Valentina Ciurlante es italiana. Tiene 25 años, y este martes se recibió de Economista de la Sapienza Università di Roma. En su tesis titulada "El modelo de la Economía Circular: Diferenciación de producto y competencia de precio", expuso su experiencia en 3Vectores, empresa uruguaya de diseño sustentable, el Foro de Economia Circular de 2017 y otros casos que aprendió compartiendo proyectos y propósitos en Uruguay.
¿Cómo llegó a Uruguay? Ciurlante aplicó al programa Torno Subito del gobierno italiano, a través del cuál los estudiantes pueden viajar al exterior a realizar una pasantía de seis meses, con la obligación de regresar a Italia.
"Le interesaban los temas vinculados a la sostenibilidad, pero no tenía claro cómo relacionarlos con su carrera", contó a El Observador la fundadora de 3Vectores, Giselle Della Mea. La estudiante italiana tenía claro que era América Latina la región en donde podría estar más cerca de la innovación. Así fue como empezó a buscar información sobre las denominadas Empresas B -que además de tener fin de lucro pretenden solucionar problemas sociales y ambientales-, y de las 2.400 empresas que encontró en un buscador global, seleccionó a cinco.
Se decidió por 3Vectores, porque "intuía que el diseño le podía enseñar algo". Además, según contó Della Mea, le gustaba Uruguay por los temas sociales a los que la joven adhiere.
En mayo del año pasado regresó a Italia, luego de participar en varios proyectos, talleres sobre economía circular y medir el impacto económico de esas acciones. En su carta sobre los aprendizajes de la pasantía, que Della Mea compartió este martes en Facebook, cuenta que más allá de las capacidades técnicas y de trabajo, lo primero que aprendió fue a intentar, aunque se equivoque. "La mejor manera para hacer algo sin saber cómo, simplemente, es intentar hacerlo. Más tarde entendí que eso puede llevar a equivocarse y que está bien aceptarlo", escribió.
En el texto también cuenta que se emocionó frente a la posibilidad de impactar concretamente en la realidad de un país y a la capacidad de una comunidad de vincularse por el propósito de un mundo mejor.
Además, reconoce su crecimiento personal, estando lejos de su país, y que a pesar de la barrera idiomática -aunque estando acá aprendió a hablar español- comprobó su "fuerza de voluntad personal, del pensamiento positivo y de la empatía que puede conectar personas".
"Me sorprendí por la accesibilidad y la transparencia de Uruguay, por la confianza y la buena vibra de su gente"
Ciurlante también se interiorizó en las costumbres uruguayas. Aprendió a preparar el mate y "a clasificar el dulce de leche en base a color, sabor y textura", y elogió Cabo Polonio, como "el mejor lugar del mundo para mirar las estrellas".
Aquí la carta completa que emocionó a la empresaria Della Mea.
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