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Las anécdotas de los sub 17 de 1999: "La habitación de Peralta en el Charrúa era un maxiquiosco"

Integrantes de aquella selección recordaron anécdotas del Sudamericano y del Mundial, 20 años después
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30 de marzo de 2019 a las 05:04

“Estaban los superhéroes y los mortales”, dijo Gonzalo Novegil a Referí, para definir lo que fue aquel grupo que tenía a los cracks y a los otros, entre los que se incluyó. Los superhéroes contaban con privilegios que los mortales tenían que pagar. Eran los códigos del grupo y todos estaban de acuerdo. “Sabíamos que después en la cancha entraba el Pollo Olivera y metía un gol como el que le hizo a los argentinos en el Centenario, o Peralta se sacaba a tres tipos de encima, y ganábamos todos”, recordó Novegil.

Veinte años es mucho tiempo. Y no es nada. Los integrantes del plantel sub 17 de Uruguay que jugaron el Sudamericano y el Mundial en 1999, se siguen juntando y recordando anécdotas como si fuera ayer. Con casi 40 años de edad, son pocos los que continúan jugando al fútbol, otros terminaron en equipos del Interior del país y muchos se dedican a actividades alejadas de la pelota. Una generación de futbolistas maravillosos, con el talento de Ruben Olivera, de Horacio Peralta, de Álvaro Meneses, de Mario Leguizamón, que tal vez no llenó las expectativas de todo el mundo, pero que disfrutó del fútbol a su manera.

Hace poco se reunieron en la casa de Sebastián Álvarez para festejar los 20 años del Sudamericano que se disputó en Maldonado y Montevideo, entre el 6 y 21 de marzo de 1999. Los celestes, dirigidos por Víctor Púa, llenaron tres veces el Estadio Centenario en una semana. “Estaba hasta la manija, no lo podíamos creer. Teníamos 16 años y siendo tan guachos no tomamos la dimensión en el momento. Fue divino” recordó Novegil. Mario Leguizamón también se sorprendió: “No pensamos que lo íbamos a llenar. Quedó gente afuera. Nos sorprendió, todo lo que generamos”.

Después de disputar los primeros tres juegos en Maldonado, Uruguay empató 0-0 con Argentina en el Centenario y cayó 2-0 contra Paraguay, un encuentro que no solo le quitó la posibilidad de ser campeón, sino que dejó una hecho para la historia. Hinchas de Peñarol y Nacional se pelearon en la Ámsterdam y eso desconcentró a los celestes que recibieron un gol en un tiro de esquina. “Había tremendo lío en la tribuna y nos dimos vuelta todos”, contó Lapolla. “Fue un golpe duro –dijo Leguizamón– porque queríamos ganar el campeonato. El partido estaba bastante controlado, pero nos pusimos a mirar la pelea y nos metieron un gol de cabeza”.

Desde ese momento y durante mucho tiempo, cada vez que jugó la selección los hinchas de Nacional iban a una tribuna y los de Peñarol a otra. El tercer partido se saldó con el triunfo 4-2 que clasificó a Uruguay al Mundial de Nueva Zelanda. “La noche anterior al partido no dormimos. Fui a la pieza de Paiva, jugué el partido 200 veces y me acosté a las 5 de la mañana. Sentíamos esa presión de tener que ganar, de jugar por Uruguay”, dijo Lapolla.

El proceso para formar la selección fue largo. Muchos empezaron antes de cumplir los 15 años. Se concentraban tres días a la semana en el estadio Charrúa y viajaban mucho para jugar partidos de preparación. “Había personas de todas las clases sociales. Pasábamos mucho tiempo juntos, no es como ahora. No había acceso a las redes sociales. Las concentraciones no eran como las de ahora, para nosotros fue inolvidable”, contó Meneses.

Compartían mates, jugaban a las cartas, al tenis de mesa, al tejo. Conversaban mucho y conocían detalles de la vida privada de todos. “Había un solo teléfono público (que funcionaba con tarjeta) en el Charrúa, entonces hacíamos cola para hablar y mientras escuchábamos lo que hablaba el otro, de sus padres, de las novias. Era un grupo divino”, recordó Lapolla, y Meneses agregó: “Aprendíamos a conocer al compañero al detalle, y eso fortaleció la relación”.

