Se crió en La Blanqueada. Iba a la escuela pública Panamá y se metió a jugar al baby fútbol nada menos que en el Urreta, club que sacó jugadores de todo tipo, entre ellos, Luis Suárez.
En aquella época recibió premios de parte de otro exfutbolista de esos colores, Marcelo Tejera, quien ya empezaba a despuntar en Defensor Sporting y con el que años después sería compañero durante un tiempo en los violetas.
También en ese club de baby estaba Marcelo Broli -actual técnico de la selección uruguaya sub 20-, que era un poco mayor que él.
“En Urreta, jugaba de ‘5’, y cuando llegué a Defensor, el profe (César) Santos me dijo que donde podía hacer carrera era de zaguero central”, cuenta Juan Pablo Péndola a Referí.
En los ratos libres, visitaba a su abuelo Amadeo, quien se había jubilado de Funsa y había puesto una bicicletería por el Parque Rivera. “Yo lo ayudaba y arreglaba las pinchaduras para hacerme algunos pesos”.
Recuerda entre risas que una vez, Amadeo le prestó una bicicleta que le habían dejado para reparar, para que paseara un rato por el parque y cuando llegó, estaban los dueños y se moría de vergüenza. “Mi abuelo les dijo que me la había dado para probarla”.
Péndola afirma que jugó al fútbol “gracias al profe Santos. Él me encaminó en una cancha”.
Luego de hacer las juveniles en Defensor Sporting, fue citado a la primera selección uruguaya sub 15 que se armó cuando estaba Víctor Púa.
Fue escalando y estuvo en la celeste sub 17 y en la sub 20, cuando las selecciones de Púa, y tuvo compañeros como Diego Forlán, Damián Macaluso -con quien formaba zaga central- el Ruso Pérez, Martín Ligüera, Javier Chevantón, Omar Pouso, Gonzalo Sorondo, Fabián Canobbio y Fabián Carini, entre otros.
“Fue hermoso jugar en la selección. Era un grupo bárbaro de compañeros y casi todos hicieron una gran carrera”, recuerda.
De Defensor Sporting estuvo dos años a préstamo en Juventud de Las Piedras ya en Primera división. Luego pasó a Bella Vista, Central Español y se fue a Cienciano de Perú.
El destino lo estaba esperando. Allí conseguiría un título continental con el club de Cusco.
“Me fue muy bien. Le ganamos la Recopa Sudamericana 2004 a Boca Juniors por penales en Estados Unidos. Erraron Tevez y el colombiano Fabián Vargas. Habíamos empatado en la hora 1-1. En ese Boca que dirigía Miguel Brindisi, además de Tevez, jugaban Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo, el arquero Roberto Abbondanzieri, Rolando Schiavi y Andrés Guglielminpietro. En nuestro equipo estaba también el uruguayo Daniel Gamarra”, dice.
De ahí pasó a Tacuarembó en donde conoció a Silvia, quien hoy sigue siendo su esposa, y fue compañero de Guillermo Almada, con el Quico Salomón como técnico.
Sergio Cabrera es uno de los amigos que le dejó el fútbol. Lo tuvo como técnico en Séptima de Defensor Sporting, luego lo llevó a Juventud y también lo tuvo en Bella Vista. La amistad prosigue hasta hoy.
Se fue al fútbol de Ecuador en donde no pasó del todo bien, ya que no le pagaban. Justo estando en ese país nació su hija Sabrina, quien hace poco festejó los 15 años. Como no le pagaban, se fue a jugar a Venezuela cuando tenía 20 días de nacida.
El Tanque Sisley fue su nuevo equipo. Allí vivió buenos momentos futbolísticos, pero otra vez debió penar con las deudas, en este caso, de otro club.
A principios de 2018, Fredy Varela, el presidente, no consiguió el dinero y el equipo no jugó más por adeudos anteriores.
“Habían dicho que El Tanque iba a jugar este año, que un empresario iba a poner parte del dinero. La deuda con los jugadores, se tenía que arreglar con cada uno por separado. Algunos accedieron y otros no, algo totalmente entendible. No hubo acuerdo con todos y El Tanque no pudo jugar”, explica.
A Juan Pablo le deben desde 2017 que fue el último año que jugó y se generaron intereses. Le adeudan un dinero desde hace cinco años.
