Juan Samuelle

En un año redondo, la soja le dará US$ 2.000 millones al país

Culmina la cosecha de la mejor campaña sojera en la historia de Uruguay: récord de facturación y en el rendimiento por hectárea, con base en estimaciones del sector privado

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03 de junio de 2022 a las 07:00

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En estos días termina la cosecha de la mejor campaña de soja de la historia de Uruguay, desde varios puntos de vista. Hay un resultado que supera las expectativas que había cuando se realizó la siembra, que se sustenta en un rendimiento por encima de lo esperado, que alcanzará los 3.000 kilos por hectárea en promedio, a valores por encima de los US$ 600 por la tonelada a la venta que no se esperaban y con una excelente calidad de grano.

Será, por eso, una cosecha récord en productividad, en margen y en la facturación que le dejará al país, que estará muy próxima a los US$ 2.000 millones.

El año fue perfecto a partir de las lluvias que empezaron a llegar sobre el 10 de enero y se mantuvieron en forma semanal, para frenarse al empezar la cosecha en abril. Por eso se superará el rinde máximo anterior, que había sido 2.951 kilos por hectárea en 2017, y que generó una excelente cosecha de 3,2 millones de toneladas (similar a la actual) y reportó en aquel año US$ 1.189 millones en exportaciones a un precio promedio de US$ 371 la tonelada.

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Una cosecha de volumen similar este año, pero a un precio de exportación del orden de US$ 600 por tonelada, generará unos US$ 2.000 millones para consolidar una formidable recuperación agrícola en los últimos tres años.

“La calidad de grano es excelente, el rinde se lo debemos al buen llenado y tamaño de grano”, afirmó Marcos Uranga, responsable comercial de Louis Dreyfus Company (LDC) en Uruguay.

El país tuvo años de mayor volumen de producción y más hectáreas sembradas, pero en 2022 se alinearon rendimientos excelentes y precios inéditos.

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Si se confirma una facturación de US$ 2.000 millones, superaría los US$ 1.874 millones de la que hubo en la mejor cosecha de la historia, la de 2013, con 3,5 millones de toneladas exportadas a un promedio de US$ 535 la tonelada.

Hasta el 30 de mayo se llevaba vendida más de un tercio de la cosecha, cerca del 40%, a un promedio de US$ 614 la tonelada. Y los precios para el resto de la cosecha rondarán los US$ 640 por tonelada.

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Esta es también una cosecha récord en márgenes, ya que los costos fueron en ascenso, pero a la siembra estaban relativamente bajos. Para un productor que logra esos 3.000 kilos, la facturación es cercana a los US$ 2.000, lo que permite cubrir holgadamente los costos que se ubican entre los US$ 650 y US$ 900, según se considere el pago de renta.

Además, es una campaña con lectura positiva en otro sentido: llega a continuación de una muy buena cosecha de invierno, por lo que para muchos productores que hacen doble cultivo el margen anual será un récord difícil de emparejar.

Más soja en el mundo

Habrá en el mundo un crecimiento fuerte del área de soja. En Estados Unidos, Brasil y China las áreas sembradas serán récord. Probablemente los precios se calmen algo. Para la próxima cosecha 2022/2023 es probable que la soja se venda a US$ 100 menos por tonelada, con factores bajistas instalados en la región. Los futuros ya han permitido cerrar negocios a US$ 540 por tonelada para la cosecha 2023.

La región se volcará a producir más. Incluso en Argentina se espera un crecimiento del área –después de siete años de contracción–, con unas 400.000 hectáreas más.

La Bolsa de Comercio de Rosario estima para la actual cosecha de Argentina un rendimiento de 2.560 kilos por hectárea: 41,2 millones de toneladas en 16,1 millones de hectáreas.

A la vez, la superficie cultivada en Brasil crecería 3%, agregando 1,2 millones de hectáreas para llegar a 42 millones.

Brasil se aseguró la provisión de potasio y azufre de Rusia para la próxima campaña, previo a que comenzara la invasión a Ucrania, mediante una criticada visita de Jair Bolsonaro a Putin semanas antes de que el mandatario ruso desatara el conflicto.

El estímulo de los precios y la ventaja de que no necesita fertilizantes nitrogenados juegan a favor de la soja, cada vez más complementada con la colza, la oleaginosa de invierno que se cosecha en octubre.

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Más soja de segunda

Otra singularidad de la campaña actual en Uruguay es que no solo se registró la mayor proporción de soja de segunda de la historia, más de la mitad, sino que el rinde fue mayor al de la soja de primera.

