Gonzalo De los Santos vive actualmente en Málaga, España

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Empezó a jugar por un helado, Sanguinetti lo comparó con Goncalves y ganó un quinquenio en Peñarol: la vida de Gonzalo De los Santos

Dejó su huella en el aurinegro y jugó durante 12 años en el fútbol español
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09 de septiembre de 2023 a las 05:02

“Desde el gran Tito Goncalves que no veo a un 5 de Peñarol de este nivel”. Quien esto escribe escuchó ese comentario en el palco alto del Estadio Centenario en plena primera final clásica ante Nacional, el miércoles 8 de noviembre de 1995. Quien emitió esa frase fue nada menos que Julio María Sanguinetti, en ese entonces, presidente de la República, que había ido a ver a su Peñarol.

El comentario del actual presidente honorario de la institución carbonera, se refería a Gonzalo De los Santos.

En ese entonces, el volante central aurinegro tenía 19 años y jugaba uno de sus primeros clásicos, que ganaron 1-0 con gol de Pablo Bengoechea.

Gonzalo y parte de su colección de camisetas

Gonzalo, luego de haber llegado desde Salto con solo 15 años, con el mismo Tito Goncalves había tenido varios mano a mano cuando se tenía que tomar el ómnibus para ir a la pensión de Ejido y Durazno.

“Cuando llegué a Montevideo me encontré en Las Acacias con el gran Tito Goncalves, capitán de capitanes, dándome consejos de lo que tenía que ser un ‘5’ en Peñarol, y tenía tanta confianza en mí, que me tenía que tomar el ómnibus para ir a la pensión y me agarraba a hablar: ‘Mire que usted en dos años va a estar jugando en Primera. Yo quiero que sea el ‘5’ de Peñarol y para eso tiene que hacer esto, esto y esto’. La primera vez que me habló, llegué a la pensión, llamé desde un teléfono a mi padre y le comenté que un Sr. Goncalves que estaba donde entrenaba y que había jugado mucho, me había dado consejos. Mi viejo me contestó: ‘Pero m’hijo, usted está hablando con la persona que más ganó en la historia de Peñarol. Siéntese y escúchelo cinco horas’. Después de eso, hasta por gusto pasaba donde estaba él para ver si me llamaba de nuevo. Son cosas que te quedan marcadas. Antes de que falleciera le recordaba esa anécdota. Cuando debuté, me señalaba con el dedo: ‘¿Vio lo que le dije?’”, dijo De los Santos a Referí.

La Quinta división que hizo historia en Peñarol en la que aparecen, entre otros, Antonio Pacheco, Federico Magallanes, Gonzalo De los Santos, Martín García, Nicolás Rotundo y Marcelo De los Santos

Atrás había quedado su infancia en el Barrio Palomar de Salto, en unas viviendas militares en las que vivió también Luis Suárez. A los cuatro años, se mudó. Rodolfo, el padre de Suárez jugaba de lateral izquierdo. “Jugaba muy bien y lo hacía con Gustavo, uno de mis hermanos, en el Club Deportivo Artigas, el equipo del cuartel. Jugó en la selección de Salto y era muy rendidor”, cuenta.

“Mi padre era militar al igual que el de Luis Suárez. Todos mis hermanos jugaron al fútbol. Éramos 10, cinco varones y cinco mujeres. Yo soy el menor de todos”, dice.

Cavani, cuando jugó en Valencia, le regaló su camiseta a Gonzalo De los Santos

Blanca, su madre, “se dedicó a todos nosotros. Nunca faltó nada, pero tampoco abundaron las cosas”.

A los 5 años, jugaba atrás y en el medio en el baby de Ferro Carril, y después a los ocho pasó a Deportivo Artigas hasta los 11 y se fue a Chaná. “En Ferro Carril jugábamos en el CRES que era donde se jugaban los Mundialitos de cinco a ocho años y al que hacía el último gol, le daban un tíquet para tomar un helado en una heladería. Muchas veces me tocó sacar ese premio, son lindos recuerdos. Era tan natural, que iba a jugar por el helado”, recuerda.

Pablo Bengoechea, Gregorio Pérez, Gonzalo De los Santos, Federico Magallanes y Luis Romero en una práctica de Peñarol en Los Aromos

Vivía todo el día detrás de una pelota, con la camiseta de Peñarol puesta. “El primer regalo de mi papá, fue el equipo de Peñarol y una pelota. Jugaba todo el día descalzo, en verano o invierno, en tierra, cemento o césped”.

