Leonardo Carreño

La caída del ministro de Turismo y lo que viene

El relevo de Cardoso es un enredo desagradable para el Partido Colorado y para el gobierno, y el verdadero impacto político vendrá después, y depende de cómo actúen oficialismo y oposición

Tiempo de lectura: -'

21 de agosto de 2021 a las 05:01

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

La caída de Germán Cardoso no fue un relevo más de ministros, lo que en un gobierno tiene la lógica del “fusible político” para cuando hay un problema de gestión. Es el resultado de un escándalo mal manejado y como derivación de decisiones de contratos, que han quedado bajo un cono de desconfianza, y que la oposición hará fuerza para que sean aclarados (o para que el enredo dure más tiempo y desgaste al oficialismo).

Es un lío político entre dirigentes del Partido Colorado que terminaron una relación a los gritos, pero a los gritos a través de la prensa. Cardoso cesó a Martín Pérez Banchero en su cargo de Director de Turismo y éste dijo que era como represalia por no acompañar cosas no santas. En la forma de presentar su defensa, Pérez Banchero expuso al ministro como un jerarca que hacía cosas que no se deben.

Por encima del detalle de facturas, contratos, y otras explicaciones en detalles, el público lee eso de la forma más lineal: ahí pasan cosas raras.

Cardoso decidió defenderse con la estrategia del contrataque, lo que volvió a calentar el director cesado. Por si fuera poco, el viceministro Remo Monzeglio respaldó a Germán Cardoso y calificó a Pérez Banchero como un símbolo “inoperancia”.

En lugar de buscar paz, alentaron la guerra. Sin darse cuenta de que en la guerra, el ministro tenía más para perder, porque Pérez Banchero sentía que ya no perdía nada, y su estado de ánimo no estaba para hacer cálculos políticos sobre su futuro y la conveniencia de cuidar imagen, bajar la cabeza y pensar en próximo destino.

Así salió a dar más detalles, alimentar titulares de prensa, sembrar sospecha y reforzar la idea de que el ministro había actuado mal.

Cardoso hizo todo para salvarse, en lo privado y en lo público. Fue a conversar con el presidente y a mostrarle que tenía elementos para justificar sus acciones y fue a medios de prensa a responder acusaciones.

¿Lo hizo bien o lo hizo mal?

Las consecuencias políticas dan una respuesta simple: lo hizo mal.

Si lo hubiera hecho bien, hoy seguiría en el cargo como era su intención, y no lo hubiesen obligado a dar un paso al costado.

Entonces, la pregunta es ¿por qué lo hizo mal? Y ahí radica la preocupación que generó entre socios de la coalición multicolor, si realmente tiene puntos flacos que no solo dejarían mal al exministro, sino que sirvieran para alimentar una ofensiva de la oposición.

Cardoso no quedó bien parado ante el presidente, cuando dijo que tenía fundamentos técnicos para una compra directa de publicidad en vía pública, lo que ratificó en declaraciones en medios de prensa, cuando no contaba con documento que avalara eso. Puede que no fuera necesario contar efectivamente con recomendación de la agencia de publicidad, y eso no sería delito, pero decir que tenía algo, que en realidad no existía, complicó más su situación.

El presidente Lacalle Pou y el ex presidente Sanguinetti saben bien lo que pasa cuando un ministro camina por la cuerda floja y no sabemanejar bien la barra de equilibrio: se cambia. Pero la caída de Cardoso no es un relevo más, porque sale afectado en su imagen y vuelve a la banca de Diputados, cargando las acusaciones de episodios no aclarados, lo que lo deja en la posición de defensa. ¿Vuelve a la Cámara para impulsar proyectos de ley y para defender a sol y sombra la gestión del gobierno multicolor, o para emprender su defensa y limpiar la imagen?

Eso no es solo una decisión propia, aunque lo es en parte, sino que también dependerá de hasta donde quiera y pueda ir la oposición para ponerlo contra la pared.  En definitiva, todo esto hace a la cuestión de quién toma la iniciativa, y el Frente ha sufrido este año y medio de quedar en un rol secundario.

Acostumbrado a ser protagonista y redactar el menú de temas a discutir, por haber estado 15 años de corrido en el gobierno, el partido de izquierda terminó relegado a la crítica y el reproche, cuando todo el interés ha estado concentrado en los planes que impulsa el gobierno y la discusión interna de la multicolor. O sea que no terminó el episodio con el cese de Cardoso, y ahora el Frente Amplio va a insistir en rastrear lo que pasó en el Ministerio de Turismo y cómo puede mostrar a la opinión pública aspectos de mal gobierno, no solo de gestión, sino de dudas sobre “cosas turbias”.

De la misma forma que el gobierno del Frente Amplio enfrentó acusaciones por manejo en Ancap, por un lado, y de hacer un contrato con multinacional extranjera que “entregaba soberanía” (UPM-2), ahora el gobierno de coalición multicolor recibe los golpes de la izquierda, con un eje similar: críticas a manejo en Turismo y acusación de “entreguismo” en la renovación y extensión de contrato a la empresa belga que opera la Terminal de Contenedores del Puerto.

Todo eso gira en un nuevo escenario partidario que se define por el posible referéndum contra la Ley de Urgente Consideración (LUC), lo que dan por hecho en el PIT-CNT y el Frente Amplio, y casi que está asumido por el oficialismo, aunque igual hay que esperar el chequeo de las papeletas para confirmarlo.

Hasta ayer, viernes 20, los funcionarios de la Corte habían ingresado 200.013 papeletas, de las cuales 167.951 fueron aceptadas (84%), otras 18.904 fueron rechazadas (9,5%) y unas 13.158 quedaron en proceso (6,6%) para ser revisadas. El porcentaje de rechazo es bajo y de mantenerse, habrá adhesiones para convocar a un referéndum, aunque eso no se sabrá hasta que se llegue a computar 671.544 firmas, que son el 25% de los habilitados para votar (2.686.174 electores).

El escenario de debate sobre referéndum pone a la oposición en chance de tomar la iniciativa política pública, pero el gobierno es siempre el que tiene la mejor oportunidad para fijar agenda, para hacer anuncios, para impulsar iniciativas, que obligue al resto a hablar de eso.

Ahí se empieza a jugar la suerte de uno y otro bloque.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.