La explanada de la Intendencia fue la zona que congregó más gente

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Euforia en Montevideo: así se vivió el debut de la selección en la capital

El celeste se apoderó de algunos puntos de la ciudad, donde hinchas se congregaron para alentar a Uruguay
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24 de noviembre de 2022 a las 15:07

Al igual que en cada partido de la selección uruguaya en un Mundial, hoy —a medida que se acercaba la hora de inicio de juego— las calles comenzaron a vaciarse dado que la gente se concentró en puntos icónicos de Montevideo, en  oficinas y en sus hogares para alentar a la selección mayor.

Cerca de las 10 de la mañana la explanada de la Intendencia fue la zona que congregó más público en el centro de la capital que, haciendo frente al calor de la mañana, se acercó para ver el partido en la pantalla de la Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales (IMPO) y compartir con sus compatriotas la contienda entre Uruguay y Corea del Sur.

“Quería sentir el ambiente mundialista”, dijo uno de los presentes en entrevista con El Observador. Y en este lugar, sí que lo sintió.

Durante los 90 minutos de juego, la explanada de la Intendencia se tiñó de celeste: banderas, camisetas y gorros decoraron el lugar.

Y además se sumaron aplausos, canciones —especialmente, la tradicional Soy Celeste— y gritos de cada uno de los presentes que en un coro improvisado respondían a cada situación del partido. 

Vaya hasta la última; vaya— pedía a Valverde —gritándole a la pantalla de IMPO— un espectador sentado en la escalera de la explanada de la Intendencia. 

Vamo´ arriba— acotaba otro tras un buen ataque del jugador.

Pero no fue todo disfrute para los presentes dado que así como la ovación de la hinchada, el calor fue un protagonista en el acontecimiento. 

La explanada de la Intendencia fue la zona que congregó más gente

A medida que pasaban los minutos, subía la temperatura en la explanada y se volvía cada vez más difícil para los uruguayos la permanencia en esta zona al aire libre. Tanto es así que —si bien la Intendencia repartió gorros de sol a los presentes—, al terminar el primer tiempo algunos dudaron de su primera elección de lugar para ver el partido, y hasta decidieron cambiarla: “Yo no aguanto 45 minutos más así”, afirmó una mujer que había estado todo el primer tiempo del juego en el lugar.

Y así como ella, fueron varios los que optaron por irse y ver el segundo tiempo en otro lugar.

A pocos metros de la pantalla de IMPO tenía sus puertas abiertas el bar El Gaucho, que también estaba lleno de hinchas concentrados en alguno de los cuatro televisores a través de los que se transmitía el partido. 

Mientras comían medialunas o sándwiches calientes con café y en algunos casos hasta fainá con cerveza, aproximadamente 50 uruguayos miraban el partido desde un lugar más privado pero sin perder la posibilidad de compartir la ilusión celeste con el resto de sus coterráneos, desde consumidores hasta empleados.

A propósito, cabe destacar que El Gaucho se encargó de crear un ambiente especial para la ocasión con banderas de decoración, y un uniforme basado en prendas celestes para sus empleados. Además, para esta oportunidad crearon una hamburguesa celeste que van a seguir vendiendo por el resto del Mundial.

¿Y para los más chicos?

Si bien había niños presentes tanto en la explanada de la Intendencia —por ejemplo una clase de la Escuela 104 de San José que, según dijo la maestra había tenido una salida didáctica cerca de la zona— como en El Gaucho, la gran mayoría tuvo que ver el partido en una institución académica.

El Elbio Fernández condicionó dos espacios con una pantalla gigante (uno para los escolares, y otro para los liceales) e invitó a sus estudiantes a vivir el partido como si estuvieran en un estadio. Tanto es así, que incluyeron un puesto de panchos.

El Elbio Fernández hizo una propuesta de estadio en su institución

“Está divertido”, dijo un estudiante haciendo referencia al planteo de la institución.

“Es emotivo”, añadió otro que en entrevista con El Observador, y contó que luego de haber vivido los últimos tres mundiales en la institución junto con sus amigos este año era el último.

La propuesta de estadio del Elbio Fernández permitió a los estudiantes modificar el uniforme por lo que en la hinchada primaron las camisetas —mayoritariamente de Uruguay, aunque había algunas de Nacional y Peñarol—, y la pintura para la cara, que muchos estudiantes habían usado  también para maquillar a sus profesores. 

No faltaron los cantos de los jóvenes que tras el empate decidieron terminar las horas de tensión entonando la tradicional: “Soy celeste; soy celeste”.

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