está de moda, que son los rosados estilo provence, con muy poco color y poca estructura. Nuestra bodega no sigue modas, tiene un estilo propio. En este caso, hicimos un rosado intenso”, dijo Bouza a El Observador. El tempranillo rosado es fermentado en barrica y permanece allí entre cuatro y cinco meses, lo cual le otorga una buena estructura. La bodega elabora muy pocas botellas y en general las vende en su propio restaurante. Bouza lo definió como un vino “versátil”, que puede acompañar almuerzos o cocktails. 

La bodega Pisano tampoco quiere saber nada con el estilo provence. Gustavo Pisano, enólogo y director del emprendimiento, contó que buscan elaborar un vino gastronómico. “Como buenos italianos nos gusta el vino asociado a la comida”, dijo. Por eso, decidieron dejar de lado la moda francesa y elaboraron un blend cabernet franc-syrah en su línea Río de los Pájaros Pintados. 

Mientras dialogaba con El Observador, Pisano hizo memoria y recordó los orígenes de los prejuicios que aún están presente entre los uruguayos. “El rosado fue de los vinos más consumidos en la década de 1980 y 1990. Después se importó desde Argentina algo como que el vino rosado era de clase b. La gente decía que era un blanco manchado con tinto”, sostuvo. Aquel mito aún puede escucharse por ahí. 
Al margen de los estilos, la buena noticia es que las bodegas llenaron las góndolas de vinos rosados de calidad e invitan a los uruguayos a darles una oportunidad. Probarlos, compartirlos, disfrutarlos. De eso se trata.

 

¿Cómo se elabora un rosé?
El vino rosado tiene dos formas de elaboración principales: por prensado directo y por sangrado. En el prensado directo, el enólogo toma la uva tinta, la prensa, extra el jugo apenas manchado con un rosado leve y fermenta ese jugo sin las cáscaras. “Eso es porque no queremos más color”, según explicó a El Observador Martín Viggiano, enólogo de la bodega Cerro del Toro y de Viggiano Vinos Garage.
En la otra forma, el sangrado, el enólogo parte de una pileta a partir de la cual va a elaborar vino tinto. Lo que hace es extraer un porcentaje de ese jugo y depositarlo en otra pileta para que la fermentación continúen sin las cáscaras. Ahí radicará su principal diferencia con los tintos. De los rosados se espera que tengan una graduación alcohólica no muy alta. “En cuanto a las variedades, para elaborar vino rosado técnicamente se puede con todas. A toda la uva tinta se le puede extraer el jugo y elaborar”, informó Viggiano.
 
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