Al fútbol siempre lo tomó “como un hobby, una pasión y un gusto”. Sostiene que toda su vida, su padre “será mi ídolo por todo el sacrificio que hizo por nosotros y la manera de entender la vida. En el fútbol, nos criamos mirando a Maradona, Enzo (Francescoli), Ruben Paz, Morena, me pongo de pie –agrega–, Bossio, Saralegui. En mi posición, disfruté mucho del Chueco Perdomo, un caudillo, un ‘5’ a lo Peñarol. Lo que es la vida, después compartimos equipo”.

Pese a su corta edad, 13 años, llegó a la Primera división de Chaná. “Medía 1,81 metros y tenía a mis hermanos jugando allí y hubo un partido que coincidimos cuatro en el primer equipo: Salvador, Gustavo, Néstor y yo. Me sentía protegido por ellos. Jugaba contra hombres, se aprovechaban y me pegaban patadas y codazos, pero ellos me protegían. Los partidos eran batallas”.

Gonzalo De los Santos junto a Gregorio Pérez, su "padre futbolístico"

Consiguió distintos trabajos para darse algún gusto, como “comprar una ropa extra. Tenía que hacer alguna changa. Cortar pasto, ayudar a mi padre, o un hermano que era albañil. Lo ayudaba para que me diera unos pesos y usar su  moto. Trabajé en la casa de un amigo con máquinas de cortar fiambre, las limpiaba, y las entregaba en la moto. Y así tenía mis pesitos y me compraba El Gráfico todos los jueves en Salto”.

Con dos años en Primera lo vio un cónsul de Peñarol y Hugo Guerra, “una gran persona que trabajaba en las inferiores” aurinegras, lo fue a ver.

Así cuenta cómo siguió todo: “Fui a hacer una prueba con 200 jugadores en Las Acacias. ¡Era terrible! Pensé: ‘¿Dónde nos metimos?’. (Jorge) Fossati era el entrenador de Cuarta y Quinta, y dio el visto bueno inmediatamente para que me ficharan. Pero había un inconveniente: mi padre no quería por nada del mundo que dejara los estudios. Arreglé que iba a Peñarol pero me tenía que inscribir en 5º Humanístico y lo hice en el IAVA. A Chaná le dieron algo muy básico en dinero y material deportivo: pelotas, redes e indumentaria”.

Robert Lima y Gonzalo De los Santos celebrando el cuarto título del segundo quinquenio de Peñarol en 1996

Cuando llegó a Montevideo con 15 años, todo lo deslumbró. Era la segunda vez que llegaba a la capital. La primera, había sido con la selección de baby con 11 años y se quedó a dormir en la colonia de vacaciones de Malvín. “Fuimos al Centenario a ver Peñarol ante Progreso y para nosotros era un sueño. Me bajé del ómnibus en 1993 y estuve siete meses sin ir a Salto, porque no podía por las condiciones en las que jugaba, cada poco tiempo. En casa, mis padres no tenían teléfono, entonces llamaba a un vecino de enfrente para poder hablar con ellos. El ómnibus era todo un tema. Ahorraba dinero, saqué la boletera estudiantil y me iba en el 199 o en el 156 a Las Acacias”.

Y agrega: “En los tiempos libres, iba con los walkman a escuchar música y pasear por 18, para ver si veía a alguien de mi ciudad. Era toda una novedad. Si veía a alguien de Salto, era capaz de cruzar la calle para saludarlo. En el walkman escuchaba de todo: cumbia, pero también Soda Stéreo, Vilma Palma, los Abuelos de la Nada, Andrés Calamaro con Los Rodríguez. Me gustaba mucho el grupo australiano Air Supply, y lo fui a ver al Palacio Peñarol. Hacía mezcla de todo en el cassete”.

De mañana, muy temprano, se iba a entrenar a las 6. En Rivera y Jackson se tomaba el ómnibus, volvía y a las 16 iba al liceo IAVA.

“Gregorio, un padre futbolístico”

En 1993, jugó en una Quinta división histórica de Peñarol que ganó todo junto a Tony Pacheco, Tato García, Claudio Flores, Federico Magallanes y Nicolás Rotundo, entre otros. “Un equipazo. El mejor en el que jugué”.

En esa misma temporada, Peñarol se jugaba el Campeonato Uruguayo en el último partido contra Cerro. Diego Dorta anotó el transitorio 1-0 y luego igualó el rival, pero el aurinegro fue campeón luego de siete años. “Terminó el partido y entramos con Nico Rotundo a la cancha y dimos la vuelta olímpica con toda la multitud”.

