Diego Vila

En la coalición multicolor: ¿hay gobierno y oposición a la vez?

Desacuerdos sobre la ley de urgencia y UPM plantean el debate sobre el doble rol

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16 de mayo de 2020 a las 05:00

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¿Se acuerdan cuando decían que el Frente Amplio era gobierno y oposición a la vez? ¿Se acuerdan que decían que eso era a propósito para abarcar toda la opinión pública y dejar a la verdadera oposición en un patio de purgatorio para “almas en pena”?

¿Y qué dicen ahora?

Muchos dirán que pasa lo mismo, pero con “colores” cambiados; que la “coalición multicolor” es gobierno y oposición a la vez, porque la primera interpelación parlamentaria la impulsan legisladores del oficialismo, y porque además la discusión del primer paquete de reformas legislativas, genera controversia interna fuerte en varios temas. Y que no sólo hay legisladores que anuncian que no darán voto a artículos sobre combustibles, modificaciones al Código Penal, procedimiento policial, Código Civil, telecomunicaciones, tenencia de la tierra; sino que son varios casos de ministros que al ir a la comisión parlamentaria, expresan discrepancias con el texto.

O sea que hay ministros que se supone que van a defender un proyecto de ley del gobierno, pero dicen que no están de acuerdo con eso; incluso algunos se mostraron sorprendidos con parte del texto.

Cuesta entender esas reacciones, porque son ministros que pusieron su firma en la iniciativa legislativas, lo que lleva a la especulación de una “puesta en escena”. Obviamente no es una “performance de teatro”, es así y punto. Raro, pero real.

Mientras, el Frente Amplio parece espectador de un partido de tenis: la izquierda no logra ensamblar en su nuevo rol de oposición, tras 15 años de ser gobierno.

***

Primero veamos: ¿era correcto lo de “gobierno” y “oposición” dentro de la administración del FA  en 2005-2020?

Ciertamente no fue así, pero las críticas cruzadas en la interna oficialista, a veces ásperas y otras veces con distancia enorme en concepción político-ideológica, hacían ver un escenario de confrontación tal, como para comprar esa imagen de doble rol.

El caso es que el Frente ganó los tres gobiernos con mayoría propia en el Parlamento, pero con una mosaico de partidos y sectores aliados que tienen divergencias ideológicas fuertes, y entonces el interés se focalizaba en el lugar de la toma de decisiones, en la discusión intra-gobierno.

Eso hacía que la oposición blanco-colorada quedara en rol de escaso significado, más como una función de testigo y contralor, que de co-legislador. Era prácticamente irrelevante.

No es que una parte frentista fuera “opositora” sino que el proceso de toma de decisiones, entre gente de postura diversa, generaba confusión y daba esa imagen.

Es cierto que la idea de un partido político que es tan grande como para ser gobierno y oposición a la vez, se alimentó con algunas expresiones como la de “gobierno en disputa”, surgida de los sectores más de izquierda, que no estaban conformes con el tono ideológico del primer quinquenio de Tabaré Vázquez.

O sea, el Frente era gobierno, solo gobierno, y la oposición eran los otros partidos, pero sin capacidad de incidir en la discusión y proceso de resoluciones.

Eso cambió cuando la oposición (PN, PC y PI)  fue firme en su rol de contralor y arrinconó al FA con los casos de ANCAP, Sendic, entre otros. Ahí quedó claro quién era oficialismo y quién era oposición.

***

Ahora pasa algo parecido, pero cambiado.

Todos los focos están en la coalición multicolor, porque las reformas del paquete de urgente consideración se deciden ahí, en esa interna, y lo que diga el Frente o lo que digan las decenas de organizaciones que la izquierda lleva al desfile de comisión parlamentaria, no cambia las cosas.

Ya se sabe que hacen cola para rechazar la ley porque “lo urgente es la gente”. Van en su doble rol de activistas de un colectivo de interés particular (sindical, gremial, cooperativo, ambiental, etc.) y de militante de izquierda.

En el FA celebraron que habían “hecho caer” unos artículos sobre Antel y en realidad ya se había acordado en el oficialismo pasarlos a otro proyecto y con alcance modificado. No fue por la postura del Frente que cambió eso.

El anuncio de legisladores de Cabildo Abierto de hacer un “llamado a sala” a varios ministros sobre el caso UPM (lo que en la jerga parlamentaria se llama “interpelación”), reactivó aquella imagen de radioteatro de gobierno y oposición a la vez.

Este caso se da porque en el nuevo partido, de escasa experiencia parlamentaria, hay desconfianza de lo actuado por el gobierno del FA y cierto recelo con multinacionales, y por la campaña del diputado Eduardo Lust, quien ya venía con eso, desde su rol de profesor de Derecho Constitucional.

Es posible que no se llegue a un llamado a sala y se conformen con una sesión de “comisión general”, que es un debate sin conclusiones declarativas, y que sería para fuego cruzado con el Frente, sobre quién defiende más el interés nacional. O que se de por aclarado sin esa sesión.

En definitiva, más allá del rechazo de Lust a UPM2, la postura de Cabildo es “que se sepa todo lo acordado” y no que se vayan los fineses.

Ruido político sin cambiar la esencia de la decisión.

De la misma manera que antes, no hay mezcla de roles, y el gobierno es de Partido Nacional con la “multicolor”, y la oposición es el Frente Amplio (con un partido ecologista que tiene autonomía en ese choque).

Diego Battiste
Legisladores de la coalición multicolor reciben a la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, por la ley de urgente consideración

Pero “ser gobierno” es un ejercicio político. El presidente ha optado por “relaciones bilaterales” con cada socio y no una “mesa política chica” de líderes, todos juntos, y ese método tiene fortalezas (evitar rispideces internas, administrar celos sin choques entre varios) y también debilidades (transmite imagen de sociedad de lazo débil).

Los 15 años de hegemonía frentista dejaron a blancos y colorados lejos del poder, desacostumbrados al equilibrio político de gobernar; a lo que suma un partido nuevo, que es más movimiento que partido, sin experiencia en gestión.

Hay ruido, roces, enredo en el proceso legislativo, pero los incentivos políticos a mantenerse unidos en el oficialismo siguen siendo fuertes: les costó mucho llegar al poder como para salir a la intemperie por nada. 

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