La encuesta de primavera de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca )MGAP), publicada el 15 de febrero, anticipaba “la mayor proporción de soja de segunda de la historia, unas 530.000 hectáreas frente a las 450.000 hectáreas de la zafra anterior”.

Esto permitió que un área importante tuviera el beneficio de la lluvia de los últimos 10 días de enero en adelante y “se está recogiendo claramente en los rendimientos que son muy buenos”, afirmó Fernando Villamil, director de Hajnal y Cía.

El resultado está “por encima de las expectativas que se tenían, considerando la situación de diciembre y enero cuando hablábamos de caída de la producción y de rendimientos; el clima revirtió ese comportamiento”, comentó Villamil.

Uranga, de LDC, estimó que el rendimiento promedio está “en 3.200 kilos y algo más, con muy poca área de primera, 18%, y el resto de segunda, y las de segunda anduvieron mucho mejor que las primeras: las de primera 1.800 a 2.000 kilos, y las sojas de segunda mejor”.

En el caso de la empresa ADP se levantó de 2.800 a 3.000 kilos por hectárea entre soja de primera y de segunda, con desempeños que fueron aún mayores en chacras puntuales.

Los rendimientos fueron “muy buenos” en Soriano, Colonia y Río Negro –afirmó Diego Guigou, responsable líder de producción agrícola de ADP–, mientras que en una zona de Paysandú al norte “los calores y la sequía inicial pasaron un poco más de factura, pero fueron rendimientos muy buenos para esa zona”.

Soja uruguaya a Argentina

La salida de soja al exterior del país ha sido “muy fluida” a pesar de algunas distorsiones por paros en los puertos y otras dificultades logísticas (gas para secado, disponibilidad de camiones). En pocas semanas fue embarcado un gran porcentaje de la cosecha, a un ritmo muy alto comparado a años anteriores, afirmó Villamil.

Este año presenta una peculiaridad para las colocaciones de Uruguay. La sequía del resto del Mercosur no solo generó la fuerte suba de precios del grano, sino que las aceiteras argentinas se quedaron sin materia prima y están comprando el grano en Uruguay.

Hay una fuerte demanda de Argentina por la soja uruguaya, dada la prácticamente inexistencia de saldo exportable de soja paraguaya que provee entre 3 y 4 millones de toneladas por año a la industria argentina”, informó.

Argentina tuvo que recomponer esa oferta localmente y desde Uruguay, embarcando desde Nueva Palmira al complejo portuario, minero y aceitero de Rosario-San Lorenzo, sobre el río Paraná.

Uranga apuntó que los niveles de precio de harina y aceite de soja también estimulan la demanda desde Argentina, y calculó que “es razonable” que el país vecino compre unas 450.000 toneladas.

Hasta el 30 de mayo, según datos de la Dirección Nacional de Aduanas, fueron exportadas 148.000 toneladas de soja a ese destino, un volumen superior al total de los últimos cinco años.

La demanda de Argentina podría redoblarse como consecuencia de la medida anunciada por el gobierno de India: desde el 25 de mayo desgravó la importación de aceite de soja para asegurarse el acceso al insumo y enfriar los precios internos.

Argentina es uno de sus principales proveedores para el mercado indio, con US$ 3.000 millones al año, y una parte de esas colocaciones será producida con soja importada desde Uruguay.

JUAN MABROMATA / AFP
Campos con soja.

Zafra 2022/2023

El precio y la demanda son incentivos para agregar área local de soja en la siembra que se hará durante la próxima primavera, aunque Villamil entiende que “no se va a incrementar en la proporción de estos valores, que en términos corrientes son históricos, pero hay que relativizarlos en términos contantes por dólar y por inflación”.

Los márgenes están por debajo de los ciclos de 2012 y 2013, aunque siguen siendo de los más altos de los últimos 20 años.

En relación a los insumos, el costo de producción es mayor y eso se está viendo en la cautela al expandir el área por los precios de fertilizantes, combustibles y lo que pesa la inflación; no se está viendo el crecimiento explosivo de hace una década, en un contexto similar de precios.

En Uruguay se espera un crecimiento del área, desde las 1.165.000 hectáreas que a nivel privado se estima fue sembrado en la zafra que se está terminando de cosechar. Hay incertidumbre sobre la disponibilidad de potasio y azufre para la fertilización, pero hay negociaciones en curso patrocinadas por Naciones Unidas para el acceso a fertilizantes de Rusia y Ucrania.

Es posible que el cultivo acentúe su salida de las zonas tradicionales del oeste y entre en las zonas arroceras, salvo que suba mucho el precio del arroz.

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