En mayo de 2021, 43 jugadores uruguayos fueron beneficiados por el fondo creado por la FIFA y FIFpro, una organización internacional de futbolistas que defiende los derechos de estos en sus respectivas asociaciones, y esos profesionales recibieron entre todos US$ 172.649.
“Cobramos un porcentaje con una partida que FIFpro, por gestiones de la Mutual y de la AUF. Sucedió en Uruguay y en varios países más”, cuenta.
Cuando dejó el fútbol activo, con el curso de entrenador aprobado, a los 15 días de dejar de jugar estaba de ayudante técnico del Chavo Díaz dirigiendo en la Copa Sudamericana, en Universidad Católica de Quito y de ahí en poco tiempo emigró a León de México.
Luego, desde agosto de 2018 a mediados de 2019, trabajó con Juan Tejera en Racing. “Nos fue muy bien”, comenta.
En noviembre de ese año, fue contratado por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) para ser ayudante técnico de Gustavo Ferreyra en la sub 20.
Pero cuando estaba todo encaminado, llegó la pandemia mundial por coronavirus y las cosas se complicaron.
“Empezamos a entrenar en noviembre de 2019. En diciembre fuimos al Preolímpico con la sub 23, en el que terminamos terceros, y en febrero arrancamos el proceso. En marzo íbamos a jugar con Honduras, estábamos en el Saroldi viendo River-Honduras que jugaba con nosotros en pocos días, y se tuvieron que ir de apuro porque llegó la pandemia”, recuerda.
En aquel grupo seleccionado, Ferreyra y Péndola dirigían a Manuel Ugarte, César Araújo, Matías Arezo, el Canario Álvarez Martínez, Matías Ocampo, Martín Satriano antes de que se fuera al exterior, Renzo Orihuela, Lucas Monzón -quien ahora está en Estados Unidos-, Fabricio Díaz, quien ahora integra la sub 20 nueva, Thiago Borbas y Kevin Alaniz, entre otros.
“En esos meses del inicio de la pandemia en 2020, estuvimos en seguro de paro durante cinco meses, cobrando un ficto. El Maestro Tabárez y su cuerpo técnico también estaban en el seguro y ganábamos lo mismo (se ríe)”.
Recuerda que “cuando se suspendió el Sudamericano de enero de 2021 y se iba posponiendo por la pandemia, se reestructuró todo. La AUF tuvo un buen gesto y se extendió nuestro contrato hasta diciembre 2021. Allí íbamos a firmar un nuevo contrato hasta 2023”.
En setiembre de 2021 empezaron a preparar a la generación nueva. Se llevó a cabo una gira por Costa Rica y Honduras, y en diciembre se disputó un torneo en Chile, de una semana.
En aquel grupo estaban Fabricio Díaz, el arquero campeón con Peñarol de la Copa Libertadores sub 20, Randall Rodríguez, Diego Abreu -quien se recupera de una lesión-, es decir, prácticamente los mismos que tiene Broli ahora.
Pero en diciembre, cuando se terminó el contrato, la AUF decidió no renovarlo y se quedó sin trabajo.
Al salir de la selección, entró nuevamente en seguro de paro.
“Con el paso del tiempo se dio una propuesta para volver al fútbol, pero por un tema familiar no pude agarrar. Tengo una peluquería con mi señora, pero ella tiene un problema de salud, y entonces el negocio está cerrado hace dos meses y tiene para un buen tiempo más”, explica.
Hace poco tiempo, por una pareja de amigos le salió un trabajo para repartir pollos, que hace en su propio auto.
“La idea es poder entrar en lugares más grandes, rotiserías, clubes de fútbol. Por ahora es a nivel de contactos y en el boca a boca. Me piden por celular o Instagram a ‘Los pollos de Juan’", cuenta.
Y agrega: “Hoy es mi sustento económico principal, porque tuvimos que cerrar la peluquería. Me ha servido también para mantener la cabeza ocupada, porque mi papá falleció hace muy poco y está este problema de salud de mi señora”.
Juan Pablo Péndola vive el presente con una sonrisa, pese a todas las vicisitudes de los últimos tiempos. Y las posibilidades de volver al fútbol, su verdadero mundo, siguen intactas.
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