Un año después, jugaba en Cuarta y hubo un torneo sub 20 en Costa Rica y el técnico era Alejandro Botello. Allí jugó de zaguero central por izquierda y quedó en la selección del torneo en ese puesto.

Gonzalo De los Santos disfruta de su presente en Málaga

“Cuando volvimos a Montevideo, me tomé el ómnibus para Salto. Llegué a las 7 y media de la tarde, feliz por ir a ver a mi padre. A las 8 sonó el teléfono de la vecina de enfrente, crucé porque querían hablar conmigo urgente. (Jorge) Pasculli, quien era coordinador de Peñarol en Primera, me dijo que al otro día tenía que estar 7 y media de la mañana en el Palacio, que salía el ómnibus para Los Aromos y no disfruté nada en casa. A las 11 de la noche, me fui de Salto para Montevideo pero con la mayor alegría de mi vida porque Gregorio (Pérez) me había ascendido al plantel principal. Pero con unos nervios tremendos, pero tremendos. En Los Aromos, me recibió José Enrique De los Santos, que era de Salto. Ahí empezó mi historia. Mi debut llegó en enero de 1995 cuando hicimos unos amistosos en Perú y Chile y Gregorio empezó a tenerme en cuenta muchísimo conmigo de ‘5’ porque sabía que (Diego) Dorta se iba a ir. Me dijo: ‘Ese puesto es tuyo’”.

Recuerda que ya habían ascendido previamente a Pacheco y a Magallanes. “A Nico (Rotundo), Popi (Flores), Martín García y a mí, nos ascendieron a los cuatro juntos. Era una camada espectacular, de las que salen pocas veces”.

En su etapa como director deportivo de Peñarol, Gonzalo De los Santos junto a Fernando Morena

En 1995 “Gregorio nos tuvo una semana encerrados en Los Aromos a los más jóvenes. Comíamos y dormíamos ahí, además de entrenar y eso nos ayudó mucho. Supo administrar nuestra valía y condiciones en un momento ganador del club que era el quinquenio”.

Y sigue hablando del técnico: “Gregorio fue un padre futbolístico hasta el día de hoy, una persona histórica en Peñarol. Compartir concentración y vestuario con Lucho Romero, el Vasco Aguirregaray, Fernando Álvez, Aguilera, el Tano Gutiérrez, Bengoechea, el Chueco Perdomo, Darío Silva, Marujo Otero. Teníamos un gran plantel”.

Cuando recién comenzó en Primera, lo hacían “ir a buscar las pelotas, juntar los chalecos. Éramos los nuevitos y había que pagar ese derecho de piso”

La gran colección de camisetas de Gonzalo De los Santos

Fue tres años campeón uruguayo dentro del segundo quinquenio manya: 1995, 1996 y 1997.

“En 1993 y 1994, ya estaba en el club, pero no en Primera. Peñarol fue campeón uruguayo, pero no jugó finales contra Nacional. El hecho de jugar contra tu rival, te da un plus. En las tres finales de 1995, estaba en un muy buen nivel. En la segunda, Martín Parodi me pisó sin querer y me fracturó el tobillo y me perdí la final definitiva que ganamos 3-1 y Nico Rotundo me ayudó a dar la vuelta olímpica”, recuerda.

El 10 de diciembre de 1995, quedó grabado en él para toda la vida. Aquella noche, le hizo un gol clásico a Nacional por la Liguilla y Peñarol  lo dejó afuera de la Copa Libertadores.

La tapa del suplemento deportivo de El Observador en diciembre de 1995 cuando Peñarol le ganó el clásico a Nacional y lo dejó fuera de la Copa Libertadores de América; Gonzalo De los Santos celebra su primer gol en el carbonero junto a Federico Magallanes

Así lo cuenta: “A los 56 segundos me anticipé a (Javier) Zeoli y se dio ese gol, que era mi primero en Peñarol, contra Nacional y sirvió para dejarlos afuera de la Copa Libertadores. Fue de una magnitud tremenda”.

Con el paso de los años, fue director deportivo aurinegro. “Fueron casi dos años y la recuerdo como un gran aprendizaje. A nivel de números me fui muy contento: ganamos el Uruguayo cuando nadie creía en nosotros tras un Apertura muy malo, obtuvimos la primera Supercopa Uruguaya ante Nacional con autoridad. Hicimos una mala Sudamericana y Jorge Barrera, como presidente, prescindió de mis servicios. Nos dimos un gran abrazo y arriba Peñarol”, dijo.

