La bandera que el gobierno le regaló a Manini

El líder de Cabildo Abierto vuelve a tomarle la temperatura a la coalición, ahora con una reivindicación que le habla a un electorado valioso

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22 de enero de 2021 a las 14:28

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D. Battiste

Luego de varias semanas de columnas de análisis, en la newsletter EnClave de hoy vuelve la Semana Traducida, un espacio de repaso de las principales noticias de los últimos siete días con una lectura política.

La ausencia de un plan de reactivación, una nueva oportunidad que aprovecha Manini

Guido Manini Ríos ha sido muy claro en su estrategia política desde que empezó el gobierno. Contrario a lo que creían algunos dirigentes del equipo de Luis Lacalle Pou en la campaña, que visualizaban al líder de Cabildo Abierto como alguien que iba a ser muy leal al presidente por su formación militar, Manini Ríos ha sabido marcar distancia del gobierno que integra cada vez que tuvo oportunidad.

El objetivo, según lo ha hecho explícito el general retirado, es mostrar su propio perfil. El norte parece estar en las elecciones de 2024.

Esta semana, Manini Ríos aprovechó un flanco débil que expone el gobierno: la falta de medidas económicas más contundentes –como las que están tomando decenas de países incluso desarrollados– para atender las consecuencias de la pandemia.

En momentos en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) promueve que los países gasten más, el gobierno –si bien ha expresado que los objetivos de control del déficit fiscal ya no son tan estrictos como al inicio del gobierno– no ha realizado, hasta el momento, grandes inversiones en planes de reactivación.

El Frente Amplio ha pegado por la falta de planes sociales. Allí el gobierno ha respondido mostrando que ha aumentado las partidas de asistencia del Mides o que han volcado recursos para la alimentación de las personas más vulnerables.

Pero donde las medidas han sido prácticamente nulas es en el apoyo a pequeñas y medianas empresas que están pasando un momento complicado. Y esa es la bandera que está levantando ahora Manini Ríos.

Entre febrero y junio de 2020 se perdieron unas siete mil mipymes en todo el país y unos 40 mil empleos derivados de ellas. Entre junio y octubre la economía se reactivó y con ello también volvieron a crearse pequeñas y medianas empresas –unas 3.700 mipymes– pero con muchísimos menos empleos que los perdidos –unos 7.100–. El Banco República no logra llegar con asistencia financiera a esas empresas. A la vez, organismos recaudadores como el BPS o la DGI tampoco han realizado quitas y las flexibilidades para los pagos han sido parciales.

De todo eso le fue a hablar Manini Ríos esta semana a Lacalle. Le llevó una serie de propuestas que el presidente quedó en estudiar.

El líder de Cabildo Abierto no deja de sorprender por la habilidad política para pararse en la cancha grande. Luego que su partido votó en Diputados junto con el Frente Amplio un polémico proyecto de ley de Forestación –y mientras mantiene la amenaza de aprobarlo en el Senado– ahora busca negociar otros elementos que le permitan posicionarse ante determinados electorados muy sensibles. Acá Manini no aparece peleando por los grandes empresarios, sino por los pequeños y medianos, tal vez los más golpeados por la pandemia. Y le pasa un mensaje a Lacalle: no solo hay que preocuparse por las grandes inversiones –algo en lo que el gobierno está trabajando–, sino por los emprendedores uruguayos que también generan muchas fuentes de trabajo.

Sobre este punto te recomiendo algunas notas de las últimas semanas para profundizar:

●       Manini pide a Lacalle apoyo a pymes: facilidades impositivas y flexibilización laboral

●       Eduardo Ache: “Hay que dar oxígeno a las pymes, y el Estado tiene que proceder”

●       Ford y Brasil, Uruguay y las pymes

●       El dilema de Lacalle, Alfie y Arbeleche

Una semana con mejores números y los mensajes que pasó el GACH

Diego Battiste

Luego de la semana pasada, en la que Uruguay entró en la zona roja, los últimos días los números parecen más alentadores. Si bien todavía no es una tendencia firme, hay señales de que empezó una desaceleración. La esperanza es que se haya abandonado la fase exponencial de crecimiento.

