El mundo, más exactamente el hemisferio norte en el sentido político del término, vive el mayor tiempo de intolerancia desde el apogeo de la Guerra Fría. En las postrimerías de esa guerra fría, la Organización del Tratado del Atlántico Norte interviene militarmente en la ex Yugoslavia, bombardea Serbia, rompe su integridad territorial y desgaja Kosovo. Tres décadas después Rusia interviene militarmente en Ucrania, la bombardea, rompe su integridad territorial y desgaja Lugansk y Donetsk. En el medio, feroces actos de xenofobia y racismo. La ruptura de Yugoslavia semeja la partición del subcontinente indio medio siglo antes. Entre lo uno y lo otro, intervienen, bombardean y a veces desgajan territorios, en Afganistán, Iraq, Siria, Libia y demás. Sin tomar en cuenta los infiernos en las tierras de la antigua Palestina y las distintas expresiones del terrorismo o de los terrorismos, que llegaron hasta el Rio de la Plata.
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