Su gran etapa en Europa

Dos años y medio en la Primera de Peñarol le bastaron para dar el gran salto a Europa. Mérida de España, que estaba en Primera, se lo llevó. Estuvo 12 temporadas en el fútbol de ese país.

“Se venía hablando 20 días antes. Paco Casal llamaba al teléfono público dentro de Los Aromos y Gregorio no quería que me molestaran. José Pedro Damiani estaba muy reacio a que me fuera a Europa, quería mantenerme un tiempo más y Paco me decía: ‘Tenés 10 hermanos’. Yo quería quedarme hasta el final de 1997 para dar la vuelta en el quinquenio. Estábamos en Porto Alegre y Damiani me dijo en un partido ante Gremio: ‘Si sos el mejor de la cancha, te vas para Europa’. Terminó el partido y Gregorio me dijo que al otro día me iba en un taxi. A las 6 y media de  la mañana, Gregorio me dio un abrazo, me puse melancólico, me despedí del Tony (Pacheco) con un abrazo grande. Le pedí a Gregorio que me despidiera de todo el plantel, porque a esa hora, estaban todos durmiendo. Lo único que tenía para viajar a Europa, era una mochila y el equipo deportivo de Peñarol”.

Recién llegado a España, Gonzalo De los Santos con la camiseta de Mérida, el club que se lo llevó de Peñarol para jugar en Europa

Y agrega: “Desde el aeropuerto, le avisé a mi hermana que me iba, para que le avisara a mi padre, y se puso a llorar. Llegué a Barajas, me fui directo al Corte Inglés y compré un traje, que hasta el día de hoy lo tengo de recuerdo, y firmamos el contrato en un hotel a la vuelta del Santiago Bernabéu”.

Cuenta que “a Mérida le estoy muy agradecido. Me permitió jugar en Primera y adaptarme al fútbol español, totalmente diferente al uruguayo. Es una ciudad muy chica y muy turística por las ruinas romanas. El primero, fue un año duro porque venía de jugar en una institución gigante como Peñarol con 40 mil personas y en Mérida era un estadio muy lindo, pero solo para 15 mil personas. Pero fue el mejor paso que di en mi carrera porque después me conocieron otros equipos”.

Julio César Dely Valdés junto a Gonzalo De los Santos cuando coincidieron en Málaga

De allí pasó a Málaga y el primer año ascendieron siendo campeones, junto con Darío Silva, Dely Valdés y el Gallego Martín Rivas. “Esos dos años me permitieron hacer una gran transferencia a Valencia”.

Gonzalo De los Santos con la camiseta de Valencia, con el que consiguió dos títulos

Rafa Benítez era el técnico de Valencia y lo pidió. “Nadie daba nada por nosotros y fuimos campeones de la liga después de 31 años. En ese entonces, Real Madrid era el campeón de la Liga de Campeones, con todos los galácticos. El primer partido de liga fue contra Real Madrid en Mestalla, y ganamos 1-0. Era el debut de Zidane en Real. Terminó el partido, y nosotros fuimos muy duros en el juego. Todos protestaban y Zidane no, porque decía que había jugado en Italia y que estaba acostumbrado. Le cambié la camiseta y aún la tengo. Jugaban Roberto Carlos, Beckham, Makelele, el brasileño Ronaldo, Figo, Raúl…”. Y dice: “También gané la Superopa de Europa contra Porto”.  

Gonzalo De los Santos en Málaga, marcando a Rivaldo, a quien más le pegó, según dijo

Junto a él fueron campeones aquella temporada Aimar, Cañizares, Ayala, Pellegrino, Albelda y el Kily González, entre otros. “Era un equipazo. Tras una pared con Aimar, le ganamos a Alavés 2-1 de visita, con un gol mío y sirvió para quedar primeros y no nos bajaron más.

La etapa en Atlético de Madrid de Gonzalo De los Santos

Luego lo contrató Atlético de Madrid. “Jugué con el Mono Burgos y el Cholo Simeone, empezaba el Niño Torres que con 19 años, ya era un fenómeno. Fue el año del centenario del club. Tengo un gran recuerdo. Me quedó marcada la popularidad del equipo”.

La formación de Atlético de Madrid en 2003-04 en la que aparece Gonzalo De los Santos junto al Mono Germán Burgos y abajo, el Cholo Diego Simeone

Dice que con el futbolista que fue más duro “fue con Rivaldo porque era imparable”. Pero además, cuenta lo que eran aquellos tiempos. “Me enfrenté contra cuatro Balones de Oro de Europa que pasaban por mi zona en la mitad de la cancha: Rivaldo, Figo, Zidane y Ronaldinho en su mejor época que lo enfrenté con Atlético de Madrid”.

