Piero CRUCIATTI / AFP

Eutanasia o encarnizamiento terapéutico: una falsa oposición

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05 de noviembre de 2020 a las 05:02

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Por Dr. Marco di Segni - Prudencia Uruguay

En el Uruguay de hoy, que navega a través de una pandemia, Prudencia Uruguay cree menester intervenir para promover la reflexión sobre una cuestión que, desde hace poco tiempo, conmueve a la opinión pública: el planteo del tema de la eutanasia.

Si los ciudadanos deben definirse por una postura, es lógico que se procuren argumentos realistas y bien planteados, acerca de lo que en realidad se trata, mediante un análisis reflexivo y detenido de los argumentos. Para no sobrecargar esta entrega, ya que habrá varias, centrémonos en el nudo de un problema: a través de encuestas y de la propia presentación del tema, debemos primero advertir la falsa oposición entre las opciones que frecuentemente se nos presentan. Esta pretende que los pacientes con sobrevida muy comprometida y sus familias, en la expectativa de un proceso doloroso físico y psíquico, crean que deben elegir entre eutanasia por un lado y, por el otro, prolongar su vida –y su sufrimiento–  a como dé lugar, aunque el organismo haya claudicado. A esto último se lo conoce como encarnizamiento terapéutico (o ensañamiento u obstinación en la terapéutica).

Ante esta falsa dicotomía o polarización de posibilidades percibidas de tratamiento, no es difícil suponer que muchos se inclinarían, en su desespero por asegurar el alivio, por la primera, con todo lo que ello supone sobre la postura personal sobre la vida y sobre el compromiso de quienes deberán ejecutar la indicación –otros seres humanos–. Pero en realidad, la oposición EUTANASIA-OBSTINACIÓN no contempla la situación de la oferta real de recursos. Quien sí la representa, en cambio es la oposición EUTANASIA-CUIDADOS PALIATIVOS.

En efecto, por una parte, encarnizarse u obstinarse, proporcionando al paciente cuidados que ignoren la claudicación de los sistemas, es generar una situación antinatural pues fuerza a la persona a seguir viviendo artificialmente, cuando en realidad se han rebasado las capacidades naturales de respuesta. Obstinarse es hacer sufrir, prolongar artificialmente lo que ya ha claudicado. Por la otra parte, tronchar la vida (el cuerpo y el tiempo) para evitar el dolor (que podría encararse de otro modo no artificial y en paz en el respeto los procesos naturales), con el objeto de anticipar la muerte, eliminando al paciente, parece no aceptable. La opción real es EUTANASIA-CUIDADOS PALIATIVOS. Los Cuidados Paliativos suponen transitar sin dolor y en paz el tiempo que al paciente le quede, para que en él se manifieste su dignidad, que emana de su vida como persona.

Este tiempo, no forzado y que respeta los ritmos naturales, resulta importante para prepararse para el futuro inminente en un ambiente sin dolor y en paz. Los cuidados paliativos no suponen solamente aliviar el dolor con medicamentos, dados con intención analgésica, sino también dar confort, acompañar espiritualmente y brindar asistencia psicológica, permitiendo que el paciente muera relacionado, como también ha vivido relacionado, rodeado de la comprensión de quienes lo aman y cuidan.

 Si ahora nos hacemos la “pregunta de las estadísticas” es razonable elegir una muerte en paz y digna (propia de la persona) y no una muerte adelantada que supone eliminar al paciente y la intervención de terceros que ejecuten la “indicación”.

Visto así, el planteo de la eutanasia, parece un atajo antinatural, ya que lo que presuntamente se busca evitar es la soledad y el dolor, que los cuidados paliativos ofrecen, respetando los tiempos y ritmos naturales, eliminando ese dolor y esa soledad, no a las personas.

Esta propuesta nada tiene que ver con la postura política, religiosa o ideológica de quienes la formulan.

Es anterior, y tiene que ver con el respeto a los derechos humanos, para los que la vida es el bien supremo. Y esta postura, como ciudadanos, nos afecta a todos

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