Keisy Silveira, el orgullo del barrio Marconi

Creció en un barrio humilde y con el apoyo de sus padres se pudo dedicar al fútbol en el que superó los 100 goles en Nacional, jugó en la selección y la rompió en Portugal: ¡43 tantos en 12 partidos!

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19 de abril de 2020 a las 05:01

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Un día en la casa de los Silveira, allá por el barrio Marconi, la mano venía complicada. No había plata ni para el boleto. Pero Keisy insistió tanto para ir a la práctica de Colón FC que su madre le dijo: “Está bien, vamos caminando”. Y allá fueron. De Marconi hasta Regimiento 9 y Homero de Gregorio. 

Así de intensa era la pasión que la joven acunó desde los cinco años jugando en el baby fútbol del Niágara y así de humilde era una familia donde el padre llegó a tener dos trabajos, cuando esa chica creció y devino adolescente, con tal de que Keisy se pudiera dedicar al fútbol. 

“Vos metele, que algún día vas a tener tu recompensa”, solía decirle su padre. 

Y un buen día, el 23 de setiembre de 2012, ese padre estaba en la tribuna del estadio Dalga Arena de Mardakan, en Azerbaiyán, el día que la sub 17 de Uruguay hizo su debut histórico en un Mundial femenino.  

“Se ganó un sorteo y fue con todos los gastos pagos, pero plata no sobraba para otros gastos. Entonces, en los meses previos, le fui juntando las barras de cereales que nos daban de merienda y se las di todas juntas: ‘Cuando tengas hambre, comés esto’ le decía”. Los recuerdos de Keisy Silveira brotan sensibles y espontáneos desde Seixal, Portugal, donde llegó el 28 de julio de 2019 para defender a Paio Pires, en la segunda división del fútbol de ese país.

"Vivimos en una casa que el club nos dio con otra uruguaya que es Daiana Farías, 10 brasileñas y una chica de Hong Kong que también es brasileña. Al principio no entendía nada el idioma, pero ahora lo entiendo perfecto aunque todavía no hablo mucho. Pero nos entendemos"

Más que hablar de sus goles y de su trayectoria, a esta delantera picante y veloz, de 1,52 metros de estatura, y muy buena técnica individual, le gusta recordar a las personas que la ayudaron a hacer una carrera futbolera que a los 13 años arrancó en Colón y ahora, a los 24, anda en la primera aventura europea y la segunda fuera de fronteras.

“Paulo Chaves siempre me dijo que iba a llegar”, recuerda a Referí. Por eso, a los 14 años ese entrenador ya la hacía jugar en la Primera de Colón. “Jugaba los sábados en sub 15 y los domingos en mayores. Nos hacíamos llamar Las Rebeldes”.

“Otra entrenadora que me marcó fue Berenice Da Silva que fue una de las que me recuperó la fractura que tuve y me entrenó antes de que me vaya a Colombia”, dice en referencia a la breve pero rica experiencia que tuvo el año pasado en Deportes Tolima.

La fractura la sufrió en Colón, club al que retornó en 2018 tras jugar ocho temporadas en Nacional: “Jugando justo contra Nacional me rompí el quinto metatarsiano. Me dieron tres meses de recuperación pero a los dos meses ya estaba jugando”. 

Al fondo de la fila festejando con Colón

Fue justo ahí cuando se cobró una cuenta pendiente: jugar en la selección mayor de Uruguay. “Me convocaron para dos amistosos contra Argentina. El primero lo perdimos pero el segundo lo ganamos 1-0. El gol lo hice yo, no sabés cómo lloré de la emoción. Nunca le habíamos ganado en la historia a Argentina”. Fue el 4 de octubre de 2018 en el Complejo Celeste una tarde en la que Sofía Olivera atajó un penal. 
Silveira conoce ese sabor dulce de las lágrimas de emoción, pero también el gusto amargo del llanto del dolor.

En la final del Clausura 2012, contra Cerro, defendiendo a Nacional le doblaron el dedo pulgar de un pelotazo. “Apretaba la camiseta con los dientes del dolor, pero había entrado en el segundo tiempo y cuando me dijeron que saliera les dije que ni loca. ‘Poneme algo que sigo’. Ganamos por penales. Después pasé a saludar a mi sobrina que era el cumpleaños y de ahí me fui a la emergencia: me había fracturado el dedo”. 