Esto aún nos deja lejos de la tranquilidad, y así lo han transmitido en estos días los coordinadores del Grupo de Asesoramiento Científico Honorario (GACH) en sus salidas públicas luego del plenario con todos los científicos, realizado el martes.

La previa de la reunión venía cargada de condimento político porque algunos de los científicos que integran los diferentes grupos se sentían molestos, básicamente por dos motivos: porque algunas de sus recomendaciones no fueron tomadas en cuenta, y por que algunos integrantes de la coalición de gobierno los usaran como escudo político ante las críticas de la oposición.

Por eso el miércoles, al otro día del plenario, Rafael Radi, Henry Cohen y Fernando Paganini se reunieron con autoridades del gobierno y, además de llevarle el nuevo informe, le pidieron que en la comunicación quede claro y separado cuáles son las decisiones basadas en recomendaciones de los científicos y cuáles son las decisiones políticas.

Luego, en las comunicaciones públicas de los coordinadores del GACH también se empezó a observar que, si bien dejaron claro que la pandemia “no está descontrolada”, también pasaron el mensaje sobre la necesidad de bajar aún más los niveles de contagio.

Tanto Radi como Paganini dijeron que se debería llegar a los 200 casos diarios para estar “tranquilos” y recuperar el sistema de rastreo. Según Radi, es necesario un esfuerzo mayor en las próximas semanas para bajar la cantidad de contagios antes del inicio de las clases y de la vacunación. Porque la evidencia demuestra que la inmunización de la población será más efectiva si se empieza con la pandemia más controlada.

La campaña de expectativa de la vacuna llega a su fin

GEOFF CADDICK / AFP

El gobierno ha tenido que lidiar en el último mes y medio con una situación difícil: negociar con los laboratorios para conseguir las vacunas, llegando a ser el último de la región en anunciar algún acuerdo y a la vez con la presión no solo política de la oposición, sino de la ciudadanía.

Y en ese contexto, establecer una comunicación es todo un desafío. Por ello en las últimas semanas no paramos de escuchar y leer que es inminente un acuerdo. Ahora sí parece que lo es, pero la campaña de expectativa se volvió un tanto repetitiva y riesgosa para el gobierno.

Ahora el desafío estará en mostrar que por la cantidad de dosis compradas y el tiempo en el que se recibirán, habrá valido la pena la espera y la expectativa creada.

Nuevo presidente de EEUU: un vínculo a construir

Esta semana asumió Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos y llamó la atención la demora de un comunicado oficial del gobierno para saludar al nuevo presidente. A diferencia del resto de los líderes regionales, Lacalle Pou –que centra mucha de su diplomacia presidencial pública en sus redes sociales– no compartió ningún saludo al nuevo presidente (sí lo hizo cuando ganó las elecciones). A su vez, la cancillería uruguaya recién emitió un comunicado 24 horas después del cambio de mando.

Lacalle tenía muy buenos vínculos con la administración saliente y una línea directa con Donald Trump. El presidente –como lo hace con los diplomáticos importantes que terminan su misión– tuvo esta semana una cena de despedida con el embajador de EEUU en la casa del representante de Israel.

Las señales más cálidas hacia la nueva administración norteamericana, en cambio, llegaron desde la oposición. El intendente de Canelones, Yamandú Orsi, saludó a la exembajadora, Julissa Reynoso, con quien el MPP construyó una buena relación y que hoy ocupa un lugar muy importante en la nueva Casa Blanca, y además aprovechó para criticar al gobierno por “pegarse demasiado a la política exterior de Trump”.

Ahora desde el gobierno deberán trabajar para fortalecer las relaciones con la nueva administración de un socio clave para Uruguay. Reynoso, quien no tuvo la mejor relación con Lacalle cuando estuvo en el país, puede ser un canal de diálogo.

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