Espectáculos y Cultura > Feminismo

Gabriela Borrelli: "No da igual el sueldo de una CEO que la tortura de una nena de 11 años"

La militante feminista, escritora y periodista argentina habló del lugar que debería ocupar el feminismo hoy en América Latina
Tiempo de lectura: -'
04 de marzo de 2019 a las 05:03

Gabriela Borrelli posa canchera y simpática frente a la cámara. Sin embargo, cuando el fotógrafo elige hacer un plano contrapicado se ríe y admite: “Ese es el punto que todavía me cuesta desde el feminismo”. Borrelli –argentina, 39 años, periodista, escritora, una de las militantes feministas más valoradas de la región– cuestiona su imagen en voz baja. Su libro Lecturas feministas (Futurock Ediciones, $490) se editó el año pasado y, según los libreros de Escaramuza, fue uno de los textos más buscados en 2018. “Si alguien me piensa, estoy a salvo”, afirma desde el prologo previo a la recopilación de lecturas de unas 30 mujeres que sin decirse feministas, en muchos casos, reflexionaron en torno al mismo.

En su breve pasaje por Montevideo –donde vino a dar una charla invitada por Carolina Cosse para hablar del feminismo en las culturas latinoamericanas–, Borrelli dialogó con El Observador.

En su libro plantea que en el feminismo no hay líderes sino teóricas. ¿Eso supone que las feministas buscan compartir conocimiento a través de su discurso, mientras un líder político alza un discurso con el fin de acceder al poder?

Totalmente. Pero no solo es una de las características buenas, también es uno de los peligros que enfrenta el feminismo. Ahora hay otros feminismos que sostienen gobiernos de derecha y se alejan de su propio sentido de opresión. El lugar de las feministas siempre es al lado del más oprimido, del pobre, del negro, de las poblaciones trans, de los cuerpos feminizados y explotados, y no del lado de quien coarta. Cuando preguntan si puede haber un partido feminista nacional yo pienso: "Y no". No creo en un partido feminista, pero sí que los partidos políticos deben poblarse de feministas y que las feministas tenemos muchos lugares que ocupar. 

En varias ocasiones afirmó que el feminismo no se puede enmarcar en regímenes como el de Mauricio Macri o Jair Bolsonaro. ¿El feminismo tiene que darse dentro de un gobierno progresista?

Sí. Porque el feminismo, por un lado, denuncia la violencia contra los cuerpos feminizados o las minorías trans pero también, eso tiene que hacerse efectivo en leyes. En países con gobiernos como el de Argentina, que reducen un Ministerio de Salud o donde el aborto no es legal, es muy difícil. No sé en qué contradicción entrarán las diputadas que, por un lado, apoyan un gobierno que no tiene más Ministerio de Salud y, por otro, piden aborto legal en hospitales. Es muy difícil que en ese tipo de gobiernos no haya más que feminismos cosméticos como el que compara cuánto gana una CEO mujer y cuánto un CEO hombre. Ese es un feminismo de Hollywood, es el de Meryl Streep, que está muy bien porque el feminismo es interseccional. Pero los feminismos latinoamericanos tenemos muchos otros debates primero que saldar como la cantidad de feminicidios que hay o, en Argentina, la tortura que están sufriendo niñas violadas condenadas a parir. Esas son preocupaciones donde está la alarma feminista. No da igual el techo de cristal de una gerenta, el sueldo de una CEO, que la tortura de una nena de 11 años. ¿Todo le compete al feminismo? Sí, pero no da todo igual. Hay que establecer un orden de prioridades y de acción y esta nueva ola en la región lo ha establecido. En Brasil fueron las feministas las que, por ejemplo, hicieron la primera gran movilización contra Bolsonaro. 

El movimiento feminista adquirió mucha fuerza en Argentina, no obstante, la legalización del aborto no se aprobó. ¿Por qué?

Primero, porque la avanzada del fascismo para mí también estuvo ahí. Tiene que ver con eso de respetar todas las verdades. Entonces, una verdad puede ser que vos estés contra un derecho mío. Aceptar el fascismo sobre nuestros cuerpos como una verdad es peligroso y ocasiona esto: que nuestros derechos sean un debate y no un reclamo. El partido de gobierno –que es el que más votos tenía– es conservador de corte ideológico. Me parece que los medios de comunicación tampoco ayudaron mucho con eso de mostrar dos verdades (pro vida y pro aborto como polarización) y ahí apareció el tema de la grieta, que viene funcionando muy bien. Entonces, no hay posibilidades de discusión o de acuerdo; solo hay uno que gana y otro que pierde. El movimiento y reclamo por el aborto es algo histórico en Argentina, no es de ahora. Yo estoy esperanzada, pero me parece que esa lucha que no va a venir sola. 

El movimiento feminista se masificó y mediatizó y las feministas van a hablar a programas de televisión donde históricamente se cosificó a la mujer. ¿Está de moda el feminismo?

