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Gucci, ¿estás sensible?

Más allá del cantante que no será candidato y del mini escándalo político de la semana, una mirada sobre estereotipos que siguen dirigiendo la atención hacia un lugar nada productivo
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17 de agosto de 2019 a las 05:02

Las mujeres están sensibles. ¿Lo dijo Daniel Martínez? Si lo dijo o no, es lo de menos. Lo que no se dice públicamente suele ser tan o más importante que lo que se verbaliza, tal vez porque lo que no se dice también es un indicativo irrefutable de lo que realmente piensa y siente buena parte de una sociedad. En esta sociedad, la creencia de que las mujeres son más sensibles que los hombres está instalada desde tiempos inmemoriales, como en la mayoría de las sociedades modernas. El concepto, sin embargo, pasó a convertirse en un estereotipo con diversos significados bien diversos: sensible/llorona, sensible/protestona, sensible/revoltosa, sensible/mete-lío. Pero no tanto sensible/empática, sensible/perceptiva, sensible/emotiva.

Sensible es el ser vivo capaz de experimentar sensaciones. Sensible es una persona propensa a emocionarse o dejarse llevar por los sentimientos. Sensible es alguien que por su naturaleza debe ser tratado con especial cuidado. Todas estas acepciones están contempladas en la definición de la Real Academia Española. ¿Cuál de ellas predomina para cada uno de los candidatos a presidente, para cada uno de los políticos que definirán nuestro futuro y, sobre todo, para cada persona que integra esta sociedad,  a la hora de emparejar el término “sensible” con “mujer”?

El mini escándalo político que se generó esta semana por la candidatura inconclusa del Gucci, como consecuencia de la supuesta hipersensiblidad de “las mujeres” ante denuncias de supuestos abusos, es otra muestra de que todavía queda mucho camino por recorrer para darle a la mujer el papel que ya debería tener y que le corresponde en todos los resquicios de la vida. Y esto no solo se relaciona con la política, pero es esta actividad la que marca muchos rumbos y cambios de rumbo al respecto.

Lo de la “sensibilidad”, se haya dicho o no en la reunión Martínez/Gucci, fue un mal negocio de relaciones públicas para todos los que estuvieron involucrados, salvo para Fabiana Goyeneche, que se paró fuerte privilegiando por esta vez su convicción ética a su conveniencia política.

Fue un problema para Martínez y el Frente Amplio. Y fue un problema también para el Gucci, uno que pasó desapercibido por el cariz escandaloso que adquirió el tema cuando el cantante salió ofendido a hacer declaraciones. Porque el Gucci se olvidó que, aunque muchos fanáticos lo aclamen y los programas de chismes lo mimen, en su historia pesan acusaciones de muchas mujeres que dijeron que fueron abusadas verbal o físicamente.

Es cierto que esas denuncias no se confirmaron en la justicia pero es igual de cierto que persisten en la memoria de quienes eligen creerlas e incluso de quienes eligen descartarlas. Están allí y no desaparecerán a corto plazo, como lo demuestra este episodio. Con el mini escándalo, el Gucci las revivió; y lo hizo no solo porque decidió exponerse como candidato sino también porque volvió a meter la pata al repetir –se haya dicho o no se haya dicho- el concepto de mujer “sensible”. Un hombre que intenta cambiar su imagen ante ya no solo él o los feminismos sino ante una sociedad que en parte lo juzgó, debería evitar caer de nuevo en los mismos estereotipos. Incluso luego de haber tomado la decisión de ser candidato a poco más de un año del episodio de acusaciones, se perdió la oportunidad de haber utilizado todo el lío para reflexionar sobre por qué las mujeres están tan sensibles (para seguir con la cuestionable retórica de definir sensible como algo problemático más que deseable).

