Enrique Baliño, Kevin Jakter, Martín Guerra y Federico Lavagna entraron en el mundo literario

En el mundo empresarial uruguayo también existe esta necesidad. Empresarios y emprendedores, de diversos rubros, se han dedicado en los últimos años a transmitir sus conocimientos y experiencias.

Adentrarse en el mundo literario es todo un desafío, y no solo porque les sea un área poco conocida, sino que muchas veces implica “desnudar” algunos aspectos propios de la personalidad del autor. 

Algunos de estos empresarios ya habían tenido experiencias escribiendo columnas o alguna reseña en el ámbito donde se desenvuelven. Una vez que publicaron sus libros, se les despertó esa necesidad de seguir escribiendo y han encontrado muchas maneras de satisfacerla.

La mayoría recibió una devolución positiva de sus lectores. En otros casos, la respuesta tuvo un alcance que nunca imaginaron y se ve reflejado en el número de ventas, pero también en las oportunidades que llegaron. Enrique Baliño, fundador de Xn Partners y autor de No más pálidas, nunca pensó en escribir un libro.

Durante los años que fue gerente general en IBM, solía dar una charla a los equipos en la que buscaba motivarlos y explicarles algunos aspectos desde un punto no tan empresarial. “Un día me llegó un mail de Carlos Pacheco, en el que me ofrecía pasar estas conferencias a un libro. Miré el mail, le respondí que no y lo guardé”, rememoró Baliño. 

El tiempo pasó, pero en su cabeza aquello de la escritura había quedado haciendo ruido. Cuando Xn Partners comenzó a tomar forma, decidió que era momento de llevar el proyecto literario a la realidad. La publicación data del 2010 y estuvo a cargo de Xn Publishing.

En ese entonces, Baliño se preguntó cuántos libros sería necesario imprimir, y la respuesta fue alrededor de 1.000. “Cuando me dijeron 1.000, se me vino el alma al piso, porque pensé que iban a ser muchos más”, contó.

Sin embargo, la realidad jugó sus cartas y el primer día que estuvo en librerías se agotaron los ejemplares. Actualmente, solo dentro de Uruguay, la cifra de venta supera los 40 mil ejemplares.

En tanto, se comenzó a dar un fenómeno que el empresario no imaginó, y es que No más pálidas se convirtió un libro de referencia para ejecutivos pero también para personas que no están dentro de ese ambiente. En el correr de los 11 años desde la fecha de publicación, muchos jóvenes se han acercado a Baliño para agradecerle por lo aprendido a través de su libro. 

Este era uno de los objetivos que tenía el autor, dado que quería llegar a un público más joven, para que pudieran entender algunos “aspectos claves de la vida”. “No es que vayan a ser perfectos, pero por lo menos entenderán de antemano algunas cosas”, agregó.

Esta intención de la que habló Baliño lo trasciende a él mismo. En muchas charlas que ha dado luego de que se publicó el libro, no todo el mundo tiene claro quién es el autor. 

“Cuando dicen Enrique Baliño todos se preguntan quién soy, pero si digo que soy el que escribí No más pálidas, la gente entiende”, explicó. 

Si bien Baliño tenía experiencia escribiendo artículos, a partir de la publicación de su libro se le despertó “una gran pasión” por la escritura. Hoy en día, busca escribir de manera permanente, sobre diversos temas y siente que generó un hábito de escritura del cual no se puede desprender.

Incluso, está trabajando sobre su segundo libro. No dio ningún detalle, salvo que la temática que aborda es el liderazgo y dijo que el gran desafío que tiene para publicarlo es que ya cuenta con 600 páginas. “Nadie va a leer eso, porque es un ladrillo enorme”, afirmó.

De la necesidad al papel

No más pálidas no nació por una necesidad o una vivencia personal, como sí sucede con Extremos, el libro de Kevin Jakter –presidente de Tribu y director de Fidocar–. Cuando tenía 22 años, Jakter comenzó a padecer dolores en el pecho y crisis de ansiedad. Los estudios médicos daban bien, sin embargo el empresario se sentía cada vez peor. En ese momento estudiaba y trabajaba en la empresa de su familia.

A partir de estos inconvenientes, Jakter comenzó lo que denomina “un viaje espiritual”. Aprendió a meditar y relajarse, mientras que investigaba diversas terapias y sabidurías ancestrales. “Estar siempre en la rosca me llevó a tener la necesidad de parar y preguntarme si era la vida que yo quería”, contó.

En la medida en que conocía más sobre el tema, y veía que le estaba haciendo bien, necesitó compartirlo. Al comienzo, fueron charlas con amigos o conocidos, pero en un momento se decidió a escribir. El proceso de Jakter no fue lineal, comenzó con algunos párrafos que dejaba para retomar cuando tuviera más tiempo. 