¡Sí, sí! (se ríe) Creo que convive todo.

En Lecturas Feministas afirma que “no hay que leer para casi nada”. Pero usted le dedica buena parte de su vida a las letras. ¿Qué le aporta a la feminista la lectura de teoría del feminismo o textos de feministas?

Leer siempre ayuda para todo. Nos da historia. En cualquier dominación –específicamente la patriarcal– se nos aísla y se nos hace sentir que eso que sentimos nos pasa solo a nosotras. Y no. Entonces, esta idea de pensarlo colectivo (que se reproduce a través de la lectura) es muy hermoso y potente. Leer nos da historia y compañía.

¿Otorga más seguridad a la hora de discutir con argumentos?

Eso es otra cosa de la dominación patriarcal; nosotras tenemos que estar más preparadas, ellos no. Y cualquier gil por el solo hecho de ser varón tiene una posición política. ¿Por qué? Porque él vota hace muchos años y nosotras no. A las mujeres no les exijo que estén preparadas para discutir de política, como no lo hago con un tipo. Obviamente si sos una militante política esa exigencia está, pero creo no tenemos que cargar mucho las tintas en eso sino confiar en nuestra visión del mundo.  

¿Qué le diría a una mujer que siente que quiere trabajar su feminismo de una manera más fuerte?

Creo que primero tiene que haber una militancia diaria con una misma, de reconocerse como sujeta política –habiendo empezado a votar y estudiar en universidades hace dos minutos–. Después, habitar espacios políticos. Durante muchos años estuve de acuerdo con las políticas de Cristina, pero ella se mostró muchas veces contraria a la legalización del aborto. Yo ahí sabía en qué espacio estaba y mi trabajo desde adentro fue hacer que ella votara como votó. No creo en los paraísos donde va a llegar un partido político limpio y yo voy a adscribir a todas las ideas. No, las ideas tienen que debatirse, esa es la verdadera democracia. El feminismo no es la panacea de la felicidad, es una forma de habitar el mundo sin tanta opresión. Les diría que busquen lugares para militar, porque los que crean leyes y los que cambian al mundo son los feminismos políticos. Yo quiero pensar en un mundo diverso en sus sexualidades, diverso en sus representaciones, sin clases sociales. Y qué atrevido pensar todo eso.

Hay mujeres que dicen no ser feministas porque no se sienten preparadas o porque no quieren ser consideradas radicales. ¿Existe miedo de autoproclamarse feminista?

La palabra feminismo –como tantas otras que se les asignan a las mujeres– es polémica. Denominarse feminista es una posición política en el mundo –que las compañeras pueden o no tener– y yo no le ando pidiendo el carnet de feminista a nadie. Creo que sí, hay un temor a la palabra por todo un imaginario que se instala sobre qué es el feminismo; antes éramos todas lesbianas que matábamos a los hombres, ahora, somos minas a las que no se nos pueden ni acercar porque les vamos a meter una denuncia.

¿Qué postura tiene frente al uso del lenguaje inclusivo?

Es una herramienta política, si hablo con lenguaje inclusivo estoy develando de qué lado estoy. Quien piensa que hablamos lenguas puras que no han sido producto de una batalla ganada, desconoce que fuimos colonizados por España. La diversidad de lenguas y cada hablante son producto de batallas ganadas. Michael Bajtín decía que el signo es el terreno de la lucha de clases. Bueno, las lenguas son el terreno de muchas luchas políticas, la manera en que nos nombramos y que nombramos al mundo y la lengua en la que hablamos es producto de una batalla ganada. Ya se verá qué destino tiene el lenguaje inclusivo.

En su libro elige mujeres que en distintos momentos de la historia se cuestionaron el lugar que ocupaban en la sociedad y, en ese cuestionar, radica parte de su feminismo. ¿Qué se cuestiona usted?

Me cuestiono el hecho de ser mujer, porque soy lesbiana y adscribo muchísimo a la teoría de Monique Wittig (“Las lesbianas (no) somos mujeres”). Soy una mujer lesbiana y ocupo otro lugar de opresión dentro del movimiento. Me cuestiono también mi lugar de privilegio en cuanto a la clase y mi preparación académica. Siempre me estoy preguntando qué puedo aportar para tender puentes y es lo que siempre le dio nafta a mi trabajo. Y me incomodan muchas cosas: cómo soy tratada a veces y lo que se espera de mí familiar y culturalmente. Habito mi ser mujer lesbiana desde una posición política. Creo en las construcciones políticas y no en que mi cuerpo es solo mío sino que es producto de una historia política.

Futurock Ediciones, $490

Los cinco elegidos de Gabriela Borrelli
Libro: El segundo sexo de Simone de Beauvoir
Canción: alguna de Raffaella Carrá
Película:  La grande belleza de Paolo Sorrentino
Cuadro: El origen del mundo de Courbet
Una mujer:  Movimiento de mujeres latinoamericanas

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...