Nacional, un sentimiento

La camiseta de Nacional es muy especial para Silveira: “Mi padre es fanático. Con el gol del Chino Recoba (clásico del Apertura 2014) lloré como loca, estábamos en el estadio. Gané un tricampeonato (2010, 2011 y 2012) y jugué la Copa Libertadores. Me gustaría retirarme en el club”. 

Silveira superó largamente la barrera de los 100 goles con los tricolores. “El gol número 100 se lo hice a Peñarol en la cancha de Bella Vista. Perdíamos 1-0 y fue el gol del empate”. Fue en 2016. Son esos goles que a pesar de la ausencia de relatos y de la multitud que ruge extasiada en la tribuna quedan prendidos en la memoria. “Recibo de espaldas, amago para un lado, me escapo por el otro, me sale una defensa que es enorme, engancho de taco y le pego al arco.Golazo. Ni yo lo podía creer”. 

Su memorable gol clásico en el Nasazzi

Demoledora en Portugal

Sus goles los disfrutó en la temporada 2019-2020 Paio Pires hasta que la semana pasada se decidió la cancelación de la segunda división del fútbol portugués. 

"Soy muy creyente" dijo: así suele festejar

Silveira era la goleadora con 43 goles en 12 partidos, dos tantos más que Mafalda Marujo de Amora FC con el que lideraban su serie. 

El 5 de enero batió un récord para una jugadora uruguaya. Le hizo 14 goles a Pescadores. “Fue el primer partido tras el receso de las fiestas en las que había vuelto a Uruguay. Se me complicó el retorno por la visa y llegué el mismo día sin haber dormido la noche anterior”, cuenta. 

"Es una lástima que se haya suspendido el torneo y ahora estamos en cuarentena obligatoria hasta el 1° de mayo y se puede estirar hasta el 17 de mayo. Todavía no sabemos qué va a pasar, si nos van a renovar contrato o no. Y como uruguayas no podemos volver por España, así que toca esperar", cuenta la delantera que creció admirando a Ronaldinho y que de grande pasó a cautivarse con la habilidad de Lionel Messi y el profesionalismo de Marta. 

Silveira siente mucho orgullo del camino que lleva recorrido atrás de la pelota. No para acariciarse el ego sino porque su más ferviente deseo es que su historia llegue al corazón de su barrio. 

Goleadora en el ascenso portugués

“Muchas veces tuve que esperar que terminaran los tiroteos para poder salir a entrenar. Pero en Marconi hay mucha gente laburadora y chicos que cursan estudios terciarios. Yo salí de ese barrio y quiero que los niños sepan quién soy para transmitirles que luché mucho para estar dónde estoy. Hay muchos niños que piensan que por haber nacido ahí no van a poder cumplir sus sueños. El día que tenga un buen sueldo me gustaría poner una escuelita de fútbol en el barrio”, anuncia.  

Las reivindicaciones de una goleadora

A Silveira le gustaría también que el fútbol femenino siga creciendo en Uruguay: “Estaría bueno valorar todo lo que hacemos”. 

"En una época donde había muchos prejuicios de que las niñas jugaran con los niños por suerte me tocó jugar en un club divino como Niágara que me permitió foguearme con los varones. Eso me dio una picardía y una viveza que aprovecho hasta el día de hoy”, Silveira sobre sus inicios.  

"En Uruguay se viene progresando en un montón de cosas pero me gustaría que el fútbol femenino fuera un trabajo. Estaría bueno que fuera una actividad profesional para dedicarse a entrenar todos los días y que se pague por ello. Nacional acaba de firmar tres contratos profesionales y eso es una alegría enorme", explica.

"Para nosotras es fundamental que el periodista le haga llegar nuestras actividades a la gente, que se conozcan nuestras historias. Ahí también notamos un progreso. También se hizo un Mundial en Uruguay y eso ayudó a visibilizar el fútbol femenino. Lo mismo con el hecho de que Nacional y Peñarol hayan puesto sus estadios para que se jueguen los clásicos. A mí me tocó jugar en el Parque algún partido y es divino. Pero faltan cosas: tener un campeonato más largo, que los clubes apoyen más a sus jugadores porque no es solo cuestión de darles el nombre porque no somos un escudo, hay que valorar el sacrificio que se hace", afirma la delantera que llegó a Portugal desde el barrio Marconi. 

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