En 2019 sí se dedicó de lleno y se apoyó en una editora de su confianza que “le fue dando más forma al texto”. A fines de febrero de este año, lanzó Extremos, con más de 200 páginas, de la mano de la editorial Isadora Libros.

Aunque fue un camino lleno de retos, en el que el tiempo era un recurso que escaseaba para dedicar a la escritura, Jakter comentó que los resultados fueron muy positivos. “Las caricias al alma” que recibe de sus lectores lo motivan y de alguna manera le confirman que el texto está ayudando a quien decide leerlo. “La gente me dice que le tocó el corazón, que pudo razonar a partir de lo que leyó y que le hace bien. Ese era el propósito: compartir mi viaje emocional”, afirmó

Lograr algo así, para Jakter, era un desafío porque entiende que es “una persona normal” y no es ningún experto en la temática que aborda. Por eso, transmitir los conocimientos de manera adecuada es un gran “logro personal”.

Predicar con el ejemplo

Baliño y Jakter llevan adelante los aprendizajes que vuelcan en sus textos. Esto mismo sintió Federico Lavagna, fundador y CEO de El Viajero Hostel, cuando tomó la decisión de escribir su primer libro. Cómo jubilarte a los 40, divirtiéndote mucho en el intento aún no fue publicado y Lavagna está a la espera de que se confirme una fecha.

Para llevar adelante la escritura se conjugaron dos razones. La primera, la necesidad de contar su camino emprendedor con el fin de generar un efecto contagio en los más jóvenes. “En otros países, los emprendedores son gente conocida y son ejemplos. Acá eso no pasa y está bueno dar manija para que cambie”, argumentó.

La segunda razón es que el rubro en el que está Lavagna no es tecnológico o de desarrollo, por lo que considera que puede llegar a otro público. 

El empresario comenzó su búsqueda profesional a partir de sus viajes, siempre enmarcado en un ambiente joven, donde fallar y volver a intentar se transformó en costumbre. “Son cosas tangibles. Abrir un local, pintar, hacer”, añadió. Otro de los atractivos, según su autor, es que no proviene “de un megaemprendedor” sino de alguien cercano que se fue haciendo camino al andar. 

Esto, a la vez, hace que el texto sea apto para cualquiera y no solo para quien está dentro del ecosistema. “La idea es darle impulso a la gente para que cambie. Pero en lo que sea: de trabajo, de pareja o cualquier aspecto de la vida en donde necesite una transformación”, adelantó.

Al igual que Jakter, la experiencia que Lavagna tiene en escritura es básica, pero lo ayudaron a darle forma al libro. Contrató los servicios de una editora para “pulir” lo más posible el texto.

El miedo

El autor, inmerso en un proceso de escritura, suele tener bajo control qué dice y qué omite. Es parte de ese juego, en donde se puede “dominar la pluma” con el fin de sentirse reflejado al momento de leer el resultado.

Hace unos años, el fundador de InCapital, Martín Guerra conoció la medicina funcional. Al margen de que es una disciplina disruptiva en cuanto a la salud, también es un estilo de vida. Así fue que nació Mi segunda vida: medicina funcional y otras herramientas para recobrar salud y envejecer sanos.

El espaldarazo que necesitó para escribir vino de darse cuenta de que el tema era de “difícil transmisión” y por tanto necesitaba otro canal para hacer llegar sus vivencias.  Al incluir algunos aspectos técnicos, fue vital incluir capítulos “más personales” para bajar a tierra los conocimientos.

En determinado momento, Guerra no estuvo seguro de si quería compartir algunas experiencias que, hasta ese entonces, eran íntimas. Ese fue el mayor desafío a la hora de decidir publicar el libro. Incluso confesó que estuvo en un cajón durante un año y la pregunta que tenía el empresario era si debía lanzarlo. “Sentía miedo”, reconoció.

El texto contó con la edición y el asesoramiento de la editora Mariana Zabala. Guerra recalcó que ella fue vital en el proceso, no solo para despejar dudas, sino para nivelar el tono de algunos párrafos. “Yo soy un poco radical, y por momentos era muy transparente”, recordó.

Con Zabala construyó un vínculo de mucha confianza, porque en cada discusión debían llegar a un punto medio para acordar. Entre risas, Guerra recordó que por momentos también fue su psicóloga, porque le conocía “todos los rincones”.

Los empresarios consultados coinciden en que publicar un libro no significa una ganancia económica. El gran diferencial es poder aportar algo a quien decide leerlo, en un lugar de humildad pero con mucha seguridad.

Así lo resume Baliño: “Cuando uno forma una empresa y se consolida, es sano preguntarse si está volcando algo por fuera de lo profesional. Publicar un libro es eso, aportar un granito de arena que es para la sociedad”.