Tan unidos estaban que los nuevos tenían que sufrir para incorporarse. “Era bravo entrar –recordó Lapolla–. A los nuevos los mataban a patadas. Cuando vino (Sergio) Leal a probarse, el Bombón lo mató a patadas. Hasta que un día Víctor le dijo: ‘Ya está, se va a quedar’. Es que habíamos pasado muchas cosas y no queríamos separarnos”.

Tanto tiempo juntos, con 15 y 16 años, la concentración era un volcán en ebullición: “Había un grupito fatal –recordó Meneses–. Una noche bajamos a la cocina a ver si podíamos encontrar algo para comer y dejamos a un compañero de campana que tenía que chiflar si venía algún integrante del cuerpo técnico. Nunca chifló, nos agarraron con las manos en la masa y nos dieron flor de reprimenda. Después le preguntamos al compañero por qué no nos avisó, y dijo que no sabía chiflar”. 

A Novegil sus compañeros lo señalan como el mejor contador de anécdotas en las reuniones. “Me acuerdo que en un amistoso contra Sudáfrica estaba en el banco porque venía de una operación, entonces Víctor miró al banco gritó un nombre y arranqué. Me le pongo al lado y me dice ‘¿Vos sos Gonzalo no?’, ‘Sí’;  ‘¿Vos pateas penales?’, ‘No’; ‘¿Pateás tiros libres?’, ‘No’; ‘¿Entonces no sos el Pollo?’, ‘No’; ‘Entonces volvé al banco y llamá al Pollo’. Volví muerto al banco y como un hombrecito no lloré, y seguí calentando”.

También recordó por qué era famosa la habitación número 15 del Charrúa: “Era la de Horacio Peralta, estaba al final de un pasillo y era un maxiquiosco. Nosotros estábamos más adelante y cuanto más al fondo más turbio. La de Horacio era la última y tenía cartas, había un casino, adentro del mueble donde teníamos las frazadas él tenía snacks, papas fritas, cantimpalos. Era una cosa de locos. Abría la ventana, chiflaba y le traían
pizzas, a cualquier horario”.

Lapolla también apeló a la memoria. “Tuvimos tres años de preparación para el Sudamericano. Faltando dos semanas fuimos a jugar a Maldonado y me hice un esguince de tobillo grado 3. No podía pisar. Volví al Charrúa llorando porque me veía afuera del Sudamericano. Al otro día me vio Nacho Suaya (el médico) y me dijo ‘si aguantás el dolor te hago jugar’. Le dije que sí. Tenía una semana para recuperarme porque daban la lista. Llegó el día y Víctor vino a la habitación y me dijo: ‘Todo lindo pero tengo que dar la lista esta noche’. Trajo una pelota y me hizo trancarlo fuerte tres veces, a ver si podía jugar. Cuando se fue se me caían las lágrimas. Por suerte jugué, en la izquierda con un zapato 42 y en la derecha con un 41. Fue gracias a Nacho Suaya y por eso cuando terminó el Sudamericano le regalé la camiseta”.

En Nueva Zelanda, durante el Mundial, los superhéroes también tenían privilegios: “Había un solo teléfono público en el pasillo del hotel y ellos lo acaparaban primero. Si te dejaban hablar después te pedían su cuota de flan”, recordó Novegil. Tampoco se olvida de la carta que recibió antes del debut en el Mundial: “Me escribió mi vieja y me partió al medio. Se me caían los mocos”.

En el Mundial, Meneses recibió el Balón de bronce, detrás de los estadounidenses Landon Donovan y Damarcus Beasley: “Fue una satisfacción inesperada porque jugaba de defensor, habíamos quedado eliminados antes de las finales y ya estaba acá en Montevideo cuando recibí el llamado. Me comunicaron eso y fue una alegría para mi y mi familia, un plus para mi carrera. El premio me lo trajeron Nelson Spillman y Rafa Fernández, que se habían quedado hasta el final del torneo”.

Uruguay fue eliminado en segunda fase por Ghana con un gol de oro. “Fue una sensación horrible, pero si en el partido anterior empatábamos contra Estados Unidos teníamos que jugar con México, al que ya le habíamos ganado varios amistosos; pero nos hicieron un gol de cabeza en la hora y tuvimos que hacer 500 kilómetros en ómnibus para jugar contra Ghana”, expresó Leguizamón.