Su época en la selección

El Pichón Héctor Núñez lo hizo debutar en la selección uruguaya.

“Fue quien me puso apodo de Gaucho. Me llevó al Preolímpico de 1996 en Tandil y Mar del Plata. Me gusta el apodo, porque me retrotrae a mi pasado”, explica.

La selección uruguaya en 1997: arriba: Fernando Álvez, Leonardo Ramos, Gonzalo De los Santos, Gustavo Méndez, Eber Moas y Paolo Montero; abajo: Darío Silva, Fabián O'Neill, Álvaro Recoba y Nelson Abeijón

Gonzalo sostiene que “fue otra etapa gloriosa a consecuencia de lo que generamos en Peñarol. Pude integrar la selección mayor con 20 años, rodeado de monstruos, como Enzo Francescoli. En mi niñez, el fútbol era dos nombres: Fernando Morena y Enzo. Estar con él en la habitación, fue espectacular. Yo estaba muy avergonzado. No podía creer. Tenía un celular Motorola y quería decirle a todo el mundo que estaba con Enzo en la habitación porque era la figura fulgurante, el nombre más pletórico del fútbol uruguayo. También había otros gigantes como Ruben Sosa, Daniel Fonseca”.

Uno de los equipos de la selección uruguaya que integró Gonzalo De los Santos

Quedó en la lista de Víctor Púa para el Mundial de Corea y Japón de 2002. Fue algo muy especial en su carrera y así lo cuenta: “Cuando uno es niño, el primer sueño es jugar en el equipo que es hincha. Ese sueño lo cumplí con creces, que fue jugar en Peñarol, acordándome de los goles de Morena y Diego Aguirre. Después, defender a la camiseta de tu país. Creo que lo hice de buena manera, antes de que llegara Tabárez, quien tuvo todo. Y el sueño de jugar un Mundial, lo cumplí. Fueron etapas que me marcaron muchísimo porque yo lo vivía todo, lo sigo viviendo hasta hoy, después del retiro. Tengo la última pelota del partido de Senegal en mi vitrina, la del cabezazo que erró en la hora el Chengue, y los zapatos que utilicé en el Mundial. Son pequeños detalles que me enaltecen y se los muestro a mis hijos con mucho orgullo”.

Gonzalo De los Santos cumplió uno de sus sueños: defender a la selección uruguaya

Y recuerda lo que fue aquella Copa del Mundo. “Antes del Mundial, jugamos un partido amistoso. Fabián O’Neill estaba en un nivel como nunca había visto a un jugador uruguayo; era el mejor nuestro por destrozo. Se lesionó y yo preguntaba todos los días al médico cómo estaba. El estado anímico del plantel se vino abajo y se notó porque Fabián era alegría, energía, su estado era diferente al resto. Había grandes jugadores con un nivel estupendo, pero Fabián O’ Neill era Fabián O’Neill, era quien inundaba de fútbol y de talento a la selección. Aquel partido con Senegal, si jugaba 5 minutos, pasábamos de fase”.

En su época de director deportivo de Peñarol junto a Nahitan Nández y Maxi Rodríguez

Se retiró en Peñarol, en el club que quería, luego de regresar en la temporada 2008-09 y, con autocrítica, dice que esas dos temporadas “no fueron buenas. No quedé nada conforme con mi rendimiento, no estuve en el nivel que quería. Y por eso también me retiré del fútbol a los 34 años, por más que me llamaron de varios clubes para que siguiera. Ya había hecho el curso de entrenador y me estaba preparando para otros rubros”.

Gonzalo De los Santos, Óscar Ferro, Cristian Rodríguez y Claudio Flores, en un entrenamiento aurinegro cuando el salteño era director deportivo

Hace cuatro años que vive en Málaga. Su esposa Carmen es de esa ciudad, y tienen tres hijos: Martina, de 22 años y nació en Málaga, Gonzalo de 19, que nació en Madrid, y Candela de 16, nacida en Alicante.

“Soy exigente como papá. A veces me paso un poco, pero es como me formaron a mí, trato de estar cerca de mis hijos en su formación”, dice.

La familia de Gonzalo De los Santos: su esposa y sus tres hijos

Gonzalo De los Santos fue un todoterreno del fútbol, pero que tenía clase para jugar. Esa que lo acompañó siempre en las canchas.

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