AFP

La Casa Blanca admite que hay un "gran problema" en la frontera ante la llegada de miles de menores

Tiempo de lectura: -'

18 de marzo de 2021 a las 15:28

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Por Aime Williams

Joe Biden hizo campaña por la presidencia con la promesa de modernizar el sistema de inmigración de EEUU, ofrecerles una vía de acceso a la ciudadanía para millones de inmigrantes indocumentados y pasar sus primeras semanas en el cargo revirtiendo muchas de las restricciones de Trump en materia de viajes y visados.

Sin embargo, tras dos meses de presidencia, Biden está haciendo todo lo posible por contener el repentino aumento del número de niños que están intentando cruzar la frontera entre EEUU y México, lo que ha desencadenado una crisis política y ha suscitado críticas a la política de inmigración de su administración por parte de ambos bandos del espectro político.

Los republicanos afirman que el fuerte aumento de los cruces de inmigrantes es un resultado directo de los esfuerzos de Biden por liberalizar la política de inmigración y de su incapacidad para asegurar la frontera. Los demócratas, por el contrario, están enfurecidos por la detención de un elevado número de niños no acompañados por parte de agentes fronterizos estadounidenses.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, por sus siglas en inglés) dijo la semana pasada que casi 9.500 niños no acompañados llegaron el mes pasado a la frontera suroeste de EEUU con México, la cifra más alta desde mayo de 2019, lo que representa un aumento del 62% en comparación con enero.

Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de EEUU, declaró el martes que EEUU está "en vías de encontrar más individuos en la frontera suroeste que en los últimos 20 años".

Defendió la respuesta de la administración y culpó a la administración Trump de dejar un sistema de asilo "completamente desmantelado".

Durante el fin de semana, la administración envió a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) de EEUU para ayudar a gestionar los miles de niños y adolescentes que se encuentran en centros de detención y refugios.

"Reconocemos que es un enorme problema", dijo el lunes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, durante una rueda de prensa.

El lunes, Kevin McCarthy, el principal miembro republicano de la Cámara de Representantes, encabezó una delegación a El Paso, Texas, donde criticó a Biden por detener la construcción del muro fronterizo de Trump e instó al presidente a visitar Texas.

"Vine porque me enteré de la crisis, es más que una crisis", dijo McCarthy. "Esto es angustia humana y lo más triste de todo esto es que no tenía por qué ocurrir. Es una crisis creada por las políticas presidenciales de esta nueva administración".

La semana pasada, el principal miembro republicano del Senado, Mitch McConnell, acusó a Biden de hacer campaña para "debilitar la seguridad fronteriza", mientras que Liz Cheney estuvo entre otros 51 republicanos que le escribieron a Biden el mes pasado exigiendo una sesión informativa del Departamento de Seguridad Nacional.

Doug Heye, estratega republicano y exportavoz del Comité Nacional Republicano (RNC, por sus siglas en inglés), dijo que la inmigración y la frontera solían ser una "motivación" para los fieles del partido, y que el Partido Republicano había "hecho bien" al enfocarse en la inmigración en el pasado.

"Cuando la gente ve las imágenes que estamos viendo ahora mismo procedentes de la frontera, les da a los republicanos la oportunidad de hablar de algo que afecta culturalmente", dijo Heye.

El congresista demócrata de Texas, Henry Cuéllar, le dijo al Financial Times que, aunque el número de inmigrantes que entran en EEUU no alcanza actualmente niveles de crisis, "va en esa dirección". "Lo que lo hace esto más desafiante es que estamos en medio de una pandemia", añadió Cuéllar.

Los contrabandistas han difundido el mensaje entre los habitantes del llamado Triángulo Norte de Honduras, Guatemala y El Salvador de que el gobierno de Biden está permitiendo la entrada de centroamericanos.

Muchos de esos potenciales emigrantes huyen de la pobreza — agravada por dos huracanes devastadores que azotaron la región dos veces en noviembre — así como de la violencia en sus naciones, plagadas de corrupción.

Biden ha suspendido el uso de una norma de salud pública activada por Trump que le permitía a EEUU expulsar inmediatamente a los niños que cruzaran la frontera de forma ilegal. La norma sigue vigente para los adultos.

La CBP dijo que 100.441 personas, incluidos los 9.500 niños, intentaron ingresar por la frontera sur en febrero — un aumento del 28% respecto a enero — aunque muchos adultos fueron rechazados. Esa cifra contrasta con los casi 37 mil del mismo mes del año pasado y los 76.500 del mismo mes de 2019.

El creciente número de niños que están ingresando a EEUU, junto con procedimientos más complejos para investigar a los posibles tutores de los niños, ha causado que las autoridades tengan dificultades para hacerle frente al aumento y ha impulsado el restablecimiento de los polémicos refugios temporales para albergar a los niños, como en Carrizo Springs y Donna, en Texas.

"Cuando se trata de niños no acompañados, no se puede liberar a un niño por su cuenta", dijo Aaron Reichlin-Melnick, asesor político del Consejo Estadounidense de Inmigración. "Siendo realistas, encontrar nuevas ubicaciones físicas e instalaciones para acoger a los niños con el personal necesario para atenderlos es un proceso que tarda semanas o meses".

Pero Reichlin-Melnick advirtió que las nuevas instalaciones, con capacidad para cientos de niños, "no pueden convertirse en la nueva norma".

Y añadió: "A nadie le gusta que se hayan reactivado y hay muchas preocupaciones sobre cómo se gestionan y sobre la supervisión y la rendición de cuentas y la garantía de que los niños sean tratados de forma segura y humana".

Las críticas han sido amplificadas por los demócratas progresistas, incluyendo la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, que el mes pasado arremetió contra la apertura de las instalaciones en Carizzo Springs. "Esto no está bien, nunca ha estado bien, nunca estará bien. No importa la administración ni el partido", escribió Ocasio-Cortez en un tuit.

Los expertos en inmigración dicen que, a corto plazo, el gobierno de Biden no tiene otra opción que retener a los niños que cruzan la frontera sin compañía.

"Eso sigue siendo mejor que devolverlos sumariamente a México sin procesar sus solicitudes o ponerlos en contacto con patrocinadores que puedan cuidarlos en EEUU mientras se resuelven sus solicitudes", dijo Jennifer Minear, presidenta de la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.