La conjuntivitis es un proceso inflamatorio generalmente causado por una infección, pero puede haber otras razones. Afecta la parte conjuntiva del ojo -la esclerótica- y la cara interna de los párpados. Generalmente se manifiesta dejando los ojos rojos, con secreciones y puede acompañarse de prurito (picazón).
La mayoría de las veces, se debe a una infección viral, pero se le pueden agregar bacterias que colonizan en la región. En ocasiones la conjuntivitis puede ser causada por irritantes químicos, mientras que otras veces puede ser una manifestación de una enfermedad alérgica.
Poder evitarlas depende mucho del tipo de conjuntivitis. En el caso de irritación química, hay que evitar la exposición a esos factores. Por ejemplo, el cloro de una piscina puede producir una irritación conjuntival y desencadenar en que un niño tenga conjuntivitis.
Cuando es por alergia, no se pueden evitar, pero se pueden tratar. Y por último, la prevención de la infecciosa, va asociada a algunos factores como la buena higiene de manos y evitar el contacto con personas que estén enfermas con afecciones respiratorias. Este tipo de virus del puede generar una conjuntivitis.
En los niños puede suceder en cualquier etapa. Incluso, se observan casos en recién nacidos. Cuando una madre da a luz, el pequeño recibe unas gotitas en los ojos de nitrato de plata con el fin de prevenir posibles infecciones del canal de parto, lo que a veces produce una reacción conjuntival y da una conjuntivitis química. Es un episodio transitorio y pasajero. Si se le lavan los ojos con suero mejora a corto plazo.
Algunos bebes presentan conjuntivitis asociada a la obstrucción del lagrimal y generalmente se soluciona con el tiempo. En otras edades es más frecuente la conjuntivitis infecciosa o alérgica.
Si el niño del hogar manifiesta una molestia en los ojos, se recomienda consultar con el pediatra de referencia, porque hay que confirmar que se trata de conjuntivitis y no de otra enfermedad.
Es importante el control ya que si se deja evolucionar, puede conllevar a consecuencias mayores, como úlcera o inflamación del párpado. Por ello, siempre frente a un ojo rojo y con secreción, sea clara o purulenta (amarillenta, por pus), hay que consultar.
El diagnóstico se realiza mediante la observación clínica y el tratamiento depende del tipo de conjuntivitis. El manejo de la enfermedad implica muchas veces utilizar soluciones salinas, cuando la conjuntivitis es más clara, y otras veces algunos colirios con antibióticos para tratar las infecciones bacterianas.
Es una enfermedad sumamente contagiosa, por eso se recomienda extremar la higiene de manos y los cuidados, como no compartir toallas y cambiar las fundas con frecuencia.
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