Todos deberíamos ser sensibles

Lo que demuestra que esta particular concepción de sensibilidad asociada a la mujer no es casualidad es otro calificativo, que tampoco se sabe del todo si fue dicho o no dicho por el candidato del FA. “Ingobernable” sería la forma en que Martínez definió a Goyeneche, siempre de acuerdo a la versión del Gucci. El cantante se encargó de repetir este concepto una y otra vez en la gira mediática que realizó luego de que se supo que ya no contaba con el apoyo de Martínez para candidatearse. La directora de Desarrollo Social de la IMM dijo casi lo mismo que expresó el intendente Christian di Candia: que el Gucci no debía presentarse. Aunque evitó acusarlo directamente de abusos, sus palabras sobre la candidatura dejan clara su posición: “Lo veo con mucha preocupación. Creo que esto habla de algunas de las cosas que aún tenemos que resolver como fuerza política. Cómo nos paramos frente a algunas situaciones y cómo se resuelven o se dejan de resolver".

Ambos jerarcas municipales dijeron, palabras más o palabras menos, lo mismo. Pero la ingobernable solo fue Goyeneche. De nuevo el estereotipo, pero al revés. La que es ingobernable es la mujer que arma lío, no el hombre que arma lío. Da pena como reproducimos el mismo tonto discurso que sin embargo revela una forma de pensar y sentir, una sensibilidad, que persiste en hombres y mujeres.

El cantante al menos fue igualitario cuando anunció que analizaba presentarle demanda judicial por difamación tanto a Goyeneche como a Di Candia.

Los cambios cuestan pero cuando comienzan son casi imposibles de parar. Ya sea por convicción o por conveniencia política o por sumarse a una tendencia –cada persona sabrá sus motivos- buena parte de la cascada que terminó en el no al Gucci comenzó en un fin de semana de trending topic en Twitter. #FueraGuccidelFA fue la verdadera gota que colmó el vaso; los medios publicaron ese fin de semana que el cantante había sido invitado a ser candidato y fue el lunes cuando Goyeneche y Di Candia dieron sus puntos de vista contrarios. Solo después de todo eso Martínez decidió el no.

Más allá de lo escandalosas y parciales que pueden ser las manifestaciones en redes sociales, también son en buena parte una muestra de lo que siente al menos una parte importante de la sociedad. En este caso, el sentir fue –a grito de #-: no queremos de candidato a una persona que fue acusada de supuestos abusos a mujeres. ¿Cometió Martínez, Goyeneche, Di Candia y las redes sociales, una injusticia? Tal vez lo sepamos algún día. O tal vez no.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Hola quiero contarles que me tiro a la política con Daniel Martínez a presidente de segundo candidato a diputado y en los primeros lugares al senado de las listas Bqluqrte Progresistas del Frente Amplio @frente_amplio @frenteampliopay @frenteampliorj @frenteampliorj @jovenes_fa_rivera @parfrenteamplio @1983.mareafrenteamplista @frenteamplio @fasarandigrande @frenteamplioflorida @lista810frente @frenteampliosan @fasarandigrande @frenteamplioregioncoquimbo @frenteampliocarvajal @frenteampliosoriano @frenteampliocoele @jfrenteampliopiria @nuevoespaciofa @jovenesfrenteampliosalto @frenteampliovamos @frente_amplio1 @internasfa @frenteampliorn @frenteampliomaipu @jovenesfamunicipioch @jovenesfa_fraile @jovenes_fa_de_la_costa @danielmartinez_uy

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El doble discurso que el Gucci le criticó a Martínez está lejos de ser un tema limitado a este episodio. El doble discurso es el que todavía predomina en unos cuantos casos de figuras públicas y en una infinidad más de personas desconocidas. Tiene que ver con la “sensibilidad” sí, pero no solo de las mujeres sino de toda esta sociedad con cuentas pendientes. Si todo este escandalito político sirve para que las denuncias de abuso no queden simplemente en el ruido de un trending topic (para bien y para mal de los involucrados, denunciantes y denunciados), al menos habremos avanzado un casillero.

Quiero apostar a la evolución. Tal vez toda esta discusión aparentemente superficial sobre la “sensibilidad de las mujeres” sirva para llamar la atención sobre una dimensión que no tiene género y que suele quedar bastante por fuera de los discursos políticos. La dimensión de sentir más y calcular menos.

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