Camilo dos Santos

La movida política que sacudió el tablero

Cuando la oposición asumía que dominaba la agenda y obligaba al oficialismo a quedar en retaguardia, el presidente sorprendió con un anuncio que se convierte en el principal tema de debate en serio

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11 de septiembre de 2021 a las 05:03

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¿Le dará resultado? La respuesta no está escrita y no hay seguro de que sea afirmativa, pero nada se logra si no se busca. Y el presidente salió a buscarla.

Lacalle Pou precisa recuperar iniciativa en el debate interno, generar entusiasmo entre su base electoral y de los aliados, transmitir firmeza política al exterior, captar atención de inversores de esos que valoran la apuesta a una apertura de mercados y la estabilidad política de un país, a esos que agrada que gobierno y oposición se sienten a la mesa a dialogar cordialmente. Y precisa abrir campo a los negocios y a las exportaciones.

¿Le será útil lo de esta semana para todo eso?

Es una movida política con mensajes para dentro del país y para afuera, pero sobre todo es una demostración de fuerza.

El presidente sabía que tenía que sacudir el tablero, porque la oposición le había sorprendió con una acción fuerte, inesperada, con la presentación de recurso contra la LUC, que lo obliga a repensar planes y adecuar estrategias de reformas. Precisaba mover alfil y torre al mismo tiempo, para evitar disgustos colectivos o de sectores particulares que le jueguen en contra, en un posible referéndum.

Y así, como en el juego de la batalla naval cuando las bombas pican cerca, en lugar de ensayar la mejor defensa, Lacalle Pou movió en ofensiva.

Parecía quieto, y en realidad estaba esperando una confirmación para salir duro. Llegó la carta del líder chino y se tiró de clavado.

Como cuando negociaba con los laboratorios para comprar vacunas y entonces se bancó con paciencia las críticas por las demoras en la adquisición y la preocupación que aumentaba por la falta de definición en el tema; y aguardó tener contrato firmada para anuncia un masivo plan de vacunación, ahora se manejó igual.

Como si fuera un mecanismo de acción incorporado a su manera de liderar.

Morderse, aguantar, y esperar el momento del zarpazo.

Hacía días, quizá semanas, que el oficialismo estaba muy atado a responder a la oposición, o sea que de alguna manera parecía resignarse a dejarle al Frente Amplio la fijación de temas de debate, como la campaña contra la Ley de Urgencia, los precios de los combustibles, las críticas a la extensión de contrato en el Puerto, la gestión en Ministerio de Turismo o la discusión sobre si el preso fugado (y recapturado) se había ido por la puerta o cruzando el campo de alrededor del penal.

El Frente Amplio se ha repuesto del duelo sufrido por la derrota y el desacomodo que supuso el rol de opositor luego de haber sido gobierno, pero la junta de firmas le devolvió confianza, como ese gol que se consigue en los descuentos cuando se había asumido que se estaban perdiendo los puntos del partido.

Con el viento de la arremetida militante, con realineamientos de sectores que mejora el equilibrio de la competencia interna, y con el acuerdo sobre una figura política de aceptación general para presidir la coalición de izquierda, el Frente se volvió a parar en el ring y se sintió con fuerza para golpear al gobierno.

Aunque la efectividad legislativa de la coalición multicolor se mantiene, y esta semana tuvo otras demostración sobre la investigadora por turismo, siempre aparecen amenazas, como lo de algunos senadores blancos que no quieren votar el plan para sacar a familias de los cantegriles, si es financiado con recursos que irían a una cuenta bancaria de Colonización. Con soldados propios así, no se precisan enemigos.

Pero, hasta ahora, la coalición ha funcionado.

En medio de eso, el presidente sorprendió al anunciar que Uruguay y China encaran un estudio de factibilidad para negociar un acuerdo comercial bilateral.

Sorprendió a la Argentina, donde decían: para qué quiere libertad si nadie va a querer un TLC con Uruguay.

Sorprendió a la oposición uruguaya, porque China no es el Tío Sam sino un país comunista, con el que el Frente Amplio mantiene relaciones amistosas; y oponerse a esto tiene un costo político internacional.

No se puede saber si habrá o no acuerdo, y si lo hay, cuando podrá concretarse, pero un anuncio formal de este tipo genera impacto en el mundo empresarial, y más en un escenario de Sudamérica convulsionada, que deteriora el clima de negocios regional.

Un líder puede tirar una idea para provocar un debate y dependerá de su habilidad para lograr que todos hablen de ese tema, pero si lograr poner sobre la mesa un asunto fuerte en serio, ahí sí obliga a todos a pronunciarse sobre eso y a no poder eludir el tema.

La negociación con la República Popular China por un TLC es un asunto concreto y fuerte. Pero nunca hay un tema único para que el debate gire sobre él como hacen los planetas alrededor del sol.

Ahí entra a jugar la habilidad política de unos y otros.

Pero mientras la oposición crecía en empuje y las encuestas reflejaban deterioro de luna de miel presidencial con la opinión pública, Lacalle Pou movió fuerte y consiguió que China abriera la puerta.

Uruguay tiene una oportunidad económica; el gobierno tiene una oportunidad política.

Nada es igual a partir del anuncio del martes. Volviendo a la pregunta del comienzo, si esta movida le dará resultado al presidente, en lo político y en lo económico, las respuestas no son lineales, pero sí tiene que tener un efecto positivo para la imagen internacional y el clima de negocios, aunque puede acarrear dolores de cabeza.

En los partidos de oposición tomaron nota y comenzaron a considerar cómo pararse en el tema.

En el oficialismo, un senador blanco apareció sonriendo ayer junto al precandidato presidencial del Frente Amplio en Cerro Largo, en una movilización contra una de las dos iniciativas prioritarias del gobierno para el Presupuesto 2022. La izquierda tiene asumido que eso no se hace, pero …

Lacalle Pou juega bien pero no mueve solo; la oposición mejora su performance y el oficialismo recae en desbarajustes internos.

Más allá de consideraciones políticas partidarias, lo importante para el país es la puerta abierta de China, con la advertencia de que no se abraza a ese país, sino que manifiesta voluntad de acordar con el que levante la mano, porque lo que importa es abrir mercados. 

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