De aquel plantel aún se mantienen en actividad Martín Silva en Paraguay y en la selección mayor, Sergio Leal en Andorra y Williams Martínez jugó hasta 2018 en Cerro. Ruben Olivera es entrenador de juveniles en Italia y Meneses en Progreso. Novegil trabaja desde hace nueve años en Zara y Lapolla tiene dos locales comerciales junto a su hermano. Leguizamón jugó el año pasado en San Ramón y ahora lo hace en Peñarol senior.

A Rodolfo Paiva lo vieron por última vez en Artigas, mientras que el golero Fernando “Gato” Rodríguez está prófugo de la justicia por un delito de apropiación indebida en un negocio de compra y venta de autos que tenía. “Nadie sabe dónde está”, contaron sus excompañeros.

Un grupo heterogéneo que unió el fútbol y que hoy, a pesar de los años, se siguen juntando: “Daría todo por volver a vivir aquel año. Hoy la tecnología hace que se hable menos”, recordó Leguizamón con nostalgia.

 

PLANTELES DE 1999

Sudamericano de Uruguay             Mundial de Nueva Zelanda

Martín Silva          Ignacio Portillo                                          Martín Silva       Ignacio Portillo

Williams Martínez                    Pablo Munhoz                         Williams Martínez           Pablo Munhoz

Álvaro Meneses  Sergio Leal                                       Álvaro meneses              Sergio Leal

Rodolfo Paiva     Andrés Rodríguez                        Rodolfo Paiva Peter Vera

Carlos Jacques                                  Carlos Jacques

Miguel Lapolla                                     Miguel Lapolla

Edgardo Álvarez                                                             Sebastián Álvarez

Javier García                                        Javier García

Mario Leguizamón                                                            Mario Leguizamón

Ruben Olivera                                      Ruben Olivera

Horacio Peralta                                                               Horacio Peralta

Fernando Rodríguez                                                     Fernando Rodríguez

Gonzalo Novegil                                                              Gonzalo Novegil

Pablo Martínez                                    Washington Alonso

Ignacio Portillo

Pablo Munhoz

Sergio Leal

Andrés Rodríguez

LA CIFRA

6,3 grados en la escala de Ritcher, fue el terremoto que sacudió Napier, la ciudad donde se concentró Uruguay, el primer día que llegaron a Nueva Zelanda: “Algunos ni se enteraron, otros asomaron las cabecitas por la habitación. Éramos unos indios, difíciles. Salimos para afuera, algunos se reían”, contó Gonzalo Novegil.

PARTIDOS

Sudamericano

Venezuela 5-2 Peralta (2), Leguizamón, Olivera, Rouga en contra

Perú             3-0  Álvarez, García, Leguizamón

Ecuador    2-0  Munhoz, Leguizamón

Argentina 0-0  ---

Paraguay   0-2  ---

 Argentina        4-2                      Peralta, Leguizamón, Olivera (2)

Mundial

Polonia      1-1  Sebastián Álvarez

Nueva Zelanda                           5-0                    Miguel Lapolla, Peralta, Sergio Leal, Williams Martínez y Meneses

Estados Unidos                         0-1                    ---

Ghana          2-3* Ruben Olivera y Sergio Leal

* Uruguay perdió con gol de oro

LAS FRASES

"Por generación había muchos jugadores y son pocos los que llegamos a tener posibilidades de jugar en Primera. Es natural, es parte de esto. Nuestra función ahora como DT es que la mayor cantidad de jugadores se prepare para lo que viene, que tenga otras herramientas”

Álvaro Meneses

Dirige la sub 17 de progreso

"El embudo donde llega la élite es muy chico. Los  superhéroes eran monstruos, pero  pasaron de 0 a 100 muy rápido; hoy se busca otro perfil”

Gonzalo Novegil

Trabaja en tiendas Zara

"Estoy conforme con mi carrera, podría haber llegado más lejos, pero no dependió de mi. Yo estaba con Casal y era jugador 100% de Peñarol. Cuando fuimos a jugar a L’Alcudia Real Madrid me hizo una oferta, pero el presidente Damiani no me quiso vender”

"Había potencial, pero no teníamos la infraestructura de hoy para desarrollarnos, sino hubiéramos llegado más lejos. Hoy con 17 años ya están en Europa, con otra contextura física”

Mario Leguizamón

Juega